Por Gloria Guatibonza
Viajar a Guayaquil en avión es apreciar la riqueza hídrica y su magnitud entre las montañas y, más a allá, en medio de las nubes y el cielo azul se divisa el volcán del Cotopaxi; minutos después, como si se tratara de un sueño, uno se despierta con el abrazo de una ciudad cálida y moderna de amplias avenidas, jardines, parques y puentes que se confunden entre la arquitectura y el arte.
Antes de seguir en este recorrido se hace necesario saber que, Santiago de Guayaquil, la segunda ciudad más poblada de Ecuador, se constituye en el principal centro económico, de recursos culturales y financieros de la costa ecuatoriana, a orillas del río Guayas a unos 20 kilómetros de su desembocadura en el Océano Pacífico. El golfo de Guayaquil es la entrada más grande del Océano Pacífico, es la mayor cuenca hídrica de Sudamérica. El clima promedio está entre los 19 °C y 33 °C, en ocasiones sube por encima del promedio (35 °C- 36°C).
Al llegar a las aproximaciones del río Guayas, la arquitectura habla de un pasado – más de 500 años de construcción- que se comienza a vislumbrar en un recorrido por sus calles adoquinadas donde a lado y lado de sus aceras, de manera romántica, penden faroles de sus casas como guardianes de puertas, balcones y ventanas; una que otra puerta está abierta por donde se observa una amplia galería, muchas obras de arte invitando a seguir y a recibir un lápiz y, a manera de examen, un señor con voz dulzona corrige los trazos de aquel visitante que va de paso, tal como va el río aguas abajo, o arriba, cuando sube la marea.
Después de pasar la clase por la misma calle, la arquitectura va tomando otro sentido, edificios altos con estructuras arquitectónicamente creativas, como The Point, una de las más simbólicas y atractivas del Puerto de Santa Ana, un lugar exclusivo que ofrece puntos de café, bares y numerosos restaurantes de comida nacional e internacional, y también de la comida típica de Guayaquil como el bolón, el encebollado, los camarones apanados, los langostinos, el tigrillo y otros exquisitos manjares que se pueden acompañar con una copa de vino, una Chelada o Michelada, bien helada.
Otro de los atractivos, construido e inaugurado recientemente es la Aerovía, que recorre 4.5 kilómetros, desde allí se observa gran parte de la ciudad. Este sistema une la población de Durán con Guayaquil que está separada por el río a 5 kilómetros de distancia, entre orilla y orilla. Desde los distintos recorridos de la Aerovía y puntos de parada, el usuario puede disfrutar de amplios espacios dotados de baños y lugares de asepsia, con desplazamientos por escaleras eléctricas o de mampostería.
Guayaquil es un destino importante para conocer por su bonita y atractiva vegetación: follajes, flores y árboles… Sin necesidad de viajar tanto, todo se encuentra en el parque histórico que cuenta con un zoológico natural y la belleza de casas de la Colonia que fueron llevadas desde el centro de la ciudad a ese jardín mágico, donde no dejan de trinar los pájaros para despertar cada mañana a los amigos de su reino. Mientras las familias de antaño con su servidumbre, de esclavos, empiezan la faena del arreglo del granero o siembra del tabaco mientras pasa el tren algo despacio.
A una hora de la ciudad se encuentran las mejores playas: Salinas, un Centro Turístico y Hotelero. Restaurantes con exquisita gastronomía, bares, supermercados, iglesias, hospital, estación de policía, ejército, y base naval, hacen parte de la tranquilidad en estas playas aptas para la recreación o, simplemente para broncearse en una silla de sol, mientras se lee un libro con el sonido de las olas y se disfruta un coco helado para refrescarse. Los más avezados, sobre la carretera y saliendo del complejo turístico, encontrarán olas gigantes para practicar surf.
Para despedir este recorrido, es importante decir que el Malecón 2000 tiene una extensión de 2.5 kilómetros en donde se concentran grandes monumentos de la historia de Guayaquil, como el Hemiciclo de la Rotonda – Monumento a Bolívar y San Martín; museos, jardines, fuentes, centro comercial, restaurantes, bares, patios de comida y el primer cine IMAX de Sudamérica, así como muelles, desde donde se pueden abordar embarcaciones para realizar paseos diurnos y nocturnos por el río Guayas.
El Malecón fue declarado “espacio público saludable” por la Organización Panamericana de Salud (OPS) y la Organización Mundial de la salud (OMS) y también considerado modelo a nivel mundial.
Conocer Guayaquil es una experiencia inolvidable, con ganas de volver a repetir.
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