Por Guillermo Romero Salamanca
-Don Antonio, ¿desea un whisky?, le pregunto sonriente el mesero.
–Sí. Sello Negro.
–¿En las rocas?
–No. En la mesa.
Esa tarde fría y capitalina Antonio José Caballero estaba pletórico de emoción. La Asociación Colombiana de Locutores le acababa de notificar el recibimiento del premio “Julián Ospina”.
–¿Fue la entrevista con Arafat la más importante?
–No. Las tres con Fidel Castro. Para mí Castro es el personaje latinoamericano de este siglo. Después de Bolívar, sigue él.
Aunque Antonio José ha entrevistado a políticos, presidentes, cardenales, obispos, cantantes, pontífices, no lleva un archivo de sus entrevistas, por ello debe recurrir a su prodigiosa memoria.
Antonio José es un pequeño sibarita. Ama el pato a la naranja, el vino blanco y frío, el buen whisky, camisas de seda, enamorar, conversar, pero ante todo es un reportero por naturaleza. “Yo no concibo la vida sin la reportería. Lo es todo. Por eso no he pensado ni en tener hijos”, aclara.
De cada uno de sus entrevistados guarda una frase o un recuerdo especial.
De Karol Woytila le impresionó su conocimiento del mundo cuando fue elegido Papa. “Colombia necesita paz, nos dijo, pero en esos días el problema estaba en el Medio Oriente y él aclaró: “No importa ir tan rápido, sino hacer las cosas bien”.
Cuando habló con Fidel Castro sobre la muerte, él le comentó: “Yo deseo que Cuba me regale un pedazo de tierra para ver si así encuentro lo que tanto hablan del descanso eterno”.
El susto más grande de su vida, desde luego lo representa el atentado que el M-19 le hiciera a Jaime Castro, ministro de gobierno del presidente Belisario Betancur. “Estábamos haciendo una entrevista en su carro. Él anunciaba la terminación del Estado de Sitio en 7 departamentos. De pronto en la Carrera Quinta, en pleno barrio de la Perseverancia salieron como 40 tipos montados y amparados en un carro grúa. En un momento no supimos que sucedía. Yo le dije: ministro es un atentado. El chofer emprendió carrera y en menos de cinco minutos estábamos en Palacio. Estábamos cogidos de la mano. ¡Qué susto tan tenaz¡ El doctor Castro me decía: “Ala , Antonio José, yo no vi nada”. Yo le respondí: Pero cómo iba a ver si trae las gafas en la boca.
Antonio José es un osado de miedo. Cuando vino el presidente Reagan a Colombia buscó una entrevista, pero ningún periodista pudo acercarse a presidente estadounidense. El hombre de Santander de Quilichao vio cómo la gente seguridad tenía la misma escarapela, pero cruzada con una línea roja. Él la hizo también. Y así llegó a pocos metros del mandatario. Él se detuvo y en principio se asustó y claro se le lanzó toda la jauría de escoltas.
-Excuseme, president Reagan. I am a colombian report.
-And, what?, le dijo el exactor.
–Un saludo para el pueblo colombiano, gritó Caballero.
–Is very good, le respondió.
“Eso fue todo lo que pude hacer”, comenta ahora mientras degusta su segundo Sello Negro.
Del Whisky tiene un recuerdo muy especial. “En una oportunidad, cuando ir a La Uribe era todo un misterio, Amparo Peláez y yo fuimos a hacer un reportaje para televisión. Y dijimos: “Ala, esos tipos por allá en el monte. Llevan treinta años buscándose líos, llevémosle una garrafa de aguardiente. Y claro, la llevamos. Cuando llegamos allá, se la dimos a Jacobo Arenas. Él agradecido nos dijo: “Pues esta démosela a la muchachada, porque Manuel toma Chivas Regal y yo, coñac”.
En 1986 cumplirá 20 años de vida profesional. En el medio periodístico se le conoce como “terciopelo” por su carácter. El apodo se lo debe a Hernán Gardeazabal y lo bautizó en un campeonato de Fórmula Uno en Mónaco. “Llegamos allá y fuimos a buscar rollos para las cámaras. En un almacén un señor nos atendió y nos dijo que no había uno solo. Entonces yo me enfurecí y le decía: “viejo pendejo, ¿entonces para qué tiene este almacén si no lo va a surtir? Y mil cosas más. Y Hernán me dijo: “tranquilo terciopelo, tranquilo” Y allí me llegó mi calvario”.
De Yaser Arafat recuerda su primera entrevista en Europa. “¿Comandante qué sabe de Colombia?, le pregunté. “Que es la Palestina de América Latina”, me respondió.
Recuerdos buenos, regulares y no tan buenos tiene Antonio José de sus años de reportería. “Me dio mucha tristeza en Nicaragua cuando fui a entrevistar a los FSLN y resultó ser un grupo de muchachos de doce años. Uno llevaba un escapulario de la Virgen del Carmen. Yo le interrogué por el motivo de cargarla. Ni corto ni perezoso me dijo: “La Virgen también protege a los comunistas”.
Mi verdadero maestro es don Juan Gossaín. “El me ha dado todo el apoyo para realizar esta carrera”.
De Colombia también guarda notas impresionantes. “Yo fui en una oportunidad a san José del Guaviare. Había diez concejales de la UP y dos más independientes. Era la época de la abundancia. Todo era costosísimo. A los pocos meses me enteré que los ediles de la UP se habían matado unos con otros, sólo sobrevivían los independientes”.
–¿A quién le falta por entrevistar?
–A muchos. Pero quisiera hacer una entrevista con Gorvachov y contra con Chavarnadze.
–Ole, Antonio José y ¿cuándo va a escribir un libro con sus experiencias?
–Y con qué tiempo. Me levanto todos los días a las 4 de la mañana y me acuesto por ahí a las once de la noche.
Y ahora tiene afán porque debe presentar “Reporteros del mundo” en la cadena 3. Y se avienta un tercer Sello Negro.
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