Por Guillermo Romero Salamanca

El lugar más fotografiado de Washington es la Casa Blanca, donde vive el presidente de los Estados Unidos. Miles de turistas no sólo del país, sino de Suramérica, México, Japón, se agolpan en sus cercanías para tomarse la respectiva selfi o buscar un detalle sobre la residencia más custodiada del mundo.

Claro está que el recorrido por dentro de la sede presidencial se puede obtener mediante un registro que debe hacerse con unos 3 meses de anticipación para obtener el respectivo permiso.

Todos los días, a un costado de la vivienda más popular del mundo, unas 12 personas, bajo una carpa repleta de cartones con letreros de los llamados derechos humanos, hacen sus arengas y reparten fotocopias de sus ataques contra el actual presidente o contra los propios Estados Unidos. Otros piden, entre otras cosas, protección a los extraterrestres.

La Casa Blanca es vigilada por un sinnúmero de cámaras ocultas y por decenas de francotiradores ubicados en el sexto piso o en los edificios vecinos. La vivienda, que cuenta con 35 baños, recibe a diario a unos dos mil visitantes que llevan decenas de preguntas y que son resueltas por guías especializados.

La ciudad posee una docena de buses para hacerles recorridos informativos a los turistas. A medida que avanzan van contando historias sobre cada uno de los edificios. Las traducciones se escuchan a través de audífonos y el canal para el español es el tres.

Los washingtonianos están enfocados en varios temas: política, deporte, economía, pero, sobre todo, turismo. Son los maestros del tema. Además de contar con el edificio del Congreso –donde se define buena parte de los manejos nacionales e internacionales—poseen Museos por doquier.

Museos del aire, de la tierra, del mar y hasta de espías. Se pueden dar el lujo de comentar que el antiguo edificio del FBI es el más feo del mundo, sin embargo, es fotografiado por decenas de personas.

Monumento a los veteranos de la guerra de Corea. Foto Darryl Kenyon de Washington.org

Tras los monumentos de Washington se encuentran los cimientos de la ciudad: el arte y la cultura, por algo es el centro cultural de los Estados Unidos. Toda la ciudad es una obra de arte.

Pero también son decenas y decenas de posibilidades para disfrutar el aire libre, caminar, montar en bicicleta o en patines para quienes lo deseen. Una buena caminata por el zoológico o el Jardín botánico también son clases sobre la vida.

Washington está llena de historia. Una de las mejores formas de descubrirla es realizando un recorrido por la ciudad.

Turistas posan ante las imágenes de Obama y Michelle Obama. Foto
https://www.madametussauds.com/

En el museo de Madame Tussauds, los visitantes tienen la oportunidad de tomarse una foto con figuras de cera de los presidentes de Estados Unidos y de algunas estrellas de la actuación y del canto.

Cerca de este museo también está el teatro donde le dispararon a Abraham Lincoln y la casa, justo al frente, donde le llevaron después del atentado. A unos metros también está la Catedral de San Patricio, donde al medio día tres sacerdotes confiesan a los feligreses, y donde también unos 100 habitantes de calle reciben su almuerzo diario.

La ciudad tiene un poco más de medio millón de habitantes y a pesar de estar en la capital de los Estados Unidos nunca ha tenido un senador que los represente. La razón: fue creada por George Washington como un lugar gubernamental mas no residencial.

Foto por @cam_ev de Washington.org

Los washingtonianos tienen también un récord en los Estados Unidos. Beben más vino per cápita que los residentes de cualquiera de los 50 estados y pagan los arriendos más costosos de la nación.

Cada calle o recorrido de la ciudad sirve para una fotografía, como ocurre con el burro y el elefante ubicados en el frente del Willard Center. Allí muchos turistas descubren que los demócratas son los que tienen como símbolo a un burro y los republicanos a un elefante.

En el hotel Hilton aún recuerdan como el 30 de marzo de 1981, cuando escasamente tenía un poco más de tres meses Ronald Reagan en la presidencia, fue atacado a la salida de una conferencia del lugar. El mandatario recibió una perforación en el pulmón y sobrevivió por la pronta atención médica. Sobre ese hecho se filmó la película “El Día que Reagan recibió un disparo”.

Otra de las cintas que han hecho famosa a Washington fue la de Forrest Gump, cuando el soldado recién llegado de Vietnam encuentra a su novia de niñez y juventud.

Pero también se recuerda el famoso caso de Watergate, que llevó a la destitución de Richard Nixon. En estos días, en los bares, cantinas, restaurantes y salones de té las conversaciones giran en torno a la situación de Donald Trump y las apuestas aseguran que saldrá airoso del embate efectuado por los demócratas.

Otra de las curiosidades de Washington D.C es que hay un sistema de metro privado que conecta los edificios del Capitolio y los edificios de oficinas de la Casa Blanca y del Senado. 

El redactor de la nota frente al Capitolio de Washington.

Dicen los guías que, según la ley, no se pueden sacar fotografías durante más de 5 minutos en un lugar público, pero esto queda obsoleto por la cantidad de personas que lo hacen. Prohíben también bailar, cantar o silbar alrededor de cualquier lugar público y no se pueden arrojar piedras a los estanques, pero… ¿qué hacer con los raperos que le cantan todo el día al presidente desde las rejas de la Casa Blanca?

Con 169 metros la escultura a Washington, un enorme obelisco, se convirtió en la estructura más alta del mundo. Sin embargo, en 1889 fue superado por la Torre Eiffel. Como cinco personas perdieron la vida arrojándose desde esa altura, desde hace unos meses les pusieron unas rejas a las ventanas.

A la punta del lugar se puede subir en un ascensor que hace la carrera en cuestión de 30 segundos y dicen los guías que cuando el viento supera los 50 kilómetros por hora, la parte superior el monumento se mueve unos 3 metros. 

Los museos educan a pequeños y a adultos.

Cuentan los informantes que la estatua levantada en homenaje al doctor Martin Luther King junior fue hecha en China y que la Biblioteca del Congreso tiene más de 162 millones de objetos de su colección.

En el barrio chino levantaron un puente adornado con pedernales y azulejos. Aseguran que tuvo un costo de un millón de dólares.

Los cerezos que embellecen las calles de Washington D.C. cuando florecen en la primavera fueron un regalo del alcalde de Tokio en 1912, pero hace unos años un castor casi arruina el obsequio y debieron organizar brigadas para capturarle y llevarle a otro pantano.

La ciudad es hogar de más de 175 embajadas y centros culturales internacionales.

Si quiere caminar y aprender, buena será siempre Washington, la ciudad del millón de curiosidades.

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