Por Gloria Vallejo – Miembro del Grupo Los Periodist@s

​El anuncio de que María Corina Machado fue honrada con el Premio Nobel de la Paz 2025 impacta en el escenario global como un as implacable de luz que disipa las sombras de la opresión.

Este galardón no es un simple reconocimiento: es una sentencia moral contra la tiranía venezolana y una exaltación de la verdad innegociable frente al autoritarismo.

​Sin embargo, lo que debería ser una celebración continental de la democracia, se ha convertido en una vergonzosa exhibición de envidia y de complicidad ideológica por parte de la izquierda latinoamericana. La respuesta de este sector, marcada por un silencio calculador y una crítica subrepticia, no hace más que confirmar su profundo desprecio por los valores que dice defender.


Las mujeres Nobel y el precio de la verdad

​La historia del Nobel de la Paz está grabada con el sufrimiento y la valentía de mujeres que osaron desafiar a sus gobiernos.

María Corina Machado se inscribe en este grupo de heroínas perseguidas. Ella es el eco moderno de figuras como Narges Mohammadi (Nobel 2023), encarcelada por exigir derechos básicos en Irán o Aung San Suu Kyi (Nobel 1991), que enfrentó años de encierro por oponerse a la junta militar de Myanmar. Son mujeres que han pagado con su libertad la audacia de decir la verdad al poder.

El hecho de ​que María Corina haya recibido este reconocimiento es, en primer lugar, una bofetada al régimen de Nicolás Maduro, el mismo que «robó descaradamente» las elecciones de 2024 y que se dedica a acallar, perseguir y despojar de derechos políticos a la oposición. Es la certificación internacional de que la lucha en Venezuela es una defensa heroica contra una dictadura.

La frustración de Petro

​El presidente de Petro en lugar de sumarse al clamor internacional que repudia a Maduro, ha actuado como su mejor amigo y compadre, brindándole oxígeno político y negando las realidades ineludibles.

​Petro ha desatado ataques virulentos contra María Corina. Este es un caso de machismo ideológico enfocado en demeritar y silenciar a una mujer con la fuerza de una heroína, solo porque su grandeza  democrática y sus verdades contundentes desbaratan su narrativa antidemocrática.

Su talante frente al crimen organizado

Mientras la comunidad global documenta la existencia del Cartel de los Soles, Petro lo niega por conveniencia ideológica. Y en un giro macabro, su proyecto de «Paz Total» parece abrir las puertas para acoger al Tren de Aragua, una multinacional del crimen. En este contexto, el apoyo de Petro a Maduro no solo es un error diplomático, sino una amenaza para la seguridad regional, un guiño a las estructuras criminales que su ideología ha demostrado ser laxas en combatir.

El silencio omisivo de los camaradas vecinos

​La izquierda regional —con figuras como Luiz Inácio Lula da Silva, Rafael Correa y Claudia Sheinbaum— demuestra una solidaridad ideológica tóxica. Hacen manifiesto su malestar por el Nobel a Machado, síntoma de su identidad con el autoritarismo.

​Su estrategia reside en el silencio omisivo y en su manera de soslayar la grandeza» de la galardonada, cuestionándola por su voz fuerte. ¡Cuánta desfachatez!

Estos llamados «líderes», cuyos movimientos a menudo practican el discurso de odio contra la disidencia, ahora cuestionan la moral de quien enfrenta la tiranía. Es la clásica cortina de humo para encubrir su empatía y laxitud con guerrillas, terrorismo y narcotráfico, males que florecen bajo los regímenes amigos.

​El Nobel de María Corina Machado no es solo un honor personal: es ante todo un desafío histórico a la izquierda que se ha acostumbrado a justificar la opresión en nombre de supuestas revoluciones.

Presidente Petro: La valentía de una mujer demócrata y el prestigio de un Nobel desmienten su discurso. La Historia recordará su postura: del lado del dictador y en contra de la libertad. Ya no puede haber medias tintas entre la democracia y la tiranía.

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