Por Guillermo Romero Salamanca

Él no sabe con exactitud en cuántas canciones ha dejado su trabajo con la flauta, pero está seguro que “son muchas”.

Talento, experiencia, sabiduría, coraje musical y profesionalismo se conjugan en el trabajo del maestro Darío Montoya.

Él hace parte de la nómina de músicos que más ha estado en los estudios de grabación, en los grandes conciertos de la Orquesta Sinfónica de Colombia y en el estrado de las producciones discográficas.

Lector a primera vista de partituras clásicas, escribiente en los pentagramas, ejecutante con donaire y realizador de majestuosas obras que han quedado en la memoria de los oyentes de la buena música.

Así como ha estado en las tarimas compartiendo escenario con 60 maestros en la Sinfónica, también, lo ha hecho en compañía de ejecutantes de música tropical y en estudios para grabar para cantantes de balada, salsa o pop.

“Mi padre se llama Bernardo Montoya, tiene 93 años. Nací en Medellín, mi padre se trasladó a Cartagena para trabajar en la banda de la ARMADA cuando yo tenía dos años de edad.

Fue allí donde él me inició en el instrumento de la flauta.

Luego, ingresé a la banda de la Armada, y a los 15 años en un viaje a Bogotá, me presenté en la Orquesta Sinfónica para una vacante de tercera flauta y piccolo, que por gracia de Dios me la concedieron a mí.

Me trasladé a Bogotá para hacer parte de la Orquesta Sinfónica de Colombia en una nómina especial que había para estudiantes, y a partir de ahí continué mis estudios de bachillerato de manera nocturna, y al mismo tiempo ingresé al Conservatorio de Música de la Universidad Nacional.

En este momento yo hago parte de la Nueva Orquesta Filarmónica la cual tiene aproximadamente 60 músicos”, relata el maestro.

UNA CHARLA MUSICAL CON EL MAESTRO

El maestro abre un video titulado “Cinco centavitos” y el compositor y cantante es Héctor Ulloa. El maestro Darío es quien ejecuta la flauta para el acompañamiento. El resultado es de primera categoría.

Con la flauta acompañando al maestro Héctor Ulloa en el inmortal tema «Cinco centavitos».

–¿Por qué la pasión por la flauta?

–Mi padre era flautista, creo que mi pasión comenzó desde el vientre de mi madre, él fue quien me inició cuando yo tenía siete años.

–Ante tanto ruido en el mundo, ¿cómo mantenerse afinado?

–Sí. El mundo es muy ruidoso. En mi caso, para mantenerme en forma hay que buscar diariamente momentos de absoluta tranquilidad para ensayar. Obviamente el ruido no es afín con los ratos de ensayo instrumental.

–¿Recuerda cuál fue su primera grabación discográfica?

–No estoy muy seguro, pero tal vez fue parte de los primeros álbumes de Claudia de Colombia.

–¿Qué tipo de música ha grabado?

–Mucha y muy diversa realmente. Ante todo, yo soy un músico sinfónico, y tuve la oportunidad de grabar durante muchos años conciertos con la orquesta.

También he grabado música colombiana, música popular, y en este momento hago parte de una Big Band que fusiona el jazz con la música colombiana.

–¿Cómo fueron sus años de trabajo al lado del maestro Lucho Bermúdez?

–Fue un año participando con su orquesta en un programa de televisión con Pacheco que se llamaba “Compre la orquesta”.

–¿Qué momentos hermosos e inolvidables ha tenido en la música?

–Todos los momentos han sido importantes porque disfruto, amo mi profesión y mi Flauta.

–¿Qué trabajo adelantaba en Popayán cuando ocurrió el terremoto?

— Eso fue en 1983 en la Semana Santa. Estaba con la Sinfónica haciendo parte del Festival de Música Religiosa.

–¿Cómo fueron esos momentos?

–Momentos difíciles y angustiosos obviamente. Salía del Hotel para un ensayo cuando ocurrió el suceso. Obviamente ahí terminó el festival, y afortunadamente ninguno de los miembros de la orquesta sufrió daño alguno.

–¿En qué agrupaciones ha hecho parte?

–Yo trabajé durante 33 años en la Orquesta Sinfónica de Colombia, de los cuales 22 fui jefe de grupo de la sección de flautas. Ahí tuve la oportunidad de ser solista en diversas oportunidades.

También hice parte de Orquesta Filarmónica de Bogotá durante dos años, trabajé en música de Cámara, y actualmente soy primera Flauta de la orquesta “Nueva Filarmonía” y miembro de una Big Band que se llama “Carrera quinta”.

–¿Cómo fue llamado a IlDivo?

–A Il Divo hemos estado en algunos conciertos con ellos como orquesta acompañante aquí en Bogotá.

–¿Hacia dónde percibe que va la música?

–La música ha evolucionado muchísimo, y de eso se beneficia siempre el público. Existe en este momento una gran generación de cantautores de muy buen nivel que garantizarán por mucho tiempo los diferentes géneros de la música y sobre todo por el legado que pueden dejar.

Un momento destacado con la Nueva Orquesta Filarmónica, bajo la dirección del maestro Ricardo Jaramillo.

–¿Existe preocupación por los jóvenes con la música culta?

–Realmente no creo, si se está refiriendo a cómo veo el futuro de la música Sinfónica. Existe en nuestro país una generación grande de jóvenes muy bien preparados para hacer parte de las orquestas.

–Dicen que ahora los temas o canciones serán de sólo un minuto de duración. ¿qué opina al respecto?

–Respecto a esto tengo una opinión muy personal y es que la duración en cuanto a los temas, cuando son muy extensos puede resultar un poco pesado.

Repito, es una opinión personal, pero también creo que un minuto es muy corto. Podrían ser entre dos minutos y medio y tres.

–¿Quiénes han sido buenos directores en Colombia?

–Directores de orquesta Colombianos hemos tenido varios como Ernesto Díaz, Alejandro Posada, Andrés Orozco, Ricardo Jaramillo, etc.

–¿A quiénes destacaría en los arreglos?

–Igual que los directores, jóvenes músicos, intérpretes, hay también excelentes arreglistas.

Yo he tenido la oportunidad de hacer conciertos sinfónicos con Andrés Cepeda, el grupo Herencia de Timbiquí, Santiago Cruz, y cada uno de ellos tiene su arreglista de muy excelente calidad. Recientemente hicimos un gran concierto en el teatro Colón con Juan Fernando Fonseca y nos impresionó mucho los arreglos de un joven colombiano que se llama Juan Andrés Otálora, egresado de la Universidad Javeriana.

Con el equipo de flautistas –las maestras Sandra Sánchez y Ulrike Simons– de la Orquesta Nueva Filarmónica

–¿Dónde se siente mejor en los estudios de grabación o en el escenario?

–Son dos escenarios distintos. Grabar en estudio deja siempre satisfacciones muy gratas.

Y tocar en teatro que es realmente lo mío, ofrece la oportunidad de tener un contacto directo con el público.

–¿Qué trabajos discográficos recuerda?

–Por los años 70 y 80° grabé mucho para los cantantes de la época: Claudia de Colombia, Cristopher, Fausto, Claudia Osuna, Ana y Jaime, Billy Pontoni, Óscar Golden, Isadora, Harold, Lyda Zamora…

–¿Qué proyectos musicales tiene?

–Próximamente vamos a grabar con la Orquesta Nueva Filarmómica un disco con obras de compositores colombianos. Vale resaltar que con esta misma orquesta hace cuatro años grabamos un disco de un compositor colombiano que se llama Samuel Torres, y fuimos ganadores del premio Grammy en esta categoría de orquesta. Vamos a grabar obras de compositores colombianos. Mucho optimismo.

–¿Qué piensa cuando va a tocar flauta?

–Siempre toco para que Dios me escuche. Es un momento de alivio para tanto problema en el mundo.

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