Por María Cristina Gurrero. www.revistamomentos.co

Fotos Andrés Reina

He seguido su carrera desde la época remota en la que ella firmaba sus columnas en El País, de Cali, como Amparo de Arenas. “Me casé -señala- con un hombre tremendamente celoso que me obligó a cambiarme mi apellido de soltera con el que me conocían, por el de casada, con el argumento de que yo había contraído matrimonio con el señor Arenas”. Era el tiempo en el que ejercía su trabajo periodístico en el Valle del Cauca y, por el señor Arenas, aceptó venir a Bogotá, cuando la recomendaron para trabajar en el Noticiero 24 Horas.

Lo hizo con la esperanza de recuperar a su esposo porque estaban separados y él se había trasladado a la capital del país. El matrimonio definitivamente se rompió y Amparo Peláez Córdoba empezó a construir una carrera brillante en el periodismo nacional haciendo reportería en el informativo dirigido por Mauricio Gómez. Desde entonces, y a lo largo de su trayectoria, ha demostrado ser una guerrera, una profesional que lleva el periodismo en las venas, una valiente.

“Son 44 años de ejercicio periodístico que me han permitido conocer lo bueno, lo malo y lo feo de nuestro país y del propio periodismo. Ya perdí la cuenta de las entrevistas que he logrado con personajes que ni siquiera imaginaba conocer, como el Rey de España Juan Carlos I, un hombre muy amable, con una bella sonrisa. Lo entrevisté, acolitada por el presidente Belisario Betancur, de quien fui la presentadora oficial durante los 4 años de su gobierno. El encuentro fue posible porque logré camuflarme en un yate en la Bahía de Cartagena, donde tuve que esperar 4 horas para aparecer cuando ya estábamos en alta mar y que no me bajaran por esta intromisión”.

Es una sobreviviente. Ha logrado sobreponerse a la partida de sus seres queridos, a la separación de su única hija para protegerla frente a las amenazas de los narcotraficantes, a las rupturas amorosas, a los diagnósticos graves de salud y sus tratamientos… ¿Cuál es su mensaje para las personas que atraviesan por estos desafíos?

He pasado por muchas cosas terribles: hace 16 años tuve el primer diagnóstico de cáncer de mama y me han realizado 6 cirugías porque cada dos años debían intervenirme nuevamente; hace cuatro años tuve un accidente cerebro vascular; he sufrido fractura de columna, de pies, de brazos. Pasé por el dolor de la separación de mi hija por las amenazas que recibí frente a las denuncias que hice de la mafia; la dolorosa muerte de mis padres; las penas de amor, como todo el mundo…, pero hay que amar la vida, y siempre pienso en positivo. Cuando tuve el accidente cerebro vascular, que me mantuvo 11 días “fuera de servicio” y 2 años y medio en la clínica (pasé la pandemia en la clínica). Estuve a punto de perder un riñón, me hacían tres horas diarias de diálisis. Con todo esto, me decían “Milagrito” porque los médicos no daban un peso por mi vida, al punto que me compraron el ataúd y pagaron los servicios funerarios porque pensaron que ya no iba a salir adelante, y aquí estoy todavía dando guerra y pensando que aún me faltan cosas por hacer, que Dios no quiso que me fuera y que seguramente me tiene algo por ahí para terminar…  la vida es bella y yo la disfruto mucho. Creo en el Niño Jesús y todos los sábados voy a la iglesia. Le doy gracias a Dios, a la ciencia médica y a todo el personal de salud.

¿Qué personajes, de los que ha entrevistado, le gustaría destacar y por qué?

“He entrevistado, a lo largo de mi carrera, a casi todos los presidentes de Colombia, muchos jefes de Estado y primeros ministros de otras naciones, como Adolfo Suárez, de España (nunca olvidaré el olor de su perfume y lo coqueto que fue conmigo); el canciller alemán Helmut Kohl, me pareció muy interesante y muy amable. Lo busqué en un mitin en Berlín. Cuando terminó me le acerqué y le dije que era periodista colombiana y que lo quería entrevistar, me invitó a su oficina y me regaló una foto suya con un corazón. Conocí a Margaret Thatcher, me pareció muy amable y siempre sonriente. Viví la caída del Muro de Berlín en su etapa final, un 9 de noviembre, y tengo un trozo de ese muro en mi casa con el certificado de autenticidad que me dio el gobierno alemán. Por mi trabajo conozco más o menos 70 países”.

¿Cómo la nueva realidad ha cambiado el rumbo del acontecer periodístico?

La corrupción, la falta de tener un norte definido, la poca preparación de nuestra clase política, el no saber de gestión, el deseo de imponer condiciones ilógicas que no benefician a nadie, tienen a este país sumido en el caos, al igual que el periodismo.  La gente habla de resiliencia y que Colombia es un país resiliente. Yo pregunto: ¿resiliente a qué? al caos, a la podredumbre, a la miseria, ¿a la imbecilidad?

¿Qué les diría a las nuevas generaciones egresadas de las facultades de Comunicación Social y Periodismo?

A las nuevas generaciones de periodistas las invito a que estudien primero en buenas universidades, que no se crean estrellas del periodismo haciendo cursitos pendejos, que estudien, que lean, que se informen más sobre lo que pueda pensar su entrevistado, que formulen preguntas sin miedo, que tengan los pies puestos sobre la tierra, y que crean poco en la información oficial, porque cualquier gobierno juega al tapa y tapa y odia la denuncia. Además, que no se dejen manipular por los dueños de los medios que a veces imponen su condición política para desinformar.

¿Cómo analiza el periodismo de hoy en Colombia?

No puedo generalizar porque no me quedaría bien, pero el periodismo está en crisis. Juan Gossaín dijo una vez: «hay un manejo asqueroso de la prensa». Tiene toda la razón, en muchos casos es asqueroso. En realidad, el periodismo no está para complacer a nadie, está para informar y formar. El periodismo tiene que ser la espina dorsal de una sociedad, algo así como la materia prima.

¿Quiénes han sido sus referentes en el periodismo? 

Ernest Hemingway, Gabriel García Márquez, Oriana Fallaci, Rysard Kapuściński, Juan Gossaín, Antonio José Caballero, Barbara Walters, entre otros.

¿Qué la hace feliz?

Hacer un gran reportaje, un gran programa, una gran entrevista, y aprender de cada persona que conozco, sea quien sea. Adoro manejar toneladas de información real y verdadera.

¿Cuáles son sus fortalezas?

Fortaleza, mi seguridad, que no le tengo miedo a preguntar, siempre estoy informada, no pregunto pendejadas, no entrevisto delincuentes, investigo antes de decir algo. Amo la credibilidad y me encanta que me busquen para que entreviste gente.

Háblenos de su programa en Telepacífico.

Ampárame Dios mío nació el día que decidí no entrevistar tanto bandido que hay en este país. Odio a la gente mentirosa, por eso le propuse al canal Telepacífico, cuando me llamaron para que realizara un programa, hacer este formato para generar un periodismo blanco en lugar de los tarrados de sangre que consumimos a diario en los noticieros, en las revistas, en los periódicos, en la radio. ¿Que el periodismo blanco no vende? Pues yo tengo que decir lo contrario, mi programa es el de mayor rating en el canal, se ve en Estados Unidos, tengo mucha gente allá que lo sigue. En los Premios CPB, que se dieron a conocer recientemente, el jurado destacó a Ampárame Dios mío como el segundo programa de la televisión nacional.

¿Qué lee?

Literatura contemporánea, evito los textos de crecimiento espiritual, amo leer biografías. Siempre tengo a mano tres o cuatro libros y cuando me canso de uno, empiezo con otro; siempre leo de noche, cuando no suena el teléfono y nadie me perturba, me acuesto muy tarde por esa razón.

¿Cuál es su comida preferida?

Cocino bien, amo la comida italiana, muero por los platos de mi tierra, el Valle del Cauca, adoro las lentejas estofadas como las aprendí a hacer en España, muero por el arroz y el tomate. Me he vuelto más consciente y más disciplinada con respecto a la necesidad de mantener hábitos de vida saludable. Solo hago dos comidas al día.

¿Cuál sería su top de canciones favoritas?

  1. Señora bonita, me la dedicó en un escenario el maestro Leo Marini, cuando fui la presentadora del Reinado del Turismo en Girardot, y él era el artista invitado en la ceremonia.
  2. Cali pachanguero.
  3. Mi Valle del Cauca.
  4. Por debajo de la mesa.
  5. Reloj, porque me recuerda a mi madre.
  6. Nosotros.

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