Por Édgard Hozzman

A comienzos de los dorados años sesenta los pelados –como éramos llamados por nuestros mayores– no teníamos ni voz ni voto. Lo nuestro, era jugar fútbol, básquet, estudiar y de vez en cuando una escapada de colegio para jugar billar y tomarnos un par de tintos en los cafés atendidos por seductoras coperas.

Nuestras primeras fiestas fueron las inolvidables, Coca colas bailables que se celebraban los sábados y domingos en la casa de las Delgado, Estelita y Mirian, dos adorables adolescentes. Estas reuniones comenzaban a las 3 de la tarde y terminaban a las 8 de la noche, a más tardar.

La sala era debidamente habilitada: la mesa de centro era arrinconada, los sofás y sillas de sala y comedor rodeaban el espacio central que se convertía en pista de baile.

En la mesa del comedor se improvisaba un bufé con pasa bocas y un bar, donde la única opción era el Cuba libre, un vaso con una buena cantidad de Coca Cola, una pequeña dosis de Ron Viejo de Caldas, unas cuantas gotas amargas, hielo y la infaltable la rodaja de limón, que ensartada en el borde del vaso le daba un toque de distinción al coctel.

La expectativa y preparativos comenzaban el lunes especulando sobre la asistencia de las niñas más bellas del barrio: Margarita, Ruth, Carolina, Rosa Emma e Isabel.

Llegábamos en pequeños grupitos, luciendo nuestros mejores atuendos: suéteres, blue jeans Lee, mocasines y el delicioso aroma de la colonia Old Spice de Shulton.

Las niñas con sus faldas anchas, medias tobilleras y la coqueta cola de caballo llegaban acompañadas por sus padres o una tía la que por lo general se quedaba haciendo visita, el hermano y el infaltable nuevo amigo que no era muy bien recibido por la gallada del barrio, Max, Jorge, Julián, Lalo, Chicho, Héctor y el suscrito.

La radiola Philips High Fidelity comenzaba a reproducir los discos de 78 rpm los que iban cayendo en el plato del tocadiscos automático el que soportaba máximo 8.

El romper el hielo de la pista de baile era un reto para los tímidos y enclenques discípulos de Charles Atlas, a quienes nos sudaban las manos y nos empujábamos animando al más osado para que invitara a bailar a una de las asistentes.

Cuando sonaba, “Diciembre azul” de Edmundo Arias, “Atlántico” de Pacho Galán, “La Calle 13 de la Sonora Cordobesa”, “Los Primos Sánchez” de Lucho Bermúdez, “Color de Arena” de “Los Teen Agers”, la fiesta se prendía, comenzaba la conquista, los dimes y diretes y la competencia bailable para impresionar a las pretendidas y a los mayores, quienes eran fiscales y jueces del comportamiento social, anímico y actitud de los danzarines.

Al calor de un par de Cubas libres solicitábamos un Rock and Roll, por lo general, “Jailhouse rock” de Elvis; “Around the clock” de Bill Haley and His Comets. Exponíamos nuestros adelantos como bailarines, con la caída de la hoja, la tijereta y el remolino, pasos que exigían concentración y equilibrio. Lo difícil era animar a alguna de las adolescentes para que nos hiciera la segunda.

SALE A LA VENTA “JAILHOUSE ROCK” DE ELVIS
El rock de la cárcel de Elvis. Foto YouTube.

A las seis en punto se comenzaba a repartir el plato frio y la Coca Cola. Este lapso era aprovechado para nuestros afanes de conquista.

Las novenas decembrinas fueron la mejor disculpa para las fiestas nocturnas las que comenzaban a la 8 y terminaban a la una o dos de la mañana. En estas, además del Cuba libre, comenzamos a degustar el aguardiente y el Whisky de acuerdo con la generosidad del anfitrión. Además, nos dábamos ínfulas de hombres de mundo fumando Lucky Strike y Parliament.

Cambiamos los suéteres y blue jeans por Blazer azules y pantalones habanos, el famoso bocadillo.Algunos preferían el saco gallineto con pantalón gris y mocasines Corona, la esclava con las alas de la Fac en la mano derecho era sinónimo de virilidad, además del seductor olor de la Colonia Pino Silvestre.

Las lecciones de baile de mi primo Jaime y la experiencia de las Coca colas bailables nos habían dado autonomía para competir de tú a tú con otras galladas en los aguinaldos bailables, los que animaba el sonido Estereofónico, la gran novedad tecnológica de comienzos del decenio del sesenta. Los discos de 78 rpm, fueron desplazos por los Long plays y los de 45 rpm.

Los pisos de las salas eran previamente viruteados y encerados, lo que era definitivo y beneficioso para tirar paso al ritmo de Diana María de Lucho Bermúdez, La gaita de las flores de Pacho Galán, Don Martin de Los Golden Boys, La cinta verde de Los Teen Agers, Ligia de Edmundo Aria, Cumbia Caletera de La Billos Caracas boys, Alicia la flaca de Aníbal Velásquez y el Twist de Chubby Checker.

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La Billos Caracas Boys una de las orquestas que marcó aquellos años sesenta.

A estas fiestas llegábamos acompañados por nuestras respectivas novias y cogiditos de la mano. Ellas empezaban a usar falditas hasta la mitad de la rodilla, pequeños tacones y mocasines, además de buzos con el emblema de la Universidad de Yale. A la media noche pedíamos los boleros de Felipe Pírela, los que bailábamos amacizando a nuestras novias, susurrándole eterno amor y apretándole la mano. Tantas cosas bellas nos dijeron y que animaron a revolotear mariposas en nuestros estómagos.

Las disputas motivadas por gallináceos y celos se dirimían a la vuelta de la esquina a puño limpio y por lo general, estas eran el final de la fiesta con la eterna promesa del anfitrión de jamás volver a invitar a los gladiadores.

Fueron años inolvidables, nos divertimos construyendo castillos en el aire, fueron años de gente bella e incontaminada.

Playlist:
Ligia                                      Edmundo Arias
Boquita Sala                         Pacho Galán
La mafafa                              Sonora Cordobesa
Diana María                         Lucho Bermúdez.
Color de Arena                      Los Teen Agers
La cachimba de San Juan    Los Melódicos
La Compatible                        Pedro Laza y sus Pelayeros
Entre tu amor y mi amor        Felipe Pírela
La Pollera colora                    Wilson Choperana.
Cumbia Caletera                     Billos Caracas Boys
Jailhouse rock                        Elvis
Plena española                   Chucho Sanoja
Alicia la  flaca                          Aníbal Velásquez
Diciembre azul                   Edmundo Arias
Rubiela                                  Golden Boys
Ay que rico amor                   Pacho Galán
Pájaro picón picón               Sonora Cordobesa
Twist                                Chubby Checker.
Cumbia sincelejana               Los Teen Agers
Tres perlas                             Caracas Boys
Únicamente tu                       Felipe Pírela
Festival en Guararé              Los corraleros de Majagual
Ya voy hacia ti amor mío      Los Melódicos
Multiplicación                         Fabrizio
La chichera                            Los Golden Boys
Los Primos Sánchez             Lucho Bermúdez
Caracoleando                         Pacho Galán
Cachita                                  Aníbal Velásquez
Apágame la vela                    Los Melódicos
Mosaico 10                             Billos Caracas Boys

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