Carol Glatz | Catholic News Service
Una monja que fue brutalmente apuñalada durante un sacrificio satánico fue beatificada como mártir el 6 de junio en la ciudad del norte de Italia donde servía.
Después de orar el Ángelus el mismo día con los visitantes reunidos en la Plaza de San Pedro, el papa Francisco elogió la beatificación de la hermana María Laura Mainetti, de 60 años, miembro de la Congregación de Hijas de la Cruz.
«Fue asesinada hace 21 años por tres jóvenes influenciadas por una secta satánica. Crueldad. Ella, que amaba a los jóvenes por sobre todas las cosas, y que amó y perdonó a esas mismas jóvenes aprisionadas por el mal, nos deja su programa de vida: haz todas las cosas pequeñas con fe, amor y entusiasmo,» dijo el papa.
La ceremonia de beatificación fue en Chiavenna, en la diócesis de Como donde la hermana Mainetti había estado trabajando como maestra, catequista y superiora de su comunidad religiosa.
El cardenal Marcello Semeraro, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, presidió la ceremonia de beatificación y la misa. Sobre el altar había un relicario que contenía una piedra manchada con la sangre de la beata Mainetti; la roca se encontró en el lugar donde que fue asesinada.
El cardenal dijo que la monja pedía a Dios la gracia de la «verdadera caridad», que significa amar a Dios más que a uno mismo.
Nacida el 20 de agosto de 1939 cerca de Milán, se sintió llamada a una vocación religiosa después de que un sacerdote le dijera: «Debes hacer algo maravilloso por los demás».
Empezó a enseñar en 1960 en escuelas elementales dirigidas por su congregación en distintas ciudades de Italia. Dedicó su vida a los excluidos de la sociedad, especialmente los drogadictos, delincuentes juveniles, los pobres y trabajadoras del sexo.
Sus verdugos eran tres chicas adolescentes que conocieron a la hermana Mainetti cuando eran más jóvenes. Según su testimonio en la corte, las jóvenes querían sacrificar a una persona religiosa para Satanás, y escogieron a la hermana, en lugar del párroco, porque ella era delgada y más fácil de atacar.
Las tres chicas habían pensado apuñalarla seis veces cada una para indicar el «número de la bestia» el 6 de junio de 2000, el sexto día del sexto mes.
Cuando le hicieron una emboscada y la atacaron, oró por las chicas, pidiendo que Dios las perdonara.
Las jóvenes fueron declaradas culpables de asesinato, pero recibieron sentencias reducidas porque la corte determinó que estaban parcialmente locas en el momento del crimen. Han sido liberadas, tienen han dado nuevas identidades, y viven en distintas ciudades italianas.
En junio de 2020, el papa reconoció el martirio de la hermana Mainetti porque fue asesinada «a causa de odio a la fe». Aunque no se necesita un milagro atribuido a la intercesión del candidato para la beatificación como mártir, sí se requiere un milagro para la canonización.
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