Por Guillermo Romero Salamanca

Brayan Valenzuela hace pocos días entregó su anillo de compromiso a la gran Dyana. Es otro puertorriqueño enamorado. Él tiene la noble misión de hacer huecos para poner allí unas enormes sombrillas en la playa frente al Hotel The Condado Plaza, en San Juan.

Ese día está nervioso y aparece un cupido con un bombón de chocolate enviado por su amada. Le dice que todas las mañanas le cante “Soy feliz”, el tema mundialmente conocido con la voz de Ismael “Maelo” Rivera y con la autoría del cubano Javier Vásquez. Bryan no sabe de salsa porque dice que es un género de sus abuelos, de reguetón, poco, porque es de sus padres y más bien se orienta por el Hip-Hop.

Tanto Brayan, como su novia y los 3.5 millones de puertorriqueños que habitan esos 9 mil cien kilómetros cuadrados son felices. Les fascina hablar. Las mujeres sonríen con sus ojos y es la tierra de las grandes figuras.

Brayan y su prometida.

Eso lo pensó Cristóbal Colón cuando llegó allí en 1493 y la bautizó con el nombre de San Juan Bautista. Era la tierra de los indígenas taínos que llamaban ese terreno como la “isla de los cangrejos”, pero más bien nos quedamos con la segunda definición: “tierra de valientes señores”.

Aunque hace unos 140 años el poeta José Martín Antonio Gautier Benítez, el gran Gautier describió esta tierra con sus poemas “A Puerto Rico ausencia” y “A Puerto Rico regreso”, continúan vigentes. Es más, los bates y nobles escritores de Borinquen se han quedado cortos en los calificativos para esta Isla, un paraíso terrenal y donde, es posible, fue allí donde existió el Edén.

Puerto Rico es la tierra del millón de genios –en el arte, la literatura, la poesía, el cine, la composición, el canto y de la genialidad. Dicen los conocedores que en todos los rincones de la isla hay un músico o una lección. En una pared de un cementerio había un letrero vendedor: “Compre acá un solar y lo disfrutará toda la eternidad”.

La música puertorriqueña ha estado presente en la historia musical latinoamericana, desde sus inolvidables boleros, pasando por la plena, desde luego que la salsa –reyes durante más de 50 años–, luego el reguetón y posteriormente el hip hop.

Personajes como Pedro Flores, Rafael Hernández, Abraham Velásquez, Hernando Avilés, Héctor Lavoe, Gustavo Laureano, Raphy Leavitt, Maelo Ruiz, Miguel Miranda, Benito de Jesús, Big Boy, Roy Brown, Bobby Capó, Chayanne, Mariano Cívico, Tony Croatto, Cheo Feliciano, Luis Fonsi –el de millones inalcanzables con su “Despacito”–, Kevin Fret, Nino Segarra, Noro Morales, Don Ómar, Wisin y Yandel, Bad Bunny, Janette Becerra, Tommy Olivencia, Joe Quijano, Olga Tañón, Daddy Yankee,  Gloria González, Rafael Cortijo, desde luego el inmortal Ismael “Maelo” Ruiz y mil figuras más en el canto, la música y la composición.

Diversión para grandes y chicos.

El maestro Roberto González Oneill fabrica, con sus propias manos, lijando y lijando barriles de bomba, maracas, panderos de plena, clave, campanas y bongós de madera, solicitados por artistas de diferentes partes del mundo. Es un luthier reconocido mundialmente. Músicos de Cali y Nueva York gozan con sus instrumentos.

Puerto Rico ha tenido una gran conexión con Colombia. En el Carnaval de Barranquilla, Las Ferias de Cali, Manizales y de Medellín y en cientos de municipios han gozado de la música puertorriqueña y cada segundo, en alguna emisora del país, está sonando un tema de alguno de sus compositores.

La isla tiene su encanto. Una de las diez mujeres más influyentes del mundo, JL López, es puertorriqueña. Actores –por mencionar tan solo unos pocos—como Benicio del Toro, Raúl Juliá, Ricky Martin, Osvaldo Ríos, Braulio Castillo y el gran Joaquín Rafael Botton, conocido como Joaquín Phoenix y recordado por su papel de emperador de “El Gladiador”.

En los deportes se ha destacado la isla aportando figuras para el béisbol, el baloncesto, la natación y el atletismo.

En el hotel Hilton de San Juan crearon la famosa Piña Colada, uno de los cócteles más populares en el Caribe. Además, en la isla funciona la fábrica de ron más grande y de mayor prestigio en el mundo: Bacardí.

En gastronomía son los reyes de los maricos y desde luego del mofongo, hecho con plátano y apoyado con frutos del mar. Pero, además, hay delicias con carne, pollo y son unos maestros para el emplatado.

Caminar por San Juan es pasear por la vieja zona donde el Castillo y las callecitas recuerdan a Javier Solís, Daniel Santos y decenas de figuras más del canto. Pero también de historia de piratas, luchas de independencia y observar bellos paisajes a la derecha y a la izquierda. Cada uno de sus barrios es famoso como Santurce o Ponce. En sus cementerios, majestuosos mausoleos guardan las reliquias de santos, poetas, escritores, figuras del canto o la investigación.

Casi toda la isla tiene playas. Las hay pequeñas, grandes y extensas. Por sus montañas también hay cascadas y riachuelos que dan una diversidad de oportunidades para el visitante.

El puerto brinda también ocasiones para la distracción. En las calles hay murales gigantescos de figuras de la canción y las discotecas de Condado tienen música europea, norteamericana y asiática. Muy diversa y especial.

Puerto Rico es, además, invitado de honor en la Feria de Anato 2024. Leslie Díaz, directora de Comunicaciones de turismo de la Isla, se une a la frase que perpetuó al gran Ángel Canales: “Puerto Rico, yo nunca dejaré de amarte”.

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