Por Gabriel Ortiz
“Tanto va el cántaro al agua, hasta que por fin se rompe”, sentencia el adagio popular que se aplica con rigor al presidente, tras sus permanentes confusiones.

Lina María Garrido, una de sus más aguerridas seguidoras, hermosa y valiente llanera, no resistió más los engaños, la politiquería y las triquiñuelas que hacen parte de la jerga y galimatías con las que Petro busca votos y “prestigio”.
Llegó encandilando, burlando y proponiendo un gobierno de “unidad popular”, del que se arrepintió, cuando sus consejeros y otras plagas fueron llegando al nuevo gobierno.
Las interminables peroratas, con las que “entretenía” a quienes reunían en plazas públicas financiadas, con los dineros del pueblo, e ilegalmente televisadas, eran tropeles de mentiras y falsas promesas.
Cada día, cada sermón, cada monserga, estaban impregnados de confusiones politiqueras. Cada palabra tenía el sello de las arengas que utilizan los demagogos para arrancar gritería, arrebato y fogosidad. Oros y moros de barro, arrancaban gritería y frenesí que el orador aprovechaba para satisfacer sus emociones, desequilibrios y dislates, que frecuentemente lo deleitan.
Pero el cántaro se rompe y la multitud descubre su debilidad. Eso fue ocurriendo a marchas forzadas. Las falacias, el fraude, la trampa y la politiquería, van camino a un final ineludible. No hay multitud que trague enteras verdades y mentiras, sin descubrir al patrañero.
Hacia allá, está llegando el actual estado de las cosas, ante las falacias, contradicciones y mentiras con las que repleta sus peroratas el jefe del estado. Cuando habla de déficit, del mal gobierno, de pobreza, de falta de servicios de salud, de presupuesto deficitario, de malos ministros, -de los que quiere salir- de escasez de pasaportes, de negros, de indios, de interminable corrupción estatal, de violencia extrema, de déficit en fondos de la fuerza pública, de derroche de viajes presidenciales, de violación de funciones del congreso y la justicia y de tantas cosas más a las que lo conducen sus delirios, alucinaciones y trastornos. Pero Petro dice que todo eso fue en los gobiernos anteriores. En el de él no ve nada.
Nada se diga de sus arrebatos internacionales. Sus delirios lo conducen a foros internacionales para remediar el desequilibrio del planeta. El Medio Oriente, lo fascina y quiere arreglar “el problema”, tiene la fórmula para mantener en el poder a todos los países progresistas del mundo. Inauguró un foro sobre Karl Marx, cuando desapareció dos días en uno de los sitios más tenebrosos y depravados de París. En Ecuador protagonizó otra de sus escapadas.
Fue al foro La Ruta de la Seda, para regresar con sedosos perdones para todos los más tenebrosos criminales que existen en Colombia, liberándolos y ofreciéndoles mantener sus ingentes riquezas, mientras el país entero está en guerra total.
Lina María Garrido, llegó al hastío con la farsa de su exjefe Petro, al igual de lo que ocurre con quienes creyeron en él y mientras el cántaro hace agua.
BLANCO: No se pueden tomar a broma las amenazas contra el alcalde Carlos Fernando Galán. Este es un país amenazado, porque no existe seguridad.
NEGRO: Este país no resiste más: un sindicato del Ministerio de Defensa quiere despojar de su curul a Miguel Uribe, porque el Estado no fue capaz de darle seguridad.
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