Hay alerta en 583 municipios –un 85% de Colombia– por incendios forestales, según datos del Ministerio de Ambiente. Actualmente son 21 las emergencias y conflagraciones activas que afectan vegetación y fauna en bosques, montañas y reservas naturales que están cargando el aire con microparticulas y densas nubes de humo que llegan a las áreas de las principales ciudades y centros urbanos. Las situaciones más complejas por calidad del aire y por la extensión de los incendios lo han vivido los habitante de Bogotá, en Cundinamarca: Nemocón, Soacha, Venecia, Chocontá y en Santander, Buraramanga y poblaciones vecinas del páramo de Berlín.

Ante este panorama desatado por las altas temperaturas y la acentuación del `Fenómeno del Niño´, las autoridades no descartan nuevas emergencias ambientales por cuenta de incendios fotestales. Por lo anterior, es importante profundizar en los cuidados respiratorios ya que la larga exposición a particulas, nuebes de humo y otras sustancias suspendidas en el aire, pueden generar impactos en la salud.

La directora del programa de Terapia Respitatoria de Areandina seccional Pereira, Adriana Jaramillo Roa, expresa que “cualquier exposición prolongada a capas de humo o nubes de humo puede tener consecuencias en el sistema respiratorio. Aunque no veamos las particulas que provocan los incendios, estas llegan a las fosas nasales, a la garganta, la faringe y a los pulmones, lo que puede generar sintomas como tos, constantes  estornudos, congestión nazal y hasta dificultad para respirar”.

Para quienes viven cerca a emergencias por conflagraciones, es importante evitar la exposición al aire contaminado usando tapabocas o pañuelos húmedos en nariz y boca, así como cerrar ventanas y ubicar bajo las puertas toallas o telas humedecidas con agua. “También es significativo cambiar de manera frecuente las cortinas de ventanas, limpiar muebles, espacios como la conina y las habitaciones deben tener higiene constante para evitar la acumulación de partículas y cenizas que llevan las corrientes de aire hacia las viviendas”, indica la directora Adriana Jaramillo Roa.

Quiénes enfrentan enfermedades respitatorias previas, deben aumentar las medidas de autocuidado y no suspender la medidación recomandada por especialistas y médicos. “Las personas más vulnerables por baja calidad en el aire son aquellas que tienen problemas crónicos como EPOC, asma, obesidad y con condiciones de avanzada edad y hasta los niños, pueden tener mayores impactos en su salud, especialmente, obstrucciones en el sistema respiratorio”, explica la directora del programa de Terapia Respitatoria de Areandina seccional Pereira.

La hidratación continua o el tomar agua de manera constante, también, evita que las vías respitatorias se congestionen. “Si una persona presenta sintomás de tos por más de dos semanas debe acudir al médico. Si la congestión nasal dificulta la respiración y está acompañado de fiebre, es importante tener revisión de un especialista. Automedicarse no es la solución en estos casos, es mejor dejar el concepto de medicación en manos de un médico”, concluye la directora.

Ella también hace un llamado a las instituciones de educación y a las empresas a socializar medidas de autocuidado, a implementar procesos de limpieza más frecuentes en áreas de mayor afluencia de público o de colaboradores, con el fin de prevenir enfermedades respiratorias, especialmente en zonas cercanas o de alto impacto por estas emergencias. 

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