Por Guillermo Romero Salamanca

Hoy, el hombre que durante más de 30 años madrugó para hacer programas, escuchar música, hablar con locutores, periodistas, programadores, promotores discográficos, atender llamadas de cantantes, productores y asistir a infinidad de reuniones, no escucha música. Está en un trabajo más complicado: organizando un trasteo.

Llega su hija de México D.F. y debe tener listo un nuevo y amplio apartamento.

Es extraño desconectarlo de sus radios de onda corta, de su internet para chequear lo que pasa en la radio de acá y de allá. Es un observador nato. No pasa un error de ortografía y es una cuchilla con los generadores de caracteres de la televisión. Pifia que pilla, de inmediato, la sube a su página de Facebook donde recibe decenas de comentarios.

Óscar Tito López es uno de los grandes estudiosos de la radio. Le apasiona. Es su vida.Desde 1988 madrugué a hacer programas de la mañana. Tuve a mi cargo todas las emisoras musicales de Caracol y RCN. Mientras unas emisoras ganaban audiencia otras la perdían. Eso genera mucho estrés”, dice ahora.

“Solo Olímpica ha logrado mantener sus emisoras en el primer lugar en varias ciudades en los años anteriores. Me le quito el sombrero al señor Rafael Páez, su director”, agrega.

Fue gerente general en Costa Rica. Ayudó a crear y montar emisoras en Colombia, Chile, Panamá, Costa Rica y Portugal y prestó asesorías a algunas de ellas hasta el año pasado.

El trabajo en Blu Radio le abrió la mente al trabajar en radio hablada, algo que nunca había hecho, y participó activamente en el montaje y lanzamiento de La Kalle, ese nuevo proyecto multimedia de la llamada ‘radio visual’.

“Y para retirarme a descansar con mi esposa y tratar de recuperar el tiempo que perdí a su lado por estar entregado a la radio, decidimos venirnos a un pueblito llamado Puerto Aventuras, en el Caribe mexicano, cerca de Playa del Carmen, Tulum y a una hora de Cancún”, explica mientras marca una de las 70 cajas de su trasteo.

Desde este recóndito lugar realiza programas musicales para la emisora cultural Cámara FM de Medellín y escribe artículos de radio en el portal radioNOTAS, “pretendiendo educar a los radiodifusores más jóvenes y devolverle así a la radio todo lo que ella me dio”.

Tito López en su trabajo en Blu Radio.

–¿Su nombre obedece a Josip Broz Tito?

–Para nada. Yo soy el cuarto de 5 hijos en mi casa. El tercero de mis hermanos, Iván Darío, me llevaba 7 años de diferencia, así que yo era el ‘chiquito’ de la casa cuando nací. Yo mismo decía que yo era el ‘tito’… y así me quedé.

–¿De no haber sido hombre de radio, en qué anduviera?

–Yo estudié publicidad y mi trabajo fue de director de publicidad del Centro Comercial Sandiego de Medellín. Siempre me gustó esa profesión, así que supongo que estaría trabajando en ella.

Otra pasión era la de trabajar en audio, probablemente en un estudio de grabación.

Pero lo que más me hubiera gustado, y lo descubrí muy tarde, es la aviación. Me hubiera encantado ser piloto.

–Bueno Tito, ¿esta pandemia tomó mal parada a la radio?

–Nadie estaba preparado para ella. Sin embargo, al inicio de la crisis mucha gente se volcó a la radio para enterarse de su desarrollo. Luego llegó el encierro y los hábitos cambiaron. Estudios entregados por Caracol y el centro Nacional de Consultoría mostraron que la radio creció en audiencia al inicio de la crisis.

Sin embargo, al no tener que desplazarse a sus lugares de estudio o trabajo, la gente se quedó en casa con otras opciones de información y entretenimiento, lo que se vio reflejado en una pérdida de audiencia en los resultados del último ECAR.

Algo curioso: No es que menos gente escuche radio actualmente, sino que cada oyente escucha menos emisoras. Es decir, si alguien antes escuchaba al día 3 o 4 emisoras, esa persona sigue oyendo radio, pero ahora solo escucha 1 o 2 emisoras. Eso influyó mucho en el decrecimiento de la penetración.

Por otro lado, afortunadamente, y gracias a los avances tecnológicos, hoy es muy fácil hacer radio desde la casa. No hacen falta enlaces ni repetidoras, sino que solo basta una buena conexión a internet, un micrófono y un computador para emitir.

Contra lo que no hay nada que hacer es contra la baja en la pauta publicitaria. Primero, en épocas de crisis es lo primero que recortan muchas empresas. Además, con los negocios cerrados y la gente encerrada, no hay nada que anunciar.

Con Alejandro Villalobos, Gabriel de las Casas y Andrés Nieto.

–¿Despegaron las emisoras por internet?

–Yo creo que todas las emisoras hoy en día tienen que subir su señal a internet. Ya no se consiguen radios. La gente se ha ido volcando a escuchar la radio por internet, aunque todavía sigue siendo indispensable la señal tradicional para el transporte terrestre.

Sin embargo, no les creo a las emisoras exclusivas online. Para mí son un juguete, una forma de “calmar goma”. Es que hay demasiadas emisoras, la mayoría automatizadas y sin alma, y programadas por personas que no saben hacer radio.

Además, los anunciantes no creen en ellas porque no hay cifras para mostrar.

–¿Cree que la radio ha cumplido con su labor en esta pandemia china?

–Yo creo que sí. Hay mucha información apoyada por especialistas, y esa información no se ha quedado en la radio hablada. Las musicales también han cumplido con su papel.

Pero más allá de las cifras y las recomendaciones, que pueden llegar a ser apabullantes, su labor de entretener y divertir ha sido un gran aporte. Pero lo mejor es que cada vez más la radio sabe integrarse con las redes sociales para comunicarse con su público.

SOBRE LAS EMISORAS DE AM

–¿Desaparecerá definitivamente el AM de la radio?

La radio en AM tiene gran cobertura. Llega a los rincones más recónditos del país, incluso a lugares donde no hay otras formas de comunicarse.

Infortunadamente, el Estado no le ha parado bolas a esta excelente herramienta que puede seguir entregando información, educación y entretenimiento a las zonas marginadas. De hecho, debería buscar una forma de ayudar a que sus concesionarios puedan seguir operándolas.

Algunos operadores de radio AM las están devolviendo a sus dueños e incluso algunos concesionarios las están devolviendo al Estado. ¿Qué tal un subsidio? ¿Una rebaja de impuestos? ¿Una rebaja en el pago de los derechos?

Por otro lado, hoy en día la radio digital permite escuchar la radio de AM con calidad de sonido en FM. Sin embargo, el estado tampoco ha querido mover el tema de la radio digital en nuestro país, con lo que le daría un nuevo aire.

Lo que sí es cierto es que, mientras mucha gente se está yendo a plataformas digitales, seguir insistiendo en la radio AM en capitales es una pelea perdida. Blu Radio y La W así lo han demostrado y gracias a ello, en parte, han tenido buenos crecimientos de audiencia.

RCN sigue insistiendo en transmitir su cadena Básica por AM. Lo mismo Caracol, que solo está en FM en 3 o 4 ciudades.

Pero es que una persona menor de 40 años no se va a buscar una emisora de AM. Allí se están quedando los oyentes tradicionales, los más adultos, que se van a ir muriendo y con ellos se irá lo que queda del AM si no se hace algo por rescatarlo.

La radio en AM se está quedando para nichos cerrados: emisoras religiosas o esotéricas. En cambio, por ejemplo, podría ser una gran herramienta educativa para el campo colombiano, como lo fue alguna vez.

En una de las charlas con Armando Plata Camacho, dos grandes de la radio.

–¿Se podrá complementar con internet?

–Como dije antes, todas las emisoras tradicionales deberían retransmitir su señal por internet. La calidad de sonido es mejor en internet que el de las emisoras de AM, pueden transmitir en estéreo y pueden escucharse en cualquier parte del mundo.

Pero una posible solución podría ser la de llevar su señal a la radio digital, cuya señal sigue viajando por las ondas hertzianas, pero con mucha mejor calidad y permitiendo, incluso, tener varios canales en una misma frecuencia.

Lástima que nadie ha mostrado interés en esta opción, comenzando por el Estado que hizo algunas pruebas hace 15 años y no se avanzó más.

LA RADIO EN LA POST PANDEMIA

–¿Qué tipo de radio escucha?

–Actualmente vivo en la Riviera Maya, en el Caribe mexicano. Aquí no llegan las grandes cadenas de radio mexicanas, así que solo hay emisoras musicales o algunas habladas locales.

Yo tengo una o dos emisoras preferidas de acá, y algunas veces me siento a escuchar emisoras cubanas en AM, más por nostalgia que por cualquier cosa. Ese espíritu romántico de captar una señal extranjera sigue siendo mágica para mí.

Yo lo llamo ‘voyerismo auditivo’. Es como entrar a la casa de alguien sin permiso para saber de qué están hablando. La señal llega con interferencias. Va y viene. Sube el volumen y luego se desvaneces. Obvio, se puede escuchar por internet, pero se pierde esa magia.

–¿En qué cambiará la radio en post pandemia?

–Yo creo que, al igual que en otras industrias y negocios, las directivas de las empresas se deben haber cuestionado la necesidad de tener grandes instalaciones para albergar a sus empleados, sabiendo que pueden trabajar desde casa. Y ya dije que en la radio es algo factible.

Por otro lado, me parece que ha faltado algo que mueva la radio tradicional. En 1992, ante el apagón, para lo cual nadie estaba preparado, hubo un programa revolucionario: “La Luciérnaga”. En esta crisis no ha aparecido nada parecido. Y aún estamos a tiempo.

Pero lo que sí es claro es que la radio, al igual que todos los medios tradicionales, saldrá muy afectada cuando termine la pandemia. La pérdida de ingresos tiene que golpear muy fuerte, así que las radiodifusoras seguramente revisarán sus costos y todo lo que ello implica.

Mientras analizan esas reducciones de costos es posible que vayan en contravía de una de las grandes ventajas de la radio: la localía. Al adelgazar sus estructuras de personal es posible que se miren opciones de automatización o de emisión en cadena.

Esto va en contravía de los contenidos locales, que son el lazo más fuerte para ganar fidelidad con la comunidad, pero hay que entender que esa es una de las posibilidades de sobrevivir y tratar de comenzar una recuperación.

También por esto seguramente tendrán que mirar de cerca las nuevas alternativas tecnológicas para optimizar su manejo.

Pero quiero resaltar que, a pesar de la crisis, Caracol y RCN le han apostado a lanzar nuevos productos: Oxígeno by Los 40, Bésame en Bogotá con su formato de baladas y música popular, La W+ en Medellín y el regreso de Radio fantástica demuestran que la radio se sigue moviendo para entregar nuevos contenidos e ideas.

Tiempos de consolas y micrófonos.

EL TRABAJO DE MINTIC Y LA RADIO

–¿Se “americanizó” la radio colombiana?

–No sé si entiendo el término. En lo referente a las emisoras musicales, desde hace muchos años se han venido implantados modelos gringos de investigación, de programación y de manejo de contenidos.

Los ‘Morning Shows’ son comunes en las emisoras musicales. La investigación para crear formatos nuevos o para testear la música ha sido implantada por algunas cadenas de radio. Las rotaciones cerradas de éxitos son un estilo traído del formato Top 40 estadounidense.

Sin embargo, la radio hablada sigue siendo muy propia, a partir de modelos como el que creó Yamid Amat y más tarde Julio Sánchez Cristo. Incluso muchos de los programas deportivos siguen siendo muy propios o copiados de otros países hispanoamericanos.

En ese sentido, la radio hablada ‘americana’ no ha sido una fuente de inspiración para la radio hablada ni deportiva.

Actualmente vivo en la Riviera Maya, en el Caribe mexicano. Aquí no llegan las grandes cadenas de radio mexicanas, así que solo hay emisoras musicales o algunas habladas locales.

–¿Cómo analiza el ofrecimiento de emisoras por parte del ministerio de las Tic?

–En una época de crisis en la que las empresas están mirando cómo recortar gastos y cuidar mucho sus presupuestos, no creo que haya mucho interés por hacer millonarias inversiones, a no ser que las frecuencias que piensan licitar se encuentren en mercados realmente importantes.

Blu Radio y la W seguramente querrán llegar en FM a ciudades donde no tienen presencia actualmente. Lo mismo pensaría uno de RCN, en particular, si es que se decidieran a abandonar sus emisoras noticiosas de AM.

Tampoco es un secreto que empresas como Semana o el Grupo Aval podrían estar interesadas en obtener licencias para operar, particularmente en Bogotá.

Pero si las emisoras van a ser entregadas en ciudades pequeñas, como sucedió en la última licitación de hace 11 años, no sé hasta dónde vayan a interesar a los grandes conglomerados, lo que, probablemente, podría democratizar un poco el manejo de la radio en esos mercados.

Sin embargo, habría que estar muy pendientes de a quiénes se entregarían esas frecuencias y para qué serían usadas.

–Dicen algunos críticos de la radio que la crisis económica acabó con la producción de radio. ¿Cómo hacer radio para competir entonces?

–Yo no estoy de acuerdo con que se haya acabado la producción de radio. Pienso que las emisoras han hecho un gran esfuerzo, no solo por mantener al personal sino también por mantener al aire su programación.

Por el contrario, se ha aprendido a trabajar a larga distancia, pero también ha hecho que las emisoras cuiden más sus contenidos, al darse cuenta de lo que los oyentes realmente quieren oír en épocas de crisis.

Lo que sí hará falta es que quienes hacen radio entiendan que cada vez tendrán más ocupaciones, que tendrán que profesionalizar más aún sus procesos y que tendrán que aprovechar mucho mejor la tecnología disponible.

Y este reto es aún mayor para la radio musical. Si la gente quiere oír sus canciones favoritas simplemente se va a una plataforma como Youtube o Spotifiy y escoge lo que quiere escuchar. La diferencia entre ellas y la radio estará en los contenidos, en el valor agregado que entregue, con un lenguaje cuidado, corto y estimulante.

El tiempo del oyente es muy valioso. El público tiene demasiadas opciones de entretenimiento para escoger y cada vez dedica menos tiempo en el momento de decidir lo que quiere oír. Si usted no lo engancha en los primeros 8 segundos, es muy probable que ese oyente se vaya a buscar algo que lo satisfaga en otra emisora o, peor, en otra plataforma.

Aquí será clave la dirección y el liderazgo de los jefes.

Un sueño de niño, pilotear un avión.

–Los costos de producción de radio aumentan como los servicios públicos, sostenimiento y nóminas –por muy reducidas que sean– ¿se prevé una desbandada radial como lo hace Todelar, por ejemplo?

–Todelar se quedó en el pasado con sus emisoras de AM, una plataforma que cada vez es menos escuchada. No se puede vivir de la nostalgia y de los éxitos obtenidos en los años 70. Ese tiempo ya pasó y no volverá.

Pero sí hay que racionalizar los costos: hacer más con menos, así esto implique algunos sacrificios de forma y de fondo. Es que la crisis no se da solo por la pandemia, sino que las nuevas plataformas digitales han cambiado el panorama por completo.

Hay que aprovechar los recursos existentes. Por ejemplo, cada vez crecen más las producciones de podcast en español. Seguramente habrá contenidos muy interesantes de todo tipo que pueden ser usados en la radio, lo que permitiría innovar y mostrar opciones diferentes y más frescas.

Hay blogueros, youtubers e influenciadores que seguramente tienen mucho que decir y que hoy están limitados a sus redes sociales, con grandes audiencias, además. Y no tienen que ser colombianos. Hay contenidos internacionales muy interesantes, divertidos e innovadores.

Los locutores se han venido convirtiendo en productores de audio y de contenidos con sus equipos de grabación en sus propias casas. Ellos también tienen mucho que aportar a la radio sin necesidad de aumentar exageradamente los costos.

Lo importante es dejar el miedo, abrir la mente a nuevas propuestas y arriesgar.

–¿Hacia dónde va la radio informativa?

Me parece que, al igual que algunos medios tradicionales, ha caído en la trampa de generar ‘likes’, ‘descargas’ y ‘views’ en lugar de cuidar sus contenidos y, en especial, su rigor.

Por el afán de ser ‘tendencia’ se ha vuelto más explosiva e inmediatista.

Bueno, eso es lo que parece que gusta al público actual, especialmente a los Milennials, pero no debería perder su meta de informar, entretener y educar con rigor.

Por otro lado, es claro que las ‘chivas’ ya no las da la radio. Las primicias las generan las redes sociales y los medios independientes, que se han vuelto mucho más ágiles, aunque menos rigurosos en el momento de entregar la información, lo que los puede llevar a informaciones falsas, medias verdades y especulaciones de todo tipo.

La radio tiene que ser la gran validadora de las noticias. Tiene a la mano todas las herramientas para hacerlo de manera inmediata, en vivo, con las voces de los protagonistas y de manera masiva.

También es importante que se siga discutiendo la actualidad desde diferentes puntos de vista. Ahora, más que nunca, hace falta confrontar opiniones y dejar el unanimismo, y demostrar que la radio es independiente en momentos en los que la gente la crítica por ‘vendida’ y ‘enmermelada’.

En una sorpresa que le dieron su esposa y su hija para acompañar al piloto.

–¿La radio musical será cada vez más universal y menos local, menos folclor?

–Por el contrario: si miramos los resultados del ECAR, las emisoras musicales de mayor audiencia son las que tocan la música nacional. Estoy convencido de que nunca en la historia se había transmitido más música hecha en Colombia que ahora.

La llamada Música Popular Colombiana y los Vallenatos se mezclan hoy en día con artistas Urbanos nacionales que le han dado la vuelta al mundo con sus éxitos, y ahora parece querer surgir una nueva tendencia de Pop Latino que complementaría perfectamente ese portafolio.

Ahora, la música folclórica se ha olvidado casi que completamente, al menos en la “gran radio”, es decir, en las marcas nacionales de mayor audiencia. Ni siquiera las fusiones –con excepción del Vallenato- han logrado traerla de nuevo a un primer plano.

Pero esto es entendible debido a la globalización y a las nuevas tecnologías. Hoy en día es muy fácil escuchar emisoras de cualquier rincón del planeta o estar al tanto de las nuevas modas y tendencias musicales. La oferta es infinita.

Algo que me llama la atención es lo que no ha pasado con la Cumbia. Siendo un ritmo colombiano, lo hemos pordebajeado, dejándolo, cuando mucho, para la época decembrina. ¿Será que alguna emisora de AM se atreve?

La Cumbia es muy fuerte en el sur del continente, especialmente en Argentina y Chile. En este país hay un festival que se realiza en Coquimbo para la celebración de las fiestas patrias. Se llama el Festival de la Pampilla, al que asisten decenas de miles de espectadores a una explanada en la que acampan con sus familias durante 3 días para disfrutar de la Cumbia.

También es muy importante en Centroamérica, y ni hablar de lo que pasa en México, donde suenan cumbias interpretadas por artistas locales sin dejar de lado las orquestas colombianas. Agrupaciones como Los Ángeles Azules son la locura, pero en Colombia, donde nació la Cumbia, no le paramos ni cinco de bolas…

En concierto con Billy Joel y una selfie en Yucatán.

–¿Qué programas le han gustado de la radio colombiana en esta pandemia?

–Por estar alejado del país he dejado de escuchar radio colombiana. De hecho, al entrar a las redes veo tanto odio, tantas peleas, tantos insultos, especulaciones, fake-news que no me provoca oír ni ver lo que está pasando.

No es que quiera estar desconectado de la realidad de mi país, pero estando retirado en un lugar tranquilo prefiero dedicarme a oír la música que me gusta y leer las noticias de Colombia en los diferentes medios.

–¿Por qué Yucatán?

–Mi esposa insistió hasta el cansancio en que después de haber hecho radio durante 45 años, ya era hora de tomar las cosas con más calma. La radio es muy exigente.

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