Por Hernán Alejandro Olano García

El 22 de octubre de 1931 nació en Neiva Nidia Quintero Turbay, quien, a sus casi 94 años, sigue siendo tronco de una familia tradicional, unida a la política, a las artes, al notariado, a las causas sociales y a la belleza.

Conocí personalmente a doña Nidia en las exequias de Virgilio Olano Bustos, quien por muchos años fue el médico personal de Julio César Turbay Ayala, así como de la familia Turbay Quintero y sus descendientes. Con una de ellas, nos damos el tratamiento de «primos», porque ella, Martha Ximena Turbay Noguera, recuerda a Virgilio tan cercano como si fuese un tío.

Hace ya 50 años, doña Nidia estableció la Fundación Solidaridad por Colombia, con el propósito de fomentar el desarrollo integral de la familia como núcleo de la sociedad, a través de la formación en valores.

Cada primera dama, ha tratado de desarrollar obras, tal vez, el famoso «Secretariado Social Cecilia Caballero de López», la niña Cecy, quien durante el mandato de su esposo logró que por ley se eliminara la diferencia entre hijos naturales y legítimos y por crear ‘Fundama’, organización para impulsar programas de ayuda a los adultos mayores.

Pero sin duda, la obra que, si ha trascendido gobiernos y primeras damas en las últimas cinco décadas, ha sido la de doña Nidia, quien organizaba hasta hace poco las «Caminatas de la Solidaridad», ahora lideradas por su nieta María Carolina Hoyos Turbay.

¿Quién no recordará, entre otras, la caminata del domingo 3 de agosto de 1981, con Chespirito y todos los personajes de su elenco? El mismo Roberto Gómez Bolaños, en uno de sus libros, manifestaba que nunca había tenido en su carrera un homenaje tan multitudinario de la gente, como el de la caminata de la solidaridad. Sus seriados «Chespirito», «El Chavo del Ocho» y «El Chapulín Colorado» eran un éxito, y en Colombia marcaban los más altos índices de audiencia televisiva.

Era como traer a las más grandes estrellas del mundo a un pueblo pequeño y, doña Nidia lo logró, movilizando, según las cifras históricas, a más de tres millones de personas ese día para ver a la «Vecindad» del Chavo encima de un de las carrozas que salían ese día. Tal fue la magnitud del homenaje promovido por doña Nidia, que además de que se les otorgase la Orden de Boyacá, la serie «Sin querer queriendo» de Netflix, sobre Chespirito, arranca con las escenas de la caminata.

Doña Nidia ha sufrido, como muchas madres de Colombia, la muerte de una hija, asesinada por «Los Priscos», banda patrocinada por Escobar y «Los Extraditables». Según se recupera de notas de prensa y pronunciamientos, doña Nidia culpó de la muerte de su hija por igual a Pablo Escobar y al presidente César Gaviria. Al primero lo calificó de insensible e insensato, además de implorar infructuosamente por la liberación de su hija a través de cartas enviadas a Hermilda Gaviria, madre de Escobar, y aseguró que, el presidente, con indolencia y casi con frialdad e indiferencia, desoyó las súplicas para no rescatar a los periodistas y no poner así en peligro sus vidas.

Su nieto, Alejandro Turbay Noguera la define como «fuerte y amorosa».

Doña Nidia poco habla, pero, el sábado siete de junio, entre las 4:30 o 5 de la tarde, poco antes del atentado a su nieto, le dijo ella a su enfermera: «Hay que ponerle un trapito blanco a Miguel en la cabeza». La abuelita pudo estar diciendo, con afecto, que hay que cuidar a Miguel, ya que un «trapito blanco» puede ser visto como una forma tierna y maternal de cuidado, o como un remedio casero tradicional para bajar la fiebre o calmar el dolor de cabeza. También puede usarse como parte de rituales para «sacar el susto» o proteger contra el «mal de ojo».

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