Con la disminución de los niveles de estrógeno, el cuerpo puede tener problemas para regular su temperatura, provocando repentinos episodios de sudoración intensa

Si estás atravesando la perimenopausia o la menopausia y experimentas dificultades para dormir, es posible que tus niveles hormonales tengan algo que ver. Según la Dra. Pelin Batur, especialista en Ginecología de la Cleveland Clinic, las fluctuaciones hormonales comunes en esta etapa de la vida suelen ser responsables de muchos trastornos del sueño.

Uno de los factores más comunes son los sofocos o sudores nocturnos. Con la disminución de los niveles de estrógeno, el cuerpo puede tener problemas para regular su temperatura, lo que provoca repentinos episodios de calor seguidos de sudoración intensa. Estos episodios, además de interrumpir el sueño, suelen empeorar a medida que se aproxima el fin del ciclo menstrual.

Una de las opciones más efectivas para abordar este problema es la terapia hormonal (TH), que reemplaza los estrógenos y progesterona que disminuyen durante la menopausia. Según el Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos, el tratamiento con estrógenos es la opción más eficaz para tratar los sofocos y sudores nocturnos.

La Menopause Society recomienda el uso de TH para mujeres menores de 60 años o dentro de los primeros 10 años posteriores al inicio de la menopausia. Sin embargo, no todas las mujeres optan por esta terapia, ya sea por preferencia personal o por razones médicas. En esos casos, existen alternativas no hormonales, como ciertos antidepresivos o medicamentos anticonvulsivos como la gabapentina.

No todo el insomnio en la menopausia se debe a cambios hormonales. Muchas mujeres en esta etapa se enfrentan a otros factores de estrés, como responsabilidades laborales, cuidado de hijos y padres mayores o preocupaciones financieras. Según la Dra. Stephanie Faubion, directora del Mayo Clinic Center for Women’s Health, estos factores también pueden contribuir al mal sueño.

Consejos para mejorar el descanso

Los expertos sugieren medidas simples pero efectivas para mejorar la calidad del sueño. Algunas recomendaciones son:

  • Optimizar la higiene del sueño: Mantén el dormitorio oscuro, fresco y silencioso y evita el uso de dispositivos electrónicos antes de dormir.
  • Establecer una rutina relajante: Actividades como leer, tomar un baño caliente o beber infusiones pueden ayudar.
  • Evitar cafeína y alcohol: Ambos son grandes perturbadores del sueño.
  • Ejercitarse temprano: El ejercicio matutino favorece el sueño nocturno, mientras que hacerlo tarde puede ser contraproducente.
  • Mejorar la alimentación: Tomar zumo de cereza o suplementos de magnesio puede ser beneficioso.

Si las dificultades para dormir persisten, es fundamental buscar ayuda médica. Terapias como la cognitivo-conductual han demostrado ser efectivas para tratar el insomnio relacionado con la menopausia, al igual que algunos medicamentos para la ansiedad o depresión en casos necesarios.

Textos y fotos: www.elmundoalinstante.com

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