Por: Julián Escobar

Todo parece indicar que Gonzalo Jiménez de Quesada fue la inspiración para Don Quijote De La Mancha. Físicamente y en anécdotas de sus vidas, hay parecidos que son innegables entre los dos. Desafortunadamente, Cervantes, quien es el único que puede corroborar esta versión, ya no está entre nosotros. Tampoco hay evidencias entre sus manuscritos como cartas con Jiménez de Quesada, ya no existen, si es que alguna vez las hubo. Pero, como todos los escritores, hay trazas en sus trabajos que nos permiten elaborar en que es muy probable que así lo fuera.

Para comenzar, hay que decir que fueron dos generaciones distintas, que compartieron solamente a través de personas en común. Al hablar de Jiménez de Quesada, este nace hacia el año de 1509, fue soldado en Italia en 1530 y en 1536 ya participaba del descubrimiento de América. Estuvo entre 1537 y 1538 conquistando lo que actualmente es Bogotá y desde acá empieza la vida de un personaje con poca fortuna. Duró gran parte de su vida esperando un nombramiento similar al de sus pares como Hernán Cortés con cargos como Gobernador de Santa Fé o alguno similar, cosa que nunca se le otorgó por los raros azares del destino. Se dedicó a la producción bibliográfica de sus conquistas, la cual lamentablemente se perdió, para luego morir de lepra en el año de 1579.

Es preciso por esta falta de nombramientos, donde se empalma su vida con la Cervantes. Nos cuenta Germán Arciniegas en su libro, El Caballero del Dorado, que Cervantes luego de un secuestro por piratas en Argel, buscó un nombramiento en la década de 1580, que lo llevase a América para lo cual aplicó para ser tesorero, contador y gobernador, intentos en los cuales fracasó. Alegan algunos que fue por no poder probar la famosa pureza de sangre, necesaria para poder ocupar cargos de alto nivel como encomiendas, lo cual también pareciera ser el problema de Jiménez de Quesada, ya que se alegan temas de conversión al cristianismo, por los que ya desde esto comienzan las coincidencias. Finalmente, Cervantes logró obtener un cargo de comisario real de abastos en esa década.

Pero los nombramientos no quitaron sus ganas de aventurarse a América. Ese deseo estuvo rodeado desde obras como la del Inca Garcilaso de la Vega, acontecimientos como el envío de remesas desde el Perú por parte de Juan de Avendaño a una sobrina de Cervantes llamada Constanza o las conexiones de su esposa con la familia de Jiménez de Quesada. La influencia se ve así en el Quijote donde pasajes como referirse a los jinetes mexicanos en varias ocasiones, a Nueva España a través de los deseos del personaje del oidor Pérez de Viedma y las minas de Potosí, muestran un interés marcado en partes de la obra hacia América. Incluso el tono cambia, al recordar cómo se burla de las referencias a Grecia o Roma, para un tono de deseo en referencia a América, que por momentos se siente más de un autor que romantiza América.

Ese romanticismo pudo venir de la familia de Jiménez de Quesada, con quienes su esposa, Catalina de Salazar y Palacios, tenía un parentesco cercano y así se crea el personaje con esos rasgos. El historiador Eduardo Santa relata que los Jiménez hablaban ampliamente de las aventuras de Don Gonzalo, motivación entre muchas otras que lo llevan a buscar los nombramientos ya mencionados. Poniéndolo en temas actuales, si uno tuviera un familiar que es astronauta y fue a la Luna ¿No estaría algún sobrino obsesionado con ir al espacio por las historias del tío de piedras raras, velocidades extremas entre otros? Afirmo que era un deseo muy profundo de Cervantes ya que buscar nombramientos en Guatemala, la Nueva Granada y en Nueva España, es como querer ser Alcalde de cualquier ciudad de Colombia. No es algo fijo, sólo querer ser gobernante, así como, querer ser gobernador para caminar por Guatemala o tesorero para desembolsar dineros en proyectos de traer costumbres de España a América. Esta fijación se traslada a que el Quijote comparte sutilezas con Jiménez de Quesada entre las cuales resalto: el aspecto físico, el gusto por las armas y las letras, o doncellas inalcanzables de alguna región española. Es más, haciendo un ejercicio de imaginación, entre Quesada y Quijote, es fácil llegar de una palabra a otra al ir cambiando letras como la e y la s, donde ya tendríamos un nombre similar el cual sería Quijada, desde donde es fácil cambiar otro par de consonantes y llegar así al Quijote.

Pocos pueden decir que incluso bajo sospecha, fueron inspiración para el Quijote. Cervantes nos pintó una España fragmentada en regionalismos al hablar de vizcaínos, gallegos u otros, cosa que heredamos nosotros en Colombia al hablar de costeños, cachacos o paisas, los cuales son producto de la idiosincrasia española, la cual heredamos, además de la diversa geografía del país. En esto último, Jiménez de Quesada fue clave al explorar el territorio de Santa Marta a Bogotá. Si Cervantes se hubiera embarcado a América, el Quijote tendría aventuras en lugares con catalanes, gallegos, andaluces e indios quienes protagonizaron algunos poblamientos del continente y las aventuras de Jiménez de Quesada serían una base para las del Quijote. No sería descabellado que la pelea con el vizcaíno fuera con un indio montado en una Llama, o Dulcinea del Toboso fuera Dulcinea de Paipa. Por ahora, nos quedamos con el caballero de El Dorado y por otro, con el de la Triste Figura, seguros de que el uno influenció al otro.

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