El asma es una enfermedad crónica que afecta las vías respiratorias, los conductos que transportan el aire hacia adentro y afuera de los pulmones. En las personas con asma, las vías respiratorias se inflaman y se estrechan, lo que dificulta la respiración, ya que sienten que no pueden tomar el aire. Esto puede silbidos u opresión en el pecho, tos y dificultad para respirar, especialmente por la noche o durante el ejercicio. 

En Colombia, la prevalencia del asma se estima en alrededor del 10% en la población general. Sin embargo, las tasas pueden variar significativamente dependiendo de la región y el grupo de edad: 

•Bogotá: 13.6%** 

•Medellín: 10.8%** 

•Cali: 9.2%** 

•Barranquilla: 8.7%** 

“El asma se produce por una combinación de factores genéticos y ambientales. Los factores que pueden afectar la prevalencia del asma son la zona geográfica, calidad del aire, exposición a agentes que produzcan alergias, infecciones respiratorias, tabaquismo, entre otras” Afirma Mauricio Alberto Rodríguez Escobar, médico familiar y docente de la Universidad El Bosque.  

En general es más prevalente en los niños y adolescentes que en los adultos.   Antes de los 18 años es más frecuente en personas que hayan nacido por cesárea, prematuras, o que no hayan tenido lactancia materna facilitan el riesgo de tener asma. 30% de los colombianos padecen de asma por herencia, si ambos padres tienen alergias o asma, el riesgo aumenta al 70%. 

“Algunas acciones que podrían disminuir este riesgo son amamantar a sus bebés durante al menos seis meses, evitar exponer a sus hijos al humo del tabaco, mantener sus hogares libres de alérgenos, como ácaros del polvo, caspa de mascotas y moho. También, lavar las manos de sus hijos con frecuencia, enseñarles a evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca. Finalmente, llevar a sus hijos al médico para chequeos regulares y vacunas” añade Rodríguez. 

Una persona a la que ya se le ha diagnosticado asma puede tener desencadenantes (situaciones que hacen que aparezca una crisis de asma): contacto con polen, los ácaros del polvo, las mascotas y el moho. Hacer ejercicio, humo o emociones fuertes.  

El diagnóstico del asma se basa en los síntomas del paciente, en un examen físico.  Se puede corroborar con pruebas de función pulmonar, estas pueden medir la cantidad de aire que puede entrar y salir de los pulmones y la rapidez con la que se pueden vaciar.  Las pruebas de función pulmonar (espirometría) se hacen antes y después de aplicar un medicamento broncodilatador. 

El asma no tiene cura, pero se puede controlar con el tratamiento adecuado, con medicamentos y cambios en el estilo de vida como evitar los desencadenantes del asma, hacer ejercicio regularmente y mantener un peso saludable. 

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