por Claudio Ochoa

Pensar que todavía no tomamos en serio el riesgo en que se encuentran nuestros mares, con semejante potencial que nos ofrecen.  Tantos problemas que hemos creado al interior de nuestro país, en el área terrestre, como que nos tiene amarrados para actuar y organizar prioridades sobre estos mares. Tan privilegiados que somos, el único país suramericano con dos mares, el Pacífico y el Caribe. Cada rato oímos de esta prerrogativa, como del idiota orgullo de estar entre los primeros biodiversos del mundo, pero seguimos impávidos ante el saqueo y destrucción de lo uno y lo otro.

Seguramente la inmensa mayoría de los colombianos ignoramos que nuestras áreas marítimas representan el 45 % del territorio nacional, más de 928.000 km2, sobre un poco más de 2 millones de kilómetros cuadrados que constituyen a Colombia. Recordemos que en las tierras aledañas a nuestras costas, de 1.300 kilómetros en el Pacífico, 1.642 kilómetros en el Caribe y 52 kilómetros en San Andrés, Providencia y demás, residen unos 6.5 millones de personas.

Sobre nuestros mares hay cantidades de instituciones creadas para su regulación, aprovechamiento y cuidado. La Autoridad Marítima Colombiana, Dimar, dependiente del Ministerio de Defensa. Ministerio de Medio Ambiente, Dirección de Asuntos Marinos, Costeros y Recursos Acuáticos. Comisión Colombiana del Océano. El Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (Invemar). Instituto Nacional de Pesca. Armada Nacional y Policía Portuaria. Fundaciones como Mar Viva, Amigos del Mar, Malpelo Colombia, Bahía y Ecosistemas de Colombia, etc., etc. Además de los fortines políticos intocables, las corporaciones autónomas regionales, con influencia en las costas marinas.

Sin embargo, la gran noticia sobre este inmenso recurso está en el litigio con Nicaragua, nuestra pérdida de 70 mil kilómetros cuadrados de mar territorial (algo más que la superficie de Antioquia, que tiene 63.612 kms2) y su nuevo reclamo sobre plataforma continental extendida. La contaminación de sus aguas, difícil de parar, por vertimientos indeseados desde los municipios aledaños y San Andrés, la minería “legal” e ilícita. El contrabandado y diversas ilegalidades que a diario ocurren a través de sus aguas. Algún turismo depredador. El franco robo de nuestros recursos pesqueros que ejecutan flotas chinas y de otros países, etc. Y un tema que se mantiene quieto, seguramente para beneficiar intereses particulares: la falta de armonía en las normas que deben regular la extracción de hidrocarburos costa afuera.

A la vez, seguimos sin dar la importancia que merece al cuidado de los arrecifes coralinos y su potencial para el desarrollo de actuales y nuevas medicinas, cerca de 170 especies de productos marinos que en el Caribe ha inventariado el Instituto Nacional de Pesca, ecosistemas estratégicos en peligro, la vía marítima que propicia el transporte de un elevado porcentaje de carga, y los puertos que sirven a ella. Minería marítima y energía marina, cuyo alcance aún desconocemos pero que evidentemente tendrá inmenso valor en la medida que los recursos de la parte continental vayan escaseando y se deben implantar nuevas fuentes de energía distintas a las tradicionales.

Visto lo anterior es inaceptable que el país esté a espaldas del mar y desconozcamos casi todo sobre él. Que tanta entidad e iniciativas sigan sin la coordinación y fuerza que les daría un Ministerio del Mar. Debemos celebrar que un colombiano siga insistiendo sobre el tema, que un andino como lo es el cuyabro Julián Parra, director de Nocturna RCN, siga aprovechando cuanta oportunidad  se le presenta para convencernos de dar este paso, en una campaña que día a día gana simpatizantes.

La isla de Malpelo en el Pacífico.

COMENZAR CON PEDAGOGÍA

En la ruta hacia un Ministerio del Mar seguramente debe jugar un papel básico el conocimiento que jóvenes y mayores tengamos sobre el 45 por ciento de nuestro territorio, representado en las aguas saladas. Avancemos en la pedagogía sobre el tema.

Algo en lo cual nos lleva una gran ventaja España, entre los países que históricamente aprecian su mar y viven de él. Si no fuera por su destreza en la navegación, otra cosa hubiera sido el descubrimiento de América. Alimento básico en la Península, de 1.148,19 kilogramos por cabeza en 2020.

España, además de contar con el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, tiene el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Este último nos ofrece el portal temático “REEDUCAMANDO: ABC del mar, los mares españoles, amenazas en el mar y conservación marina”

El ABC del mar tiene 7 principios esenciales, desarrollados en 45 conceptos fundamentales, que bien vale la pena ir conociendo y apreciando:

Principio 1: La tierra tiene un gran océano con diferentes características

Principio 2: Tanto el océano como la vida que contiene moldean las características de la tierra

Principio 3: El océano tiene una gran influencia en el tiempo meteorológico y el clima

Principio 4: El océano hizo que la tierra fuera habitable

Principio 5: El océano mantiene una gran diversidad de vida y ecosistema

Principio 6: El océano y los seres humanos están estrechamente interconectados

Principio 7: El océano está en gran parte inexplorado

Sólo conociendo bien las cosas podremos amarlas.

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