Por Guillermo Romero Salamanca
Las imágenes son estremecedoras y difíciles de creer: personas que se pegan de un avión que despega de Kabul y segundos después caen desde más de 400 metros de altura, juicios en las calles a las mujeres, jóvenes que blandean sus armas y prometen avanzar a otras tierras, el aeropuerto atestado de personas que intentan huir, bancos abarrotados de clientes que buscan retirar sus ahorros, niños con hambre en las calles, muertos acá y allá.
Afganistán es un país montañoso sin salida al mar ubicado en Asia, concretamente en la región de Oriente Medio. Limita con Pakistán al sur y al este, con Irán al oeste, con Turkmenistán, Uzbekistán y Tayikistán al norte, y con China al noreste a través del corredor de Waján.
Se requiere de un estudio minucioso sobre lo ocurrido en Afganistán. Son más de 20 años de luchas por instalar un gobierno islámico radical. Por allí han pasado Rusia que determinó retirarse de manera abrupta, luego llegaron los Estados Unidos y una alianza de países europeos, pero los talibanes, escondidos en las montañas dieron una guerra de guerrillas con la cual lograron su objetivo.
El mundo culpa a uno y a otro de la situación. Joe Biden, presidente de los Estados Unidos, dice que no podría hacer más por un país en guerra civil. Donald Trump le pide que renuncie. El Papa Francisco pide oraciones por ese país.
En América Latina sus habitantes se preguntan sobre dónde queda Afganistán y qué es lo que está sucediendo.
El Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas se reunió de urgencia para entender los últimos sucesos tras la ofensiva relámpago en la cual el ejército talibán se hizo con el control de todo el territorio afgano.
Los 15 países miembros del Consejo pidieron a los talibanes que escuchen a los afganos antes de tomar decisiones.
En especial se pidió sobre la atención a las mujeres y las niñas, luego que el anterior Gobierno talibán, siguiendo una línea dura del islam, exige un sinnúmero de prohibiciones a las mujeres.
China –de manera diplomática– siempre ha indicado que la única salida al conflicto en Afganistán es una solución política.
Este lunes 16 de agosto en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York ha estado en pleno movimiento.
Los medios de comunicación del mundo sostienen que la caída de la mayoría del país en manos de los talibanes ha ocurrido poco después de que en mayo las fuerzas de EE.UU. y de la OTAN comenzaran la fase final de la retirada, entregando todas sus bases militares a las fuerzas afganas.
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ha instado a las partes en conflicto en Afganistán, «especialmente al talibán», a ejercer la «máxima moderación», asegurar la ayuda humanitaria y «proteger» a los civiles, después de que los insurgentes hayan conquistado la capital, Kabul.
UN PUEBLO HAMBRIENTO
Unos 18 millones, más o menos la mitad de la población, necesita comida, pero las necesidades son de todo tipo. En este artículo explicamos como, en medio de los ataques de un conflicto que se ha intensificado, y en medio de la sequía, la pandemia y el hambre, la agencia de la ONU encargada de velar por el bienestar de los niños mantiene los esfuerzos por continuar prestando ayuda humanitaria, dijo la ONU.
Según la Unicef más de 18 millones de personas necesitan ayuda humanitaria. Cuatro millones de niños no están escolarizados. Unas 400.000 personas han abandonado sus hogares para buscar refugio, de las cuales más de la mitad son niños.
LA VIDA DE LAS MUJERES
“Las mujeres afganas han sido blanco de ataques por denunciar los ataques de los talibanes o simplemente por ocupar puestos de autoridad.
Desde el comienzo de 2021, las muertes de civiles han aumentado en casi un 50 % con más mujeres y niños muertos y heridos en Afganistán que en los primeros seis meses de cualquier año desde que comenzaron los registros en 2009, informó la ONU en julio.
El Gobierno afgano ha culpado de la mayoría de los asesinatos selectivos a los talibanes, que niegan haber llevado a cabo estos crímenes”, informó France 24.
PETICIÓN DEL CONSEJO DE SEGURIDAD
Durante su intervención ante el Consejo de Seguridad de la ONU, que se ha reunido para abordar la situación en el país asiático, António Guterres ha destacado que las imágenes que llegan desde Afganistán muestran «caos, inquietud, incertidumbre y miedo» y ha recalcado que el conflicto ha obligado a «cientos de miles» de personas a abandonar sus hogares.
El representante permanente de Afganistán ante la ONU, Gulyam Iskhakzai, advirtió que los talibanes ya empezaron a registrar domicilios con la intención de deshacerse de sus opositores.
La representante permanente de EE.UU. ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, instó a los talibanes a garantizar la seguridad de la población civil de Afganistán y el funcionamiento de las organizaciones humanitarias.
Según el representante permanente de Rusia ante la ONU, Vasili Nebenzenia, las medidas de Rusia en relación a Afganistán vendrán determinadas por los pasos de los talibanes.
Nebenzenia estima que Irán podría desempeñar un papel importante en la resolución del conflicto, al tiempo que recalca la preocupación que suscita en Rusia la amenaza terrorista proveniente de Afganistán.
La pregunta que se hace el mundo ahora es ¿hacia qué lado comenzará la expansión de los talibanes?
Rusia espera atenta. Pakistán –donde vivieron escondidos por años—parece ser el primer país a invadir. Irak se encuentra débil luego de años de peleas y puede acceder. Israel mira con recelo todo lo que sucede en Afganistán.
El movimiento geopolítico ha cambiado radicalmente desde este 15 de agosto.
También puede leer: