Por Guillermo Romero Salamanca
Los venezolanos dicen que ellos inventaron la arepa. ¡Qué arepa! Los colombianos aseguramos, que es nuestra. Ellos sostienen que su creación tiene más de 300 años y en nuestro país, se acercan a un nacimiento por los lados de Santander.
No hay una fecha precisa para celebrar el día mundial de la arepa, porque lo cierto es que puede ser cualquier día.
Según un estudio en el 2016 sobre hábitos de consumo en el desayuno, realizado por Nielsen, la multinacional de mediciones, el 73 por ciento de los colombianos tienen como hábito, alimentarse con una arepa a esas horas de la mañana y complementar con variedad de bebidas.
Es el tercer alimento después de los huevos y el pan.
Lo cierto es que cualquier entrevistado diría que las mejores arepas las confeccionan las abuelas, las madres o las hermanas porque tienen el sabor del cariño proporcionado por tan altas noblezas.
En Colombia se preparan arepas en todo el país. Se hacen, especialmente, con harina de trigo, avena, cebada o maíz.
En cada región le ponen su distintivo especial: con guiso, queso, cuajada, mantequilla, o, simplemente, solas. Hay unas que son hechas sobre carbón, parrilla o al horno y otras que se rellenan con pollo, cerdo, carne desmechada, camarones, huevo, quesillo o con verduras.
En Boyacá las hay de mute, de chócolo, maíz duro, harina tostada y se acompañan con chocolate, café con leche, tinto o aguapanela.
En Santander las llaman discos y las hay pequeñas, medianas y grandísimas. En Bogotá las hay con queso por fuera o por dentro y rellenas con variedad de carnes.
En la costa son famosas las arepas sin sal, pero las más populares son las que llevan huevo dentro. Las populares arepas de huevo o, como dicen arepa’ehuevo.
En otras regiones las preparan con queso y bocadillo, guisadas con mollejas de pollo, de avena con semillas de chía,
También se acostumbra a ponerles encima mantequilla, queso, suero costeño, huevos fritos o huevos con cebolla y tomate y otras que llevan hasta maíz tierno. Otros, prefieren hacer tortillas de huevo y le añaden huevos de codorniz o van con salchichas, chorizo, queso de cabeza, jamón, mortadela o mezcladas.
El uso de la arepa es infinito. Pero qué buena una arepa calientica, con mantequilla por encima y sal, acompañada con un buen café en la zona cafetera de Colombia.
Astrid Rodríguez lleva varios años haciendo arepas. “Comencé en la casa y después llegaron los familiares y los vecinos y las fueron pidiendo. De un momento a otro, tenía un negocio muy especial: es tan competitivo el mercado que ofrece una infinidad de opciones”, dice.
“En Colombia puede haber más de 400 formas de preparar arepas y miles para consumirla. Se utilizan en los desayunos –con variedad de bebidas—y acompañadas de huevos de mil presentaciones. En los almuerzos, acompaña a modongos, ajiacos, bandejas paisas, asados, en las onces con chocolate y como dicen las señoras: una arepita y ya”, agrega.
“De todas formas los consumidores son exigentes cada día. Que, sin ser sintética, ofrezca beneficios para la salud, que contenga insumos de primera calidad, más arena, menos harina”, comenta.
Y parodiando el famoso comercial que narraba don Juan Caballero: “¿Tiene arepas para mañana? Recuerde que en la sala no las puede comprar”.
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