Por Claudio Ochoa

Para los mayores en edad este nombre es parte decisiva de nuestra historia patria, siendo poco necesario mencionar sus apellidos. Fue la heroína del 9 de abril de 1948, cuando los enemigos de Colombia fomentaron el incendio de buena porción de nuestro territorio. Entonces ella evitó junto a su esposo, el presidente de la República Mariano Ospina Pérez y nuestro Ejército Nacional, que el país fuera atrapado por el caos.

Los incipientes violentos de entonces trataron de involucrar a Ospina Pérez en el asesinato del líder Jorge Eliécer Gaitán, pero les falló la táctica, apenas estaban aprendiendo las lecciones que ya esparcían por el mundo los del partido comunista ruso. Qué iba ser tan idiota el doctor Ospina Pérez para liderar tal crimen, cuando precisamente él dirigía ese día en Bogotá la IX Conferencia Panamericana “contra las fuerzas opuestas a los principios de la democracia”, y ojos y oídos del mundo se centraban en nuestro territorio.

Doña Bertha y Heyde López Durán.

La escritora Heyde López Durán acaba de presentar su obra “Doña Bertha”, una buena investigación sobre su vida, en lo personal, en lo familiar, en lo político, en lo histórico. Tal fecha siempre es noticia, aún en sus 73 años de ocurrencia no paramos de buscar su origen, de absolver o seguir indagando por culpables. Abril marca a esta magnífica pareja: Ospina Pérez falleció un 14 de abril, en 1976 y doña Bertha nació un 17 de abril, de 1907.

Heyde López, graduada abogaba y periodista nos asegura sobre doña Bertha que ese trágico día de abril “decidió históricamente su gran semblanza, su consagración”. Cuando Ospina Pérez quiere convocar a un consejo de ministros para estudiar si declara turbado el orden público, “aparece doña Bertha con un revólver al cinto y dice: “qué llamar a ministros, si el orden está turbado, está turbado de hecho. Aquí vamos a tener que defendernos y echar bala, porque esto lo van a incendiar y nosotros vamos a tener que resistir hasta el final”.

Curiosidades, hechos y momentos claves sobre Doña Bertha y nuestra historia encontramos en este trabajo de la “Chiquita” Heyde López (así la llamaba D. Bertha), quien tuvo el privilegio de ganarse el cariño de nuestra líder, una de las primeras senadoras en Colombia. De ella recibió grandes enseñanzas siendo aún jovencita –apenas cursaba el bachillerato—en las manifestaciones y almuerzos que organizaba su mamá Heyde Durán de López, leal berthista, muy de la Casa Ospina. Incluso tuvo a doña Bertha como compañera en viajes al exterior.

Años y años recopilando documentos, estudiando su famosa columna periodística “El tábano” (cuyo nombre surgió por una alusión que el ex presidente Carlos Lleras hizo sobre su estilo), consultando a sus hijos, especialmente al ingeniero Mariano Ospina Hernández, al iniciador del periodismo económico en Colombia, Rodrigo Ospina Hernández y a la escritora María Clara Ospina Hernández. Seleccionando opiniones de quienes estuvieron cerca de ella, como activista y crítica dentro del Partido Conservador, durante unos 40 años.

Doña Bertha gestora de dos presidencias, la de Misael Pastrana y la de Belisario Betancur, es descrita por nuestra escritora:” Debajo de esa armadura había una mujer inteligente, tierna, dulce, caritativa, bondadosa y leal”, quien “se distinguió por sus ideas, por su carácter, más que por sus apellidos y abolengos presidenciales”. “Ospina Pérez canaliza la actividad política de Doña Bertha, no la vocación, que es innata en ella”, señala López Durán.

No es fácil escoger entre la variedad de documentos que nos obsequia esta obra, todos son tan buenos, picantes y sabios. Además de histórica, es una pieza pedagógica sobre una mujer ejemplar como esposa y madre, prototipo también en el manejo de los asuntos públicos. Que lo fue en el denominada papel de “primera dama”, sin atreverse siquiera a pensar en un indebido provecho de este privilegio.

Buen ejemplo que también dio como senadora y líder respetable del Partido Conservador, regularmente dedicada a denunciar las anomalías. Así fue cuando casi tumba de su cargo al presidente Alfonso López Michelsen, al revelar en su “Tábano y la enjalma” su negocio irregular familiar con “una gran hacienda comprada en un momento oportuno al cambio de Gobierno, de cientos de hectáreas y a base de una deuda; derrumbe que permite congelar los intereses de esa deuda; una carretera que luego pasará por medio de esas tierras”. Hacienda Hato La Libertad, que puso en aprietos al gobierno del Mandato Claro y la mostró como la batalladora que era, sin que pudieran callarla ni desmentirla.

Interesante y documentada obra, la de Heyde López Durán. Recomendable por la dedicada selección que hizo entre cientos de “Tábanos”, y ya que era imposible tenerlos a todos, escogió entre lo más selecto de lo selecto. En casi todos ellos nuestra colega Heyde describe a continuación las circunstancias en que doña Bertha los escribió y su momento coyuntural; en varios casos recurre al apoyo de terceros, que también estuvieron cerca de nuestro admirado personaje, una de las primeras defensoras de los derechos de la mujer, por quienes abogó como primera dama, como congresista y como dirigente social.

Recomendamos este libro, no solo como testimonio de primera mano en nuestra historia, por demás amena y cuidadosamente redactado e ilustrado. Ojalá la mayoría de colegios e instituciones de educación universitaria lo tengan como apoyo en sus asignaturas de historia y ciencia política, para aprender y preservar nuestra verdadera y útil historia que, desafortunadamente vamos olvidando, dado el culto alocado que los medios de comunicación y la politiquería van rindiendo a falsos valores y personajes. Impreso por Gráficas San Luis Ltda. de Bogotá.

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