Por Guillermo Romero Salamanca
Para Ivo Holanda el 28 de diciembre, –Día de los Santos Inocentes, día propicio también para jugar bromas a los amigos y desconocidos– es un día normal. Él todos los días del año hace grandes chacotas.
Tiene 86 años y no para de hacer inocentadas. Además, le pagan muy bien por hacerlas. Él las ingenia, las recrea y las presenta en televisión. Es, además, uno de los personajes más populares de Brasil.
Son famosas sus “cámaras escondidas” y la mayoría de las veces, son bromas muy pesadas.
Un día, por ejemplo, puede encerrar con bloque a un carro en un parqueadero y cuando el dueño aparece, se arma la trifulca. Otras veces, prueba los alimentos a los comensales. Unas ocasiones más les riega las bebidas a otros. También estaciona pesados camiones frente a los almacenes impidiendo que otros autos puedan circular.
Una de las guasas más famosas fue la del boleto ganador se convirtió en uno de los temas más comentados. Ivo fue a la tienda de lotería a comprobar su billete. El asistente revisa la apuesta y revela que ganó $50 mil reales, pero para recibirla debe acudir a otro cajero del centro. El ganador dice que está demasiado lejos, que necesita tomar el autobús, el metro y, enojado, dice que no tiene tiempo para eso y termina tirando el boleto “ganador” a la basura. De repente, otro actor comienza a gritar que un hombre ha tirado el premio a la basura. Los otros clientes de la lotería intentan recuperar el boleto, lo que genera una enorme confusión.
Pero por sus bromas ha recibido golpes de ofendidos y cuando ya ve que la situación pasa de claro a oscuro, grita desesperadamente: “producción, producción, producción” y le dice a la víctima: “para, para, para”.
En una ocasión desbarató un juego de billar moviendo las bolas y los participantes le despacharon del lugar a punta de golpes con los tacos. En uno de esos movimientos casi le revientan la cabeza.
Sus bromas se presentan en el famoso programa “Cámara Escondida” de Silvio Santos, en el canal SBT pero también son transmitidos en Facebook y hay montones de sus picardías en YouTube y demás redes sociales.
Un día tuvo problemas judiciales. En la broma, que contó con la participación del actor Adriano Árbol. Los dos comenzaron a lavar los autos detenidos en los semáforos. Cuando los propietarios de los vehículos se quejaron, Ivo respondió que solo cobraría R $30 por el servicio, pero cuando la víctima de la broma respondió que no pagaría, él y Adriano arrojaron un cubo de barro sobre el auto. Los dos todavía dijeron que ahora el conductor tendría que pagar más en la gasolinera.
Las autoridades llegaron y, sin saber que se trataba de una grabación del famoso cuadro “Programa Silvio Santos”, llamaron la atención a Ivo Holanda.
El comediante tuvo que explicarse y, cuando la policía lo reconoció, se divirtieron al darse cuenta de que era solo una broma.
Ivo Holanda de Barros nació en Herculândia, el 22 de junio de 1.935. Desde niño en la pequeña Pompeya, en el oeste de São Paulo, Holanda cultivó la fascinación por el mundo del espectáculo y se trasladó a la capital como imitador de Vicente Celestino, su ídolo personal. Para complementar el presupuesto, fue lustrabotas, tapicero, ebanista, investigador en Ibope.
Trabajó en bancos durante 30 años y en sus ratos libres adelantaba estudios de Arte Dramático. “Eran los tiempos en que vestía bien”, cuenta ahora.
Cuando se retiró de su oficio bancario fue a trabajar en circos. Eran los años setenta y fue invitado por Silvio Santos para hacer las “cámaras escondidas”.
Dejó la televisión en 2004 para intentar convertirse en concejal en Pompeya, pero no fue elegido. “Antes de las elecciones firmé más de 5 mil autógrafos y el día de la votación, escasamente saqué cien sufragios. Los contrincantes le dijeron a la población que él era un hombre muy rico y no necesitaba estar en la política”.
Regresó a la televisión al canal SBT y fue contratado de por vida.
Es considerado como el “rey de las bromas” en Brasil, pero es quien más ha hecho guasas en el mundo.
La Iglesia Católica conmemora cada 28 de diciembre la gran matanza que ordenó el rey de Judea, Herodes I el Grande, y que tuvo como objetivo todos los niños que hubieran nacido en Belén y fueran menores de dos años.
La celebración del Día de los Inocentes comenzó, con carácter pagano-religioso, una fiesta en la que se permite el chiste de cualquier tipo, el día de los Santos Inocentes. Es popular en España, Argentina, México, Colombia, Perú, Ecuador, Chile, Panamá, Bolivia, Filipinas, Guatemala y Uruguay.
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