Cada año en Colombia nacen entre 500 a 600 bebés con espina bífida. La espina bífida es una malformación congénita en la cual un área de la columna vertebral no se forma correctamente, dejando expuesta una sección de la médula espinal y sus nervios a través de un defecto en la espalda. Según cifras de la Fundación Santa Fe de Bogotá, se estima, que en Colombia 1,5 de cada 10.000 nacimientos vivos padecen de esta anomalía congénita, la cual es la más común del sistema nervioso central.

La forma más común de la espina bífida es el mielomeningocele (MMC), en la cual una parte de la médula espinal y los nervios que la rodean atraviesan las vértebras en la columna y salen a través de la espalda del feto. Se cree que el contacto continuo de los frágiles nervios de la médula espinal en desarrollo, con el líquido amniótico durante el transcurso de la gestación, y el impacto continuo de estos con la pared uterina, resulta en lesiones neurológicas progresivas e irreversibles. Hasta hace poco, el tratamiento de la espina bífida se limitaba a la reparación de defecto a las pocas horas del nacimiento, sin embargo, el daño sobre los nervios y la hidrocefalia ya estaban presentes.

Causas y síntomas

La espina bífida es una es una malformación multifactorial, es decir, tiene causas genéticas y de micronutrientes. Está asociada a una deficiencia en los niveles de una vitamina del complejo B llamada ácido fólico. Las madres que hayan tenido un bebé con espina bífida tienen un riesgo de hasta un 5 % de recurrencia en los embarazos posteriores.

Puede afectar cualquier nivel vertebral de la columna en desarrollo, pero la mayoría se encuentran en la región lumbosacra. Dependiendo del lugar de la lesión, el mielomeningocele puede causar:

  • Problemas en la función de la vejiga e intestinos
  • Disfunción sexual
  • Debilidad y pérdida de sensibilidad en las extremidades.
  • La incapacidad de mover la parte inferior de las piernas (parálisis) y otras discapacidades cognitivas.
  • Malformaciones ortopédicas como pie equinovaro o problemas en las rodillas o caderas.

La mayoría de los fetos con espina bífida se detectan durante una ecografía morfológica de rutina entre las semanas 16 a 20 de embarazo, aunque en manos expertas puede sospecharse durante la realización de la ecografía de tamizaje de alteraciones cromosómicas en las semanas 11-13.

En la Unidad Materno Fetal de la Fundación Santa Fe, aplicamos una técnica de diagnóstico ecográfico, desarrollada por especialistas en diagnóstico prenatal, que permite determinar con un alto grado de precisión antes de la cirugía, el tipo de defecto y el grado de compromiso motor que tiene el feto. De esta manera estamos en capacidad de establecer un pronóstico individualizado y objetivo de las capacidades funcionales que conservará el bebé al nacer” Mencionó el Doctor Camilo Hernandez de Alba, Especialista en Ginecología – Obstetricia y Medicina Materno Fetal de la Fundación Santa Fe de Bogotá.

Tratamiento

Diversas consideraciones influyen en la decisión respecto a si el tratamiento prenatal o posnatal de la espina bífida es el más adecuado, incluida la edad gestacional, el nivel de la lesión del mielomeningocele en la columna, la presencia de la anomalía de Chiari II y determinados factores importantes de la salud de la madre. La reparación prenatal también requiere un compromiso importante de la madre y su personal de apoyo, con el fin de determinar cuándo la cirugía fetal para tratar una espina bífida es una opción.

El tratamiento de elección para esta anomalía es el cierre quirúrgico antes del nacimiento mediante una técnica mínimamente invasiva que permite el acceso al feto llamada Fetoscopia (una cámara y acceso con instrumentos de pequeño calibre).

Desde la Fundación Santa Fe de Bogotá se reconoce que la espina bífida no solo afecta la salud física, sino también la salud emocional y psicológica de las personas afectadas y sus familias. Es fundamental brindar apoyo emocional, educación y recursos para ayudar a las personas a adaptarse a las demandas y desafíos que plantea la condición. Por esto, la Fundación Santa Fe de Bogotá, ha desarrollado un programa de Cirugía Fetal mínimamente invasivo, conformado por especialistas de la más alta calidad y de diferentes disciplinas, capacitados para realizar la corrección del defecto antes del nacimiento en forma segura para la madre y su bebé.

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