Por Guillermo Romero Salamanca

–Armín, le preguntamos al veterano empresario artístico– ¿qué recuerdos tienes de Héctor Maselli?

–¿Cómo así recuerdos?, dijo Armín Torres.

–Acaba de fallecer en Miami.

–No. ¡Cómo así! Y quedó en silencio.

La noticia del suicidio del empresario artístico argentino Héctor Maselli, conocido como “El toti Maselli” conmocionó al mundo del espectáculo de la Ciudad del Sol.

Aunque su partida final ocurrió en Miami, donde primero se sorprendieron por el triste hecho fue en Buenos Aires.

En la tarde, de este 20 de abril del 2021, el periodista Luis Ventura, durante el programa de “Fantino a la tarde”, confirmó lo que todos querían negar: el Toti se había quitado la vida.

Maselli era poco amigo de las fotos. Acá aparece acompañando al Puma.

Héctor poseía el don de la palabra. Dominaba cualquier sitio y tenía un fino humor. No en vano fue director de “La tuerca” en Argentina donde ocupó los primeros lugares y después de su pelea con el gobierno militar de Videla se trasladó a Venezuela donde también fue productor de televisión.

Conoció a José Luis Rodríguez “El puma”, en 1976, cuando el bolerista de la Billos Caracas Boys era también galán de telenovelas y entonces se convirtió en el manager del artista.

El Toti, al lado del español Alfredo Frayle, han sido considerados como los más importantes manejadores de artistas de Hispanoamérica. El Toti con El Puma y Alfredo, con Julio Iglesias.

Llegaron, incluso, a rivalizar y los medios llenaban páginas de opiniones del uno y del otro. El Toti contrató a Ia periodista Iza Dobles para informar al mundo sobre lo que hacía su cantante y Julio Iglesias ya tenía al payanés Fernán Martínez Mahecha.

Héctor llevó a los estudios de grabación de España al Puma y grabaron “Voy a perder la cabeza por tu amor” para el sello Ariola que se convirtió en una de las más exitosas baladas de todos los tiempos. Fue, incluso, tema musical de la novela “Cristina Bazán”, donde José Luis aparecía con su frondosa cabellera peinada y cuidada durante horas en el sector de maquillaje de los estudios.

Su aparición con la actriz Johanna Rosaly lo llevaron al estrellato en Venezuela, Colombia, México, Estados Unidos, Ecuador, Perú y Argentina.

Maselli convenció a José Luis para trasladar su centro de operaciones de Caracas a Miami. Allí llegaron rugiendo y con la firma de un contrato con la CBS con el álbum “Dueño de nada”, producido en Madrid por el compositor y productor español Manuel Alejandro y co-producido por David Beigdeber, grabado por José Antonio Álvarez Alija los llevaron al estrellato completo y pronto las paredes de sus oficinas en la torre 4 del Four Ambassador en el 801 de Brickell, a unas cuadras del Down Town de Miami, quedaron repletas con condecoraciones, discos de oro, plata, platino de distintos países.

Puede ser una imagen de 2 personas y personas de pie
El Puma y Maselli en los años ochenta.

El Puma hablaba como político, líder religioso y cantante. Sabía de música, astronomía, conocía decenas de versículos de la Biblia y todo tema que le propusieron.

Tanto Héctor como José Luis tenían una gran amistad con la popular e impactante periodista ecuatoriana Betty Pino, “la gurú de la radio”, quien al medio día presentaba, a través de FM92, sus canciones de éxito. Quienes no quedaran dentro de su programación, sencillamente, no existían.

El Puma tenía un apartamento al frente del periódico El Nuevo Herald donde las reuniones eran a todo lujo y generosidad.

De un momento a otro los negocios de los dos artistas se extendieron al manejo de los deportistas, en especial de los boxeadores, por la afición que tenía Héctor por las narices chatas.

Héctor poseía también el don para descubrir figuras de la composición o de la canción. Un día en Buenos Aires conoció al autor Eduardo Paz y le propuso, incluso que fuera cantante, pero le agradó también la forma como escribía sus temas y le animó a seguir por ese rumbo.

El Puma en la década de los ochenta.

En la década de los ochenta Maselli firmó contratos de conciertos que iban desde Toronto, Nueva York, Miami, Los Ángeles, Chicago, México, Acapulco, San Juan de Puerto Rico, Santo Domingo, Panamá, Bogotá, Medellín, Barranquilla, Cali, Caracas, Maracaibo, Quito, Guayaquil, Lima, Buenos Aires y Santiago de Chile, con decenas de presentaciones en ciudades más pequeñas y conciertos privados.

Para CBS “El Puma” era una valiosa máquina para vender discos, pero también originar noticias. Los medios estaban a la disposición para recibir datos sobre conciertos, musicales, premios, nuevas producciones y hasta la separación con la también actriz Lila Morillo.

Fue el tema de por lo menos dos años con el cual abrían programas de espectáculos en Miami.

Héctor y el Puma viajaban por el mundo. Participaban en los musicales como “Siempre en Domingo” de Televisa, iban a la Televisión Española, Univisión, Radio Caracas Televisión o Jorge Barón.

Un día almorzaban con un empresario, otro con un productor de televisión o eran llevado a la Casa Blanca para estar al lado de Ronald Reagan, el hombre más poderoso del mundo y de doña Nancy, a quien le fascinaba el estilo de vocalizar de José Luis.

El Puma cantaba y encantaba y Maselli tenía, simplemente, la registradora.

Marco Antonio Solís, Betty Pino, Roberto Carlos y El Puma.

Maselli era una máquina de ideas. Sabía lo que gustaba, pero también lo que vendía. Sólo hubo un proyecto en el cual se opuso tajantemente. Se trataba de la grabación de una novela en México teniendo como protagonistas a El Puma y a la sensacional actriz y cantante mexicana de ojos grandes y risa angelical Lucía Méndez. No le gustó la propuesta porque, en ese momento, la espectacular estrella era la novia de Héctor.

El 9 de marzo de 1985 Héctor fue decisivo para la grabación de “Cantaré, cantarás”, compuesta por Juan Carlos Calderón y Albert Hammond y que participaron figuras como Julio Iglesias, Rocío Jurado, Claudia de Colombia, Miguel Gallardo, Pedro Vargas, José José, Celia Cruz, Vicky Carr, Roberto Carlos y Simone, entre otros.

Fue un hit. Como lo fueron más de 100 éxitos que conforman ahora parte de la historia de la canción balada.

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Toda una leyenda armaron con Héctor Maselli.

Grabaron duetos con los más populares artistas del momento. Empezando con “Torero” que hiciera con Julio Iglesias.

Un día, cansados de los éxitos, determinaron darle un descanso largo a la tarea. Era meritoria. El Puma luego se enfermó y debió recibir varios trasplantes. Héctor estaba pendiente y recordaba cada uno de los sucesos y de la obra que escribieron con risas, canciones, estrellato día a día durante más de 40 años.

Llegó la pandemia, ese azote que humilla al mundo y el encierro no le agradó a Héctor, se deprimió, los bancos no tuvieron consideración alguna con el hombre que les llenó decenas de veces las cajas fuertes, lo agobiaron por las deudas y entre la soledad y la angustia por no responder, el hombre más poderoso de la administración de artistas no resistió más y dejó un libreto, completo, para que los directores de la película de la vida la puedan filmar.

El mundo de la balada está de luto.

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