Por Guillermo Romero Salamanca

El maestro Calixto Ochoa tenía una imaginación fuera de lo común. Le encantaba soltar unas carcajadas del tamaño de las de Otto Morales Benítez. Pasó su vida componiendo, cantando, riendo y contando historias únicas, exclusivas, como la del “Calabacito alumbrador”.

El tema describe a los sucesos imaginarios de Calixto con un personaje llamado como “El compae Menejo”, que vivía en una montaña en la década de los sesenta, donde todavía no había llegado el servicio de energía.

El país en ese momento, por ejemplo, tenía unos edificios que tan sólo tenían 14 pisos de alto, estaba a medio descubrir y una carta se podía demorar dos meses en llegar a su destino.

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El Rey Vallenato Calixto Antonio Ochoa Campo pasó por la vida regalando alegrías cantadas que le dieron los más grandes reconocimientos. En su despedida de la vida suenan más que nunca sus canciones. Foto Édgar de la Hoz.

“El Compae Menejo nació en una montaña/ y nunca había visto luz eléctrica en su vida/ Y una vez salió del monte para Sampués/ y allí no hallaba que hacer cuando vio la luz prendida”, empieza el tema famoso.

Y luego, en la voz de Calix y comentando, cuenta la historia: “Si señores, resulta que el Compae Menejo nunca había salido al pueblo y una vez salió en su burro prieto ha Sampués. Cuando llegó era de noche y los focos estaban prendidos. A él, eso le causó admiración y le dijo a uno que venía por la calle: Mire, ¿dónde venden esos calabacitos alumbradores? Y el tipo le dijo: “ahí en frente”. Él fue a la tienda y le dijo a la dueña de la tienda: “Despácheme un calabacito” que sea alumbrador”.

“¿Calabacito alumbrador?, dijo la dueña de la tienda y ¿esos cuáles son?”. “Hombe’ esos que están alumbrando la calle”. “Ahh bueno”. Se los despachó y arranca Compae Menejo pa’ la montaña. Cuando llegó donde la mujer le dijo: “mujé te digo que ese Sampués ahora sí está en adelanto, hay unos calabacitos alumbradores, que aquí te traigo uno pa’que le saques la semilla
y la siembres. Y dice la mujer: “Usooo, pero es que son chiquitos”. “¿Chiquitos?”, dijo el Compae Menejo. No muje’, lo que pasa es que están atropellaos del verano ¿oíste? Ojalá vieras el bejuco pa’ que veas como está seco, no tiene ni una hoja”.

La canción fue grabada con Los Corraleros de Majagual, una agrupación creada por don Antonio Fuentes y que pensaba simular a La Sonora Matancera, pero con los ritmos nativos de Colombia. Se le conoce como “El calabacito alumbrador”, pero también como “El compae Menejo”.

El éxito fue arrollador y Calixto se convirtió en un ídolo en Colombia y Venezuela, menos en Sampués –donde hoy en día todavía le tienen cierto recelo porque aseguran que los hizo quedar mal, pero también deben reconocer que, si no hubiera sido por él, el municipio no sería tan famoso.

Durante muchos años, los turistas y visitantes llegaban a la tienda de la esquina del parque principal y preguntaban a la dueña: “¿Señora, hay calabacitos alumbradores?”. La señora ya cansada de tantas preguntas contestaba ya con palabras de dudosa procedencia idiomática.

Calixto fue ídolo con Los Corraleros donde dejó decenas de letras para la historia de la música tropical colombiana. “Los Sabanales”, cantada por Alfredo Gutiérrez, “Mata’e caña” –con múltiples versiones—“El ascensor” –que cuenta la historia de otro personaje que jamás había utilizado un aparato de estos y lo fue a emplear en los Estados Unidos–, “El mosquito”, “El Africano” –mundialmente conocido–, “Playas Marinas”, “Diana” –con la voz de Diomedes Díaz–, “Todo es para ti”, “Charanga campesina”, “Morena”, “Los dos inseparables”, “El reinado”, entre otras. Fue rey vallenato, paseó por casi toda Colombia y en muchos pueblos de Venezuela le hicieron homenajes.

Se gozó la vida y cuando tenía 81 años, ya alejado de las parrandas, se vio afectado por problemas renales que le quitaron la vida el 18 de noviembre del 2015 y muy temprano, a las 6 y 45, partió al cielo a componerle a los ángeles y a los santos.

Un virtuoso y un prolijo compositor.