Por Mauricio Salgado Castilla @salgadomg

Richard a sus 8 años miró con los ojos muy abiertos la ventana del ático por donde fácilmente podría asomarse el inmenso dinosaurio, su papá lo tranquilizó diciéndole que su cabeza de por sí, era muy grande para la ventana, retomó la lectura de los descubrimientos de los fósiles de los dinosaurios en la enciclopedia Británica, corría el año 1925 en la mitad de la gran depresión, pero el papá, del premio Nobel de física en 1965 Richard Feynman, estaba más interesado en motivar a su hijo que en quejarse.

El profesor Feynman, el físico más reconocido después de Albert Einstein, nunca dejó de maravillarse por los retos que la naturaleza, la ciencia, el arte y los que la vida misma le imponían.

En un porcentaje exacto, no se sabe cuánto influyó en el Dr. Feynman, la forma de ver la vida, de trabajar y de inspirar de su padre. El profesor Feynman se dedicó a entender y explicar cómo funciona la naturaleza más allá de lo que pueden percibir nuestros sentidos, de por sí, muy limitados, esto es la física cuántica.

Premio Nobel de física en 1965 Richard Feynman

Un buen ejemplo de la forma de trabajar del Dr. Feynman, fue cuando hizo parte del comité para investigar el desastre del transbordador espacial Challenger en 1986, cuando a sólo 73 segundos de despegar, explotó, ante la vista de millones de personas que seguían en vivo en los televisores de todo el mundo está magia de la ingeniería humana.

La pregunta que encabezó el presidente del momento, Ronald Reagan de los Estados Unidos, fue ¿qué pasó?

El profesor Feynman, alejado de temas políticos, vio también la necesidad de encontrar esa respuesta y fue parte decisiva de la comitiva que se creó para entender lo que pasó, fueron muchas las preguntas hechas a los ingenieros que trabajaron en la construcción de los transbordadores espaciales, los voluminosos informes no eran concluyentes, hasta que en una de las sesiones Dr. Feynman tomó parte de lo que se llama un oil ring, un sello de caucho, responsable de que no haya fugas de combustible, los vehículos que usamos diariamente tienen muchos de estos sellos, es más cuando se dice que un carro está botando aceite y deja marcas en el piso es muy probable que esté fallando un sello muy similar a los que usaba el transbordador espacial.

El físico mostró entre sus dedos parte de este sello de caucho y lo apretó mostrando lo flexible que era y ante la vista de todos, lo dejó caer en un vaso de agua con hielo, esperó unos segundos, que se convirtieron en una eternidad para los astronautas, sacó este pequeño caucho y su flexibilidad ya no era la misma, 

El día del despegue desde cabo Cañaveral en la Florida, la temperatura fue muy baja lo suficiente para afectar la estructura del material, no dejando que cumpliera el único trabajo para lo que fue diseñado, evitar que escapara de combustible.

Entre las cosas que este científico anticipó, fueron los desarrollos de la nanotecnología, donde un elemento como el carbono, dependiendo de cómo se configura a nivel atómico, puede ser la mina de un lápiz muy suave o el material más duro conocido por el hombre, el diamante, pero para poder aprovechar el cambio de las propiedades de un elemento, es necesario comprender cómo actúan a niveles muy pequeños, muy alejados de cómo los percibimos los humanos; entonces, la nanotecnología es el estudio del comportamiento de la materia cuando se manipula en tamaños del orden de una mil millonésima de metro, o nanómetro.  

En la década de los 80s con el invento del microscopio electrónico de barrido, SEM, se pudo empezar a manipular los elementos como el propio carbono, creando un material llamado grafeno que es 100 veces más resistente que el mejor acero y pesa seis veces menos.

El mundo ya está lleno de aplicaciones de la nanotecnología que usamos diariamente, la más difundida en los últimos años son las vacunas y medicamentos en contra del devastador virus del Covid 19, de tamaño de 100 nanómetros, ropa que no se moja o recubrimientos cerámicos para todo tipo de materiales, ahora muy usados en la protección de la pintura de los carros, con durezas cercanas a la del diamante y un brillo de la larga duración.

El Dr. Feynman, se preocupó muchísimo porque las personas sin importar su profesión, sus estudios, entendieran cómo funciona el universo, su propio papá 1925 era un vendedor, que tuvo la capacidad de inspirar a su hijo a investigar.

¿Qué tan inspirador eres para tus hijos, tus estudiantes, para las personas con que te relaciones?

¿Quieres saber más de nanotecnología y de cómo inspirar? msalgado@xmaseducacion.com

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