Por Guillermo Romero Salamanca

Después del almuerzo, llegamos a su oficina en el segundo piso de Discos Fuentes en Guayabal, cerca del río, en Medellín.

Fue un almuerzo repleto de anécdotas, recuerdos musicales, pero sobre todo dejó impregnada la estancia con su blanca sonrisa.

Vestía impecable: Con su pantalón azul de paño, su camisa azul tenue de manga larga bien planchada, su corbata de seda bien anudada pasó por los escritorios donde las secretarias de la empresa manejaban los números de la primera disquera de Colombia.

Las hizo reír con un chiste, un apunte, un detalle o un trozo de canción.

Se acomodó en su escritorio de madera, miró la correspondencia y le causó sensación un sobre con estampillas norteamericanas. Sacó un corta papel del cajón central, cortó el papel, sacó una hoja y un cheque anexo. Abrió sus negros y su sonrisa mostró una alegría inusitada.

–Mira Guillo, me dijo, es un chequecito por las regalías por mi canción “El pescador de Barú” que sale unos segundos en la película “Peligro Inminente”, protagonizada por Harrison Ford y filmada en 1994.

–Bueno, ya es una figura en Hollywood.

–Hombre que va, pero ese chequecito me llega puntualmente, dijo modestamente, mientras dobló el valioso documento y lo metió en el bolsillo de su camisa.

Así era Isaac Villanueva o como le decían en Discos Fuentes, don Isa, viejo Isa o maestro Isa: un hombre sencillo, bonachón y compositor de manera instantánea. Tenía la composición en la mente. Si bien es cierto más de 600 canciones están registradas en las editoras y en Sayco, su producción que no fue grabada puede llegar a quintuplicarse.

Nació el 25 de abril de 1938 en Piojó, Atlántico y cuando tenía unos 15 años viajó a Barranquilla y obtuvo un trabajo como vendedor de discos en un almacén. Eso lo enamoró y supo, desde el primer momento, que la música sería su futuro.

Si buen don Curro Fuentes lo impulsó a grabar sus primeras canciones, fue don Antonio quien lo saludaba con una pregunta: “¿Isa, qué versitos tiene por ahí?”.

Y era verdad, el maestro Isa aprendió a componer con frases cortas, sonoras y que tuvieran algún sentido. Esos versitos se convirtieron luego en canciones y después en éxitos.

Si bien es cierto que no se sabe cuántas canciones compuso, mucho menos se sabrá a cuántas personas y músicos ayudó en su vida.

Un día escuchó al muchacho Joe Arroyo, le habló de grabar canciones y el inquieto vocalista, sin estudios, sin clases, ni ataduras, se marchó de Cartagena, dejando a su madre que ya había sido abandonada por su esposo. Joe quería un mundo mejor y partió a Sincelejo y después a Barranquilla. Fue como un ángel la aparición del maestro y compositor Isaac Villanueva –el creador de El Ausente, La cadenita y unas decenas de éxitos más—para Joe, quien al llegar a Medellín quedó en la nómina de Fruko y sus tesos.

Comenzaron los éxitos. “Cara de payaso”, “Lloviendo”, “El caminante” y el súper hit “Tania”. Grabó también con The Latin Brothers, “Dos caminos” y “Patrona de los reclusos», con Los Líderes dejó su voz en canciones como “Los barcos en la bahía” y “Rosa Angelina”.

Un día conoció al tres veces rey vallenato Alfredo Gutiérrez cuando lo llevó el maestro Calixto Ochoa a Medellín. “Yo sabía que él iba a triunfar y lo acomodé en mi casa donde vivió como un mes”, contaba, mientras sonreía.

En su oficina de Discos Fuentes.

Pero era con uno y con otro. Pasó muchas horas hablando con los músicos y dando lecciones. Uno de sus alumnos aventajados fue el maestro Fernando Jaramillo, fundador de Los Tupamaros.

Todo momento era precioso para componer. Uno de los temas más curiosos por todo lo que reunía fue “El Ausente”.

El maestro compositor de temas como “La machaca”, “Lo mío es mío”, “Los patulecos”, “Maruja”, “El pescador de Barú”, “Vení vení”– iba en un avión y después de la comida, comenzó a pensar en su regreso. Meditaba y en la servilleta escribió entonces: “Por qué es que te resientes si apenas he llegado, sabes que estaba ausente y mi amor no ha cambiado”.

Luego agregó: “He vuelto lleno de cariño y con ansias de amarte y quererte más. Si lloras por capricho o por melancolía olvida ya la pena y vive del presente”.

El viejo Isa guardó el papelito y luego en la casa, terminó la canción y se la presentó a Julio Estrada, Fruko, quien la grabó con Joe Arroyo. “El ausente” es uno de los temas salseros de mayor éxito en Colombia.

Con Pastor López y Efraín Acosta, el gran promotor y vendedor de discos.

Fue jurado del Festival Vallenato de Valledupar, de los Carnavales de Barranquilla y de cuanto encuentro musical lo invitaron.

Fueron más de 50 años de música y canciones, de llenar hojas, cuadernos y libretas con canciones.

Un día paró la producción como compositor porque explicó: “tengo tanta música por grabar que ya no me alcanza la vida”.

Este 26 de enero partió al cielo de los músicos, donde disfruta de sus canciones con sus cantantes que le antecedieron y con los músicos que están en la orquesta celestial.

Mil gracias maestro Isa, algún día Colombia comprenderá todo el valor que tuvo su vida para la grandeza del país.

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