Por Guillermo Romero Salamanca
Con sorpresa y tristeza el Valle del Cauca recibió la noticia.
“Lamentamos profundamente la noticia recibida el día de hoy 27 de octubre en Cali, en la que se registró el fallecimiento de Vivian Carbonell, vicepresidenta de la junta directiva de Festibuga. Expresamos nuestras mayores condolencias a su esposo Hugo Rengifo, hijos y familia por tan irremediable pérdida”, manifestó la Junta Directiva del Festival por medio de un comunicado.
De inmediato la información rodó por Buga, el Valle del Cauca, en Colombia y decenas de cantantes internacionales lamentaron el hecho.
Tuvo siempre una sonrisa delgada que adornó sus inmensos ojos negros. Los verbos que conjugó en su vida fueron del tipo de ayudar, colaborar, servir, ofrecer, atender, coordinar, liderar, orientar, reír, cantar y amar.
Durante más de 40 años fue el epicentro del Festival Nacional e Internacional de Intérpretes de la canción de Buga. De una agilidad mental que le permitía atender al máximo a los invitados al encuentro musical. Ella estaba pendiente de la hora de llegada de un personaje, de quién debía recogerlo en el aeropuerto, dónde se hospedaría, cómo serían sus comidas y sus refrigerios y qué canciones interpretaría.
Vivió el Festival como nadie. Estuvo presente en todas las juntas directivas y le dieron el delicado encargo de la Tesorería y debía, por lo tanto, estar pendiente de cuanto pago debía hacerse. Muchas veces, a pesar de sus reparos, el Festival se realizó sin presupuesto porque primó siempre la realización porque sus organizadores son unos valientes sin temores.
Artistas nacionales e internacionales la conocieron. Disfrutaron de sus atenciones, de su forma de ser, de sus conversaciones, de sus miles de anécdotas que recopilaba para las tertulias en su casa o en los lugares donde la invitaban.
Guadalajara de Buga está de luto porque ha perdido a una gran barranquillera, pero bugueña de alma y corazón, porque pierde a un ser que se desvivió por la ciudad, por mostrar una cara distinta a las malas noticias que la empeñan a veces por hechos poco trascendentales.
“Buga –nos decía en una oportunidad—es la Ciudad Señora y a las Señoras hay que respetarlas y quererlas”.
Para cada uno de los Festivales, Vivian mandaba preparar el delicioso manjar blanco de Guadalajara de Buga para entregarlo, ella misma, a cada uno de los invitados y participantes del encuentro musical que este año cumplió 50 años. Quería que se llevaran de la ciudad un grato recuerdo.
En este año soportó estoicamente las críticas de un puñado de personas que buscaron cualquier detalle negativo para empañar el funcionamiento del Festival, antes que mirar como acierto el empeño por sacar adelante una serie de noticias positivas de la ciudad.
Vivian fue una de esas mujeres valientes, trabajadoras, empeñadas en ofrecer empleo y oportunidades para el desarrollo personal de los jóvenes.
Compositores, arreglistas, músicos, cantantes y todos aquellos que tienen que ver con la música de Buga, del Valle del Cauca y de Colombia, sienten su partida. Extrañarán sus carcajadas, como también sus llamados de atención, sus comentarios, a veces fuertes, pero hechos con la dureza de un corazón amable y capaz de perdonar.
Es una pérdida irreparable para Buga, porque ella entregó buena parte de su vida por mostrar una ciudad grande, que la conocieran en el mundo entero, por sus canciones y la belleza de sus gentes.
Fausto, Claudia de Colombia, Oscar Javier Ferreira, Isadora, Raúl Santi, Billy Pontoni, Cristopher, Francesco, José Nedio Soto presentan sus voces de lamento, lo mismo que muchos periodistas que cubrimos el inolvidable Festival de Buga.
“Para Buga es una gran pérdida y lo lamentamos a cada instante. Es una triste noticia para la ciudad y para el Valle del Cauca”, comentó Gonzalo Calero, director de Voces de Occidente.
Mil gracias Vivian.
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