Por Armando Plata Camacho

Esta es una crónica sobre mi participación como periodista y locutor en la operación aérea que salvo de morir quemadas a por lo menos medio millar de personas. Tomado de mi libro autobiográfico SER ALGUIEN.

… Hacia junio de 1973, Francisco “Pacho” Parra Medina, mi jefe directo en Atlas Publicidad me ofreció la dirección y conducción de Vía Libre, un magazín que iba de seis a nueve de la mañana, en Emisora Horizonte.

El objetivo era informar permanentemente sobre el estado del flujo vehicular en los diferentes sectores de la ciudad, para lo cual Pacho contaba con el respaldo de la Secretaría de Tránsito y Transporte.

Los oficiales de turno, conocidos como “Chupas”, reportaban en directo desde sus patrullas, y un periodista de la emisora daba informes desde un helicóptero que sobrevolaba la ciudad.

Uno de los clientes que manejaba Parra, el constructor Luis Carlos Sarmiento Angulo, era el principal patrocinador.

Pacho Parra tenía mucha experiencia en el tema del tránsito porque escribía una polémica columna en el diario El Espectador titulada Luces y Sombras de Bogotá. Además, era un enérgico policía cívico que con frecuencia se bajaba de su carro y, pito en mano, ayudaba a eliminar trancones en las vías. Otras veces, sacaba su libreta de partes para castigar a un infractor, hasta un día que casi lo mata un chofer atravesado.

Iniciamos operaciones en la primera semana de julio de 1973 en medio de una gran controversia porque varios sectores políticos pensaban que el alquiler del helicóptero se pagaba con fondos de los contribuyentes.

También hubo críticas porque se decía que no era conveniente enlazar las frecuencias de radio de uso privativo del tránsito con una estación de radio comercial.

Muchos enemigos de Pacho Parra a los que antes él había atacado en su columna, se vinieron lanza en ristre.

Horizonte 540 AM era la primera frecuencia del dial y eso nos daba cierta ventaja para que el público supiera dónde ubicarnos, tenía una buena potencia, pero era una radio de poca sintonía.

El hecho de ser los primeros en utilizar un helicóptero en Colombia, nos permitió ofrecer a nuestra audiencia algo revolucionario, comparable a las emisoras de países más desarrollados, donde la información desde el aire es algo cotidiano.

El equipo periodístico de Horizonte de 1973.

LA TRAGEDIA

El lunes 23 de julio de 1973, a las siete de la mañana, despegó del aeropuerto Eldorado nuestro helicóptero piloteado por el capitán Alberto Guinge. A bordo iban el periodista Humberto Pieschacón Carreño y un camarógrafo que debía hacer unas tomas de una de las urbanizaciones de Luis Carlos Sarmiento.

Esa mañana saludé así:

—Amigos, luego del anterior boletín de noticias con el periodista Domingo de la Espriella, les presento un poco de música del grupo británico, The Moody Blues. Lo dije con una inmensa sonrisa para sonar “bien amable” al aire. Entretanto, el operador de sonido de la emisora a través del sistema de intercomunicación me informó:

—Lista la señal del aparato.

—Y ahora damos Vía Libre al tránsito de Bogotá, desde el helicóptero de Vía Libre por Horizonte, Emisora colombiana… Humberto, buenos días, ¿dónde te encuentras?

—Armando, buenos días, estoy en la calle 26 con carrera 13… Como siempre, veo un poco represado el flujo vehicular en dirección norte – sur… les recomiendo a los señores conductores tomar la Avenida Caracas si vienen hacia el centro. La ciudad amanece hoy un poco nublada, especialmente en el área que colinda con la torre de Avianca… Ahora nos dirigimos con el capitán Guingue hacia el centro…

Aquí, desde el aire, aprecio algo… no sé… parece como una nube bastante oscura… no estoy muy seguro… Armando, estamos tomando un poco de altura y tratamos de acercarnos. parece como una columna de humo que sale de los pisos más altos del edificio de Avianca… Le estamos dando la vuelta al edificio… Oh, no… Dios mío, esto no puede ser posible… hay mucha gente en la terraza del edificio… mueven desesperadamente los brazos… tratan de decirnos algo… el humo se eleva por muchos metros… Atención, las ventanas están rotas… tal vez desde el piso treinta hacia arriba… La torre de Avianca tiene como cuarenta pisos, tal vez más…

Momentos de la desesperación de los empleados del edificio de Avianca.

—Perdón Humberto —le interrumpí—. ¿Estás completamente seguro de lo que nos estás narrando?

—Bueno Armando, esto parece un incendio… ¿verdad capitán?

—Afirmativo —dijo Guingue.

—Guillermo, por favor, quédate en el sector mientras alertamos a las autoridades —le rogué—. Atención a todas las patrullas… emergencia en el edificio de Avianca… Confirmado… Urgente… Un incendio azota los pisos superiores de la torre de Avianca, por favor no utilicen la carrera séptima y eviten transitar por la Avenida Jiménez… Unidades en el sector, repórtense, al aire, inmediatamente.

A partir de ese momento la mayoría de las patrullas comenzaron a reportase, y sus señales de radio quedaron conectadas directamente a nuestra emisora.

—Aquí, 32-A, a la altura de la carrera 3 con 17. Me dirijo hacia allá, cambio.

—47-B, en la Jiménez con 11, recibido.

—Unidad 12, reportando. Don Armando, estoy en la Plaza de Bolívar… veo humo.

—Patrulla 61, Caracas con 19, rumbo al centro.

—Aquí 77, les habla el comandante, todo el personal en estado de alerta… Por esta frecuencia, sigan mis instrucciones… Unidades cerca del área, desvíen el tránsito… despejen tres cuadras a la redonda el edificio de Avianca… atención central…

—Diga mi comandante…

—Comuníqueme con la Policía, Bomberos, Cruz Roja y la Defensa Civil

—Como ordene mi comandante…

—Armando, aquí de nuevo el helicóptero. El capitán Guingue tiene una idea… Adelante, capitán.

—Gracias Guillermo. Atención a todos los pilotos de Helicol y la Fuerza Aérea: la mejor manera de evacuar a esta cantidad de gente es por medio de un puente aéreo hasta la Plaza de Bolívar…

—Excelente idea capitán, vamos a implementarla, cambio —contestó un alto oficial en la Central de Tránsito.

Miles de ciudadanos se agolparon en las calles para ver el siniestro.

Un poco más tarde, Guingue intentó aterrizar sobre el edificio, pero la multitud en su desesperación trató de aferrarse a los estribos del aparato. —¡Por favor… aléjense que esta vaina se puede caer! —exclamó angustiado Pieschacón Carreño. Cuando Guingue elevó la nave, la esperanza de salvación para esas personas se fue a los cielos.

Vía Libre, esa fatídica mañana del 23 de Julio de 1973, se extendió todo el día y parte de la noche. Nuestra transmisión fue encadenada simultáneamente por RCN, Caracol, Todelar y Super. Era la primera vez que una emisora tan pequeña lograba una cobertura tan extensa de una noticia de tanta magnitud.

La dinámica de nuestra transmisión con permanentes cambios a las patrullas, creó un efecto mágico para el oyente. Era increíble: teníamos señal desde las principales calles, avenidas, centros de salud, hospitales, anfiteatro, estaciones de policía y bomberos, Defensa Civil, Cruz Roja, la plaza de Bolívar y nuestro helicóptero.

Santiago Munévar Silva, gerente y director de Horizonte, y gran parte de los trabajadores de la emisora salieron a la calle e hicieron muy buenos informes a través de walkie talkies. Fue una transmisión histórica que llamó la atención del medio periodístico, mejoró la imagen de nuestra estación y nos dio una enorme satisfacción profesional. Una experiencia muy gratificante por el tipo de servicio que le préstamos a la comunidad. La tragedia lamentablemente arrojó varios muertos y medio centenar de heridos, pero gracias a la oportuna intervención de nuestro helicóptero, al trabajo coordinado de los cuerpos de rescate y al valor de los pilotos encabezados los capitanes Alberto Guingue y Jaime Roberto Niño, logramos evacuar sanos y salvos a por lo menos medio millar de personas.

Guingue fue condecorado dentro y fuera del país, y se le considera un auténtico héroe por su arrojo y valor al aterrizar en medio de densas columnas de humo. El hombre que dio la noticia, Humberto Pieschacón Carreño, infortunadamente pereció en un accidente de tránsito unos meses después cuando regresaba de Melgar.

La coincidencia de que ese día también viajara en el helicóptero un camarógrafo, nos permitió filmar todo el suceso para el documental de Bolivariana Films, «Crónica de un incendio» el cual, posteriormente, se presentó en las principales salas de cine del país…

Hoy 23 de Julio de 2023, exactamente cincuenta años después, considero este triste y lamentablemente evento como lo más significativo de mi carrera porque logramos salvar muchas personas; Hicimos una transmisión impactante que esta consignada como uno de los hitos más destacados en el libro 100 años de Historia de la Radio en Colombia, escrito por el periodista Antonio Pardo García.

Esta transmisión es considerada como un ejemplo de radio con responsabilidad social, y en lo personal, desde entonces me puso en el radar del periodismo colombiano.

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