En las Américas, la hepatitis causa más de 125.000 muertes al año, en su mayoría por hepatitis B y C – y en el mundo, hay 400 millones de personas que portan una infección crónica por virus de la hepatitis B o de la hepatitis C[1]. La hepatitis es una inflamación de hígado que puede causar morbilidad moderada y grave. Los virus de las hepatitis B y C, pueden llegar a ser transmitidos por diferentes vías como el contacto a través de la sangre y fluidos corporales de personas infectadas e inclusive se puede transmitir de madre a hijo durante el parto.

Las personas que tienen un mayor riesgo de contraer hepatitis B y C son aquellas más propensas a tener contacto corporal de personas infectadas. De esta forma, los trabajadores de la salud, las personas drogadictas y alcohólicas, quienes reciben trasfusiones de sangre o hemodiálisis, o quiénes tienen relaciones sexuales sin protección, suelen estar más expuestas a la enfermedad.

Existen cinco cepas virales de la hepatitis, que son las de tipo A, B, C, D y E. Todas estas cepas pueden causar la enfermedad, pero no siempre presentan los mismos síntomas. Se diferencian por sus modos de transmisión, sus métodos de prevención y la gravedad de cada enfermedad. En particular, las hepatitis de tipos B y C se han convertido en enfermedades crónicas con más de 325 millones de personas infectadas a lo largo del mundo. Su tratamiento y acceso a pruebas de diagnóstico aún sigue siendo complejo para muchas personas.

Los síntomas asociados a la hepatitis suelen ser fiebre, coloración amarillenta en la piel y los ojos, dolor en el abdomen, orina oscura, heces blanquecinas, náuseas, vómitos, pérdida de apetito, entre otros.  Asimismo, es importante destacar que, al no ser tratada de manera adecuada, la hepatitis puede provocar cirrosis, un deterioro progresivo del hígado y un tipo de cáncer de hígado llamado carcinoma hepatocelular.

Las infecciones por Virus Hepático de Tipo B (VHB) y Virus Hepático Tipo C (VHC) están relacionadas con aproximadamente el 65% de los casos de cáncer de hígado en todo el mundo. Casi el 50% de los casos son causados ​​ por el VHC[2]. De igual modo, es de tal gravedad la enfermedad por hepatitis tipo C que, durante los próximos 40 a 50 años, es probable que 1 millón de personas con infección crónica por el VHC no tratada, fallezca por complicaciones relacionadas con esta enfermedad.De allí que las soluciones tecnológicas integrales están desempeñando un papel fundamental en el campo de la salud.

Las pruebas de detección y los medicamentos antivirales son esenciales para abordar esta enfermedad. El tratamiento contra el virus de la hepatitis reduce significativamente las muertes y ayuda a prevenir el riesgo de que los pacientes desarrollen complicaciones a lo largo de sus tratamientos médicos.

El diagnóstico de la hepatitis B se realiza mediante la detección del virus de la hepatitis B (HBsAg), que puede hacerse con una prueba de laboratorio. Cuando es positivo, el diagnóstico debe confirmarse con pruebas complementarias, incluida la detección directa de la carga viral con pruebas de biología molecular que reconocen la presencia de ADN viral (ADN-VHB).

La hepatitis C suele descubrirse durante la fase crónica y una prueba anti-VHC positiva, y requiere una prueba de carga viral (VHC-ARN) para confirmar la infección viral activa. Tras estas pruebas, los pacientes pueden ser remitidos a tratamiento con fármacos que curan la infección y evitan la progresión de la enfermedad. En el caso de las hepatitis A, D y E, existen pruebas serológicas específicas que pueden diagnosticar la enfermedad para que los pacientes reciban el tratamiento adecuado.

“La hepatitis, a pesar de su baja visibilidad, tiene un impacto significativo en la salud pública de todos los países del mundo. Es fundamental reconocer que, si bien la hepatitis puede ser grave, existe la posibilidad de brindarle un tratamiento efectivo si se detectan sus síntomas a tiempo. Es por esto que, las herramientas tecnológicas de detección son fundamentales cuando se trata de darle un manejo adecuado a la enfermedad. La conciencia, la prevención y el acceso a la atención médica para tratar la hepatitis pueden marcar la diferencia y mejorar los índices de supervivencia» indicó Hélida Silva, directora de Asuntos Médicos para Latinoamérica en Siemens Healthineers.

[1]OPS – Organización Panamericana de la Salud https://www3.paho.org/hq/index.php?option=com_content&view=article&id=12334:opsoms-alienta-paises-americas-reducir-muertes-por-hepatitis&Itemid=0&lang=es#gsc.tab=0

[2]NIH – National Institute of Drug Abuse https://nida.nih.gov/es/areas-de-investigacion/hepatitis-viral#:~:text=De%20hecho%2C%20las%20infecciones%20por,%E2%80%8B%C3%BAnicamente%20por%20el%20VHC.

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