Por Eduardo Frontado Sánchez
En la era actual, marcada por la incesante evolución tecnológica y las cambiantes circunstancias globales, nos vemos obligados a abrazar la digitalización y sumergirnos en la autopista del conocimiento. Las nuevas variantes del COVID y las condiciones actuales nos empujan a redefinir la manera en que trabajamos, y un fenómeno que cobra relevancia es el surgimiento de los nómadas digitales.
Los nómadas digitales son profesionales que aprovechan las nuevas tecnologías para trabajar de forma remota, eliminando costos de oficina y fomentando la flexibilidad y la productividad. Aunque la interacción humana sigue siendo esencial, la capacidad de adaptación a los nuevos tiempos es crucial, lo que implica encontrar un equilibrio entre la vida digital y la esencia misma de nuestra humanidad.
Según el Banco Interamericano de Desarrollo, más de 5 millones de personas en todo el mundo pueden ser catalogadas como nómadas digitales. Este crecimiento plantea un desafío importante: mantener un uso adecuado de la tecnología y, al mismo tiempo, no perder nuestra empatía y humanidad.
Como experto en diversidad e inclusión, considero que las empresas que descartan la contratación de personas con habilidades distintas debido a la falta de infraestructura están guiadas por prejuicios y miedos infundados. En la era digital, etiquetar a estos profesionales como «inhumanos digitales» no solo es inapropiado sino también una oportunidad perdida.
El mayor desafío radica en lograr un equilibrio entre la tecnología y la humanidad. Contratar a personas con habilidades distintas no solo no implica mayores costos, sino que también representa una ventaja competitiva al fomentar la sensibilización y cambiar la perspectiva de la organización.
Invito a las empresas a subirse a la autopista del futuro, a atreverse a realizar cambios significativos en su visión y misión. Contratar a personas con cualidades distintas no solo enriquece la vida de los trabajadores, sino que también fortalece la identidad de la empresa. En última instancia, recordemos que lo humano nos identifica, y lo distinto nos une.
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