Es el presente de la radio. Su inteligencia, agilidad mental, calidez y bagaje cultural le dan autonomía para oficiar con propiedad como maestro de ceremonias, comentar con autoridad un encuentro de los finales del Mundial de Fútbol, moderar un espacio periodístico, o ser parte de un amable tertuleadero vespertino como el de Los Originales.

Por Édgard Hozzman / Fotos @juancarlosguerrerobeltran 312 367 33 41 / Locación Estudio Javier Murillo

Nicolás Samper presintió a muy temprana edad su vocación periodística cuando comenzó a editar “Nor Gerper” con su amigo de toda la vida, el escritor Andrés Ospina. A la distancia fueron sus primeros maestros, Juan Gossaín, a quien escuchaban en su hogar; además de las crónicas y entrevistas de Antonio José Caballero con quien tuvo la oportunidad de trabajar en sus prácticas universitarias.

El Gráfico, la icónica revista futbolera, marcó el norte de pasión por esta disciplina, de la hoy que habla con propiedad y conocimiento, haciendo alarde de su excelente memoria.

Quien creyó en su talento, fue “el tano” Antonio Casale, más tarde Indalecio Castellanos y luego, Jaime Sánchez Cristo.

–¿Cuántos programas hace en RCN Radio?

–En la actualidad estoy en tres espacios de la emisora: El primero es “La Tertulia” en la frecuencia básica de RCN Radio, donde al lado de Jorge Espinosa, Andrea Silva Reyes y Daniel Faura tratamos de hacer una media mañana apacible, con humor y actualidad. De 2 a 4 p.m., también por la misma frecuencia, mis contertulios son Antonio Cásale, Guillermo Arango, Martín De Francisco, Guillermo Díaz Salamanca, Jorge Balaguera y Andrés Nieto en el programa “En la jugada” que versa sobre deportes, en especial de fútbol. A las 5 de la tarde doy un salto hacia La FM con “Los Originales” y me siento a hablar con Jaime Sánchez Cristo, Alejandra Rivolta, Laura Hoyos y Orlando Rivera sobre el mundo y sus extrañezas.

–¿Escuchó la onda corta?

–En la casa de mis abuelos había un radio magnífico que tenía un “jurgo” de frecuencias y, entre ellas, uno podía explorar emisoras del mundo a través de la onda corta. Era un radio gigante empotrado en un mueble bellísimo. Creo que hoy ese radio está en manos de mi primo Juan Antonio.

–¿Un personaje inolvidable de la radio? ¿Por qué?

–Muchos. Yo me divertí enormidades trabajando con Antonio José Caballero, por ejemplo. Él, un reportero de los que ya no abundan era una verdadera caja de sorpresas cada vez que había que sentarse a hacer un plan de trabajo. Un verdadero mago en eso de la ocurrencia periodística y humorística, nada le quedaba grande. Su partida fue muy dolorosa, pero qué dicha haber podido compartir con él. Y en cuanto a recuerdos de la niñez, siempre en mi casa sonaba en varios radios al mismo tiempo la voz de Juan Gossaín. Recuerdo mucho aquella transmisión sobre la toma del Palacio de Justicia. Yo tenía 9 años y aún conservo en la memoria cada reporte y cada progreso que daba Gossaín a medida que los hechos acontecían.

–¿Cuál fue su primer ídolo?

–El fútbol siempre ha sido un polo a tierra en mi vida y me pasó que la primera vez que fui al estadio vi a un tipo rubio, pintoso, que cuando salía en el arco a tomar los centros de costado lo hacía usando una sola mano. Era como si tuviera un imán en los guantes, además usaba una gorra roja, muy llamativa. Tapaba con el buzo de Dino Zoff, o una réplica pues, de aquel saco platinado que usó el italiano en el Mundial del 82. Él era Alberto Pedro Vivalda, seguramente el mejor arquero que vi defendiendo los intereses de Millonarios. Mi papá, años después, también me dio un gusto increíble: Me regaló en una Navidad unos guantes de arquero iguales a los que usaba Nery Pumpido -otro de esos porteros que supe admirar-.

–¿Un periodista que haya influido en su actividad profesional?

–Me gustaba mucho la prensa y me alimenté durante mucho tiempo del estilo de la Revista El Gráfico cuando era niño. En ese entonces mi idea era emular a esos señores que tan buenos textos hacían. Las letras de Juvenal, la poesía de Ardizzone, la genialidad de Panzeri, las notas de Arcucci y Madalesky, las travesías de Jorge Barraza persiguiendo clubes hasta el final del mundo… creo que ese fue mi primer espejo.

–¿Las redes sociales denuncian lo que los medios tradicionales encubren?

–Depende. Hay que saber seleccionar entre la cantidad de información que pulula en las redes. Hay información cierta pero la tentación que producen las redes hace que se caiga en la trampa de contar algo que no es verdad por cuenta del afán. Las redes sociales son un tupido pajar en el que hay que tener la vista aguzada para encontrar las agujas. Pero cuando la aguja aparece y se certifica que esa información es veraz, resulta ser una gran herramienta para descubrir o denunciar asuntos que las agendas noticiosas a veces desestiman.

–¿Cómo ha sido su experiencia trabajando con Jaime Sánchez Cristo?

–Jaime es un tipo maravilloso al que yo quiero muchísimo. Me dio una oportunidad muy grande cuando, sin conocerme, me hizo una prueba para reemplazar a Karl Troller en “Los Originales”. Se la jugó por mí en ese momento y agradezco por semejante voto de confianza. Ya llevo 4 años trabajando a su lado y, además de tener un humor devastador, es un hombre del que siempre se aprende. Yo a veces, por mi rol en el programa, le saco la piedra, pero él también ha aprendido a sacármela a mí y en ese tire y afloje nos reímos un montón.

–¿Cómo define la irreverencia y locuras de “Los Originales”, en estas hay genialidad?

–Yo creo que “Los Originales” exige estar muy al tanto de lo que ocurre, pero también requiere estar alerta siempre. Saber improvisar, y no me refiero a la improvisación de manera negativa. Mejor es usar la palabra “repentismo”, ese sí que es un elemento indispensable. La rapidez mental se agudiza y de ahí salen cosas que nunca están en el libreto -porque más allá de que haya un orden y unas responsabilidades diarias asignadas para cada uno de los integrantes de la mesa, el programa no tiene libreto-.

–¿Le han dicho que se parece a Julio Sánchez Cristo?

–Solamente una vez me pasó. Un día me subí a un taxi en el Alkosto de la 68 y acababa de comprar un computador. El taxista me miraba por el retrovisor fijamente, casi que no observaba el camino que me llevaría a casa. Y ahí empieza a trabajar la mente. Yo suponía que en una de esas el tipo me iba a asaltar. De golpe el conductor me dice: “¿Cierto que usted es el de La W?”. Yo engrosé la voz y dije que sí. Suplanté alguna vez a Julio Sánchez en un taxi, espero que por esto no me cuelgue.

–¿Le gustaría cubrir el Tour de Francia?

–Por supuesto. Cualquier evento periodístico hace que uno sueñe con estar allí.

–¿Dirigiría un informativo en RCN?

–Uno nunca sabe. Uno está al servicio del periodismo, siempre.

–¿Quién lo descubrió como maestro de ceremonias?

–Edgard Hozzman me llamó un día a decirme que si yo le ayudaba a ser el presentador de los Premios al Mérito de la Revista MOMENTOS. Y no me podía negar porque Edgard ha sido muy generoso conmigo siempre y le dije que sí. Ya me había tocado durante varios años hacer una labor similar en el Hay Festival al presentar el Concurso Nacional de Cuento que organizaba RCN, así que con esa experiencia previa pude salir adelante en el reto que Hozzman me cedió amablemente.

–¿Cómo le fue como presentador en los Premios al Mérito MOMENTOS?

–¡Espero que bien! No volaron tomates hacia el escenario en mis intervenciones lo que resultó ser satisfactorio. Ahora, estuve muy bien acompañado por Beatriz Helena Álvarez y con ella al lado era imposible fallar.

–¿Utiliza el Twitter como medio de promoción o proyección?

–Más lo uso para contar que vamos a entrar al aire en algún programa. Lo que pasa es que los debates de Twitter, a lo largo del tiempo, se han venido precarizando mucho. Antes le botaba más corriente y me gustaba mucho intercambiar opiniones allí pero ahora no es tan sencillo por cierta intolerancia que se deposita en las redes.

–¿A los colombianos se les informa éticamente?

–Espero que sí. No podría hablar por los demás. Igual el oyente sabe bien qué oye y con qué criterio, y ese sí que es un valioso sensor.

–¿Cómo cautivar la audiencia de las nuevas generaciones en un país donde la gente joven no escucha ni cree en la radio?

–Yo considero que la radio tiene mucho futuro. La radio es compañía así que no veo cercano su final, todo lo contrario. Ante los cambios tecnológicos, los avances naturales de la modernidad, la radio ha entrado en un delicioso reto que es tratar de cautivar audiencias, pero a partir de lo diferenciales que puedan ser sus contenidos. En Estados Unidos Howard Stern sigue teniendo un cúmulo de oyentes tremendos por cuenta de su manera de hacer radio. ¿Por qué? Porque lo importante es hoy el cómo, más que el qué. El qué está en cada dial, pero el cómo es el elemento diferenciador. Si uno encuentra un buen cómo, habrá oyentes siempre.

Beatriz Helena Álvarez y Nicolás Samper en la presentación de Los Premios Momentos.

–¿La radio online tiene futuro, será una buena opción?

–Sin duda, de hecho, tendría que medirse en los estudios de audiencia. Y la satelital también. Dependerá siempre la radio no solo de la plataforma -a las que nos estamos adaptando- sino a lo que allí se diga. Al cómo.

–¿Cómo recuerda su experiencia cubriendo el Mundial de Rusia?

–Tremenda. Era mi primer Mundial y había que estar a la altura del evento. La mayoría del tiempo estuve al aire. Hubiera querido poder hacer más reportaría, pero las exigencias de las transmisiones hacían que los días de 24 horas apenas duraran 12 por la cantidad de trabajo y preparación que hay que destinar para un evento de semejante magnitud. Fue una experiencia gratificante que me quitó horas de sueño y cambió mis horarios, pero que me llenó de aprendizajes.

–¿El mejor futbolista de todos los tiempos?

–Sin opción a discutirlo, Diego Armando Maradona. Para mí no hubo ni habrá un tipo que pueda igualarlo. Tuve el gran gusto de poderlo conocer en Moscú por intermedio de un amigo. Fue como poder acercar a la tierra el ídolo que está colgado del poster.

–¿Cuál es su ilusión de fantasías lejanas?

–La de permanecer. Llegar es fácil. Permanecer es la misión y la ilusión. No caducar en lo que hago.

–¿Una emoción recordada en el silencio de su soledad?

–A mí me sigue emocionando mucho mi hija. Va a cumplir 4 años, y en aquellos instantes en los que no estoy pensando en trabajo la veo a ella en mi mente y eso me hace mucho bien. Uso el tiempo libre para pensar en ella. Cuando nos vemos los fines de semana esos pensamientos se hacen materia y eso es magnífico.

–¿La modestia y la dignidad son virtudes que ignora el éxito?

–Yo creo que es imposible encontrar el éxito sin modestia y dignidad. ¿De qué sirve sentirse superior e intocable? El éxito es ser modesto y digno, creo yo.

–¿Usted es el héroe de su historia?

–Noooo. Hay héroes que han hecho posible mi historia como mi mamá, por ejemplo. Viuda a los 38 años le tocó echarse al hombro la responsabilidad de criar dos hijos en etapa adolescente y con apremios económicos muy fuertes. ¡Eso es heroísmo!

–¿La personalidad, más que los principios hacen grandes profesionales?

–Los principios que inculcan en casa son un poco el reflejo de nuestra personalidad. Es una buena simbiosis para bien y para mal. Hay gente sin escrúpulos, de maldad consabida y que uno la ve accionando sus carencias en contra de los que nunca les han hecho nada. Esa clase de gente, aquellos que se comportan así, muestran también su personalidad y, obvio, también muestran que sus orígenes -en términos éticos, no económicos- son dignos de la más profunda náusea.

–¿“Los brillantes” discursos políticos y retórica religiosa a quien benefician?

–A la tribuna. A los que les gusta sentirse engañados por cuenta de palabras edulcoradas e imposibles de cumplir. Muchos políticos juegan para la tribuna y la tribuna, a pesar de tantos reveses vividos, a veces sigue comiendo cuento.

–¿Ha apoyado nuestra huella e identidad cultural, el folclore?

–He tratado en lo posible de rescatar aquellos valores nacionales. Desde la música hasta nuestra propia psique colombiana. Escribimos un libro con varios amigos sobre eso que a veces es tan complejo de la colombianidad como una forma de crítica a nuestro ADN que podría ser modificado. Y ya hablando de música, soy un amante de lo nuestro, pero hay gente que lo hace mucho mejor, como Jaime Andrés Monsalve, ganador del Premio Simón Bolívar por una crítica radial impecable en la que explicó a manera de novela negra y con canciones que echaban ese cuento, dónde estaba la cucharita que se le extravió a Jorge Velosa.

–Usted se cuida de sus enemigos, ¿quién lo cuida de sus amigos?

–Es como la canción de Serrat: “Mis amigos son unos atorrantes, se exhiben sin pudor, beben a morro, se pasan las consignas por el forro y se mofan de cuestiones importantes, si les roza la muerte disimulan que pa´ ellos la amistad es lo primero”.

–¿La ironía es la cara de la angustia?

–Sí, porque la angustia nos llena de lágrimas. La ironía es ese placebo que nos dice que todo está mal pero que no hay alternativa diferente a reírse de eso.

–¿La obediencia es un acto legítimo?

–No siempre. Los dictadores podrían decir que sí.

–¿Los fines y los medios son separables?

–Sí, porque si los juntamos hablaríamos del fin de los medios y ¿entonces en qué voy a trabajar de ahora en adelante?

–¿Dónde están sus raíces en la creación o en la evolución?

–En la creación, que no se debe quedar quieta. Debe avanzar y evolucionar.

Textos y fotos tomados con autorización de revistamomentos.co

Nicolás Samper con su novia Catalina Aldana en los Premios al Mérito MOMENTOS.