En los últimos años, es común escuchar que el corazón y la mente están más conectados de lo que solemos imaginar, sin embargo, en la mayoría de los casos o situaciones desconocemos cómo se da esta relación. Diversos estudios han demostrado que la depresión, la ansiedad y el estrés crónico no solo afectan el bienestar emocional, sino que también tienen un impacto directo en la salud cardiovascular.

El impacto real en el corazón

Enfermedades como la hipertensión, el infarto agudo al miocardio o el espasmo coronario están muy relacionadas con los síntomas físicos de la ansiedad y la depresión. En el caso del estrés crónico, por ejemplo, se eleva la presión arterial y las hormonas del estrés como el cortisol y la adrenalina. La depresión, por el contrario, al desencadenar sedentarismo, consumo de alcohol y mala alimentación, además del impacto emocional del estrés o la tristeza persistentes, puede debilitar el corazón. 

De acuerdo con los investigadores de la Universidad de Emory, descubrieron cuánta es la probabilidad de sufrir alguna enfermedad cardíaca, según la condición de salud mental de cada paciente. Logrando demostrar que la depresión tiene un 72% de riesgo, el trastorno por estrés postraumático un 57%, el trastorno bipolar un 61%, el trastorno de pánico un 50%, la fobia un 70% y la esquizofrenia casi un 100% de posibilidades.

“En LaCardio entendemos que cuidar la mente es también cuidar el corazón. Por eso resaltamos la importancia de hablar de salud mental, derribar los estigmas y buscar apoyo profesional a tiempo. Consultar no es un signo de debilidad, sino un paso de fortaleza hacia la vida”, compartió el Dr. Santiago Solano, psiquiatra de la Fundación Cardioinfantil – LaCardio.

Hablemos de los factores de riesgo

·        Alta exposición a situaciones de estrés

·        Aislamiento social y soledad

·        Experiencias estresantes en la niñez

·        Maltrato infantil y dificultades económicas

·        Enfermedades de base como diabetes o alteraciones de la tiroides.

Puntos clave

1.     Escuchar sin juzgar puede salvar una vida.

2.     Acompañar con empatía puede dar esperanza.

3.     Y cuidar nuestra salud mental, tanto como la física, es esencial para vivir plenamente.

Porque cada latido cuenta, y cada mente cuidada es también un corazón protegido. 

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