Por SHEILA MORATAYA www.encuentra.com
¿Se puede nacer siendo elegante?, cierto, pero también se puede aprender a ser elegante. Todo comienza con una decisión interna.
¿Tú qué opinas? En efecto, se puede nacer siendo elegante, pero también se puede aprender a ser elegante. Todo comienza con una decisión interna.
La verdadera elegancia surge de tu interior de mujer; y es la que expresa la forma en que te percibes y te valoras. Así como te sientes, te proyectas. Hoy en día no podemos negar que nuestra presentación personal nos puede servir para abrir puertas o cerrarlas. Pero no es todo. Vemos como hay mujeres que impresionan por su arreglo pero que a la hora de conversar con ellas o poner a prueba sus habilidades en el trabajo dejan mucho que desear. Por lo tanto, ¿Cómo debe ser nuestra imagen?
La imagen que des a los demás debe ser auténtica
Quiero decir con esto, que lo que te pongas, que la forma en que te maquilles, que el estilo que escojas para tu cabello debe revelar o acentuar lo mejor de ti misma y de tu propia personalidad. De otra forma, entonces el resultado de tu arreglo personal sería algo “frívolo y falso”.
En proyección de imagen es importante que yo debo seguir siendo yo misma y no una caricatura o alguien que en realidad no soy. Es por esto, que a la hora de arreglarte, sobre todo debes preguntarte: Este peinado ¿afirma que esta soy yo? ¿Esta ropa prolonga la belleza de mi carácter? Este maquillaje ¿complementa mi belleza interior? En conjunto: ¿me siento yo misma?
La imagen que proyectes debe incluir los buenos modales
De nada sirve ver a una mujer vestida a la última y con un maquillaje y cabello impecable, si a la hora de relacionarse con los demás, espanta por sus actitudes personales. Los Buenos modales, lo exquisito del alma femenina es lo que hace que una mujer sea elegante o no lo sea. La forma en que saludas, la manera en que caminas, te sientas, hablas…sí comunica todo de ti a los otros. Por esto, ten cuidado a la hora de expresarte. Sobre todo, si eres una profesional nueva o una chica en búsqueda de su primer empleo.
Además de tu talento profesional, tu talento en relaciones humanas cuenta. Pues las relaciones humanas son la esencia de la consideración y el respeto que los demás merecen.
Nuestra imagen debe proyectar nuestros valores personales
Tú estás exhibiendo una pintura de ti misma. Eres tu propio retrato. Cuando un pintor, tiene en mente una nueva obra, piensa en todo y el resultado de su obra, es la expresión misma de su alma. Por lo tanto, el conjunto total de tu persona a la hora de vestirte, debe ser el resultado y la proyección de tus valores personales y de tus metas como mujer y profesional.
“Dime con quien andas y te diré quien eres…” dice el refrán. Dime cómo te vistes y te diré a donde quieres llegar y cuanto te respetas… agrego. Piensa muy bien en esto, ¿Por qué una mujer que tiene aspiraciones políticas es muy cuidadosa en su apariencia? ¿Por qué cuando vamos a una entrevista en una empresa como la banca o empresa educativa ponemos cuidado en el largo de la falda? ¿Por qué, a pesar del culto que hoy se le da al cuerpo, sigue existiendo la moda clásica y conservadora? ¿Por qué será que muchas veces al reflexionar en todo esto, nos parece un poco anticuado?
Vivimos en una época en que si no eres parte de la masa, entonces “eres diferente” y la sociedad rechaza a todo aquel que se atreve a ser diferente. Por esto, es muy importante, que a la hora de ir en la búsqueda de tu propio estilo personal, analices muy bien que tu imagen debe ser auténtica, que los modales son importantes y que no se puede ser elegante si no están de por medio los valores personales.
Entonces ¿estás lista para aprender sobre los elementos que forman la imagen?
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