El efecto placebo hace que nuestra salud mejore ante fármacos y procedimientos sin valor terapéutico real. ¿Por qué se da? ¿En qué se utiliza? Aquí te contamos todo al respecto.

¿Crees que la mente puede curar el cuerpo? ¿Te parece posible que nuestros pensamientos influyan en el dolor que sentimos o en las enfermedades que padecemos? Si esto te suena descabellado, te interesará conocer el fascinante efecto placebo.

Se trata de una realidad constatada empíricamente en numerosas ocasiones, pero que no deja de sorprender a investigadores y profesionales sanitarios. Si has tenido contacto con niños, o si recuerdas tu propia infancia, habrás comprobado cómo un beso de mamá o un curita producen un alivio casi inmediato del dolor, la angustia y el malestar.

Esto también nos ocurre a los adultos. Y es que, muchas veces, el simple hecho de ser examinados por un médico produce mejoría en nuestras dolencias. O, incluso, llegamos a sentirnos en verdad más activos y despejados tras tomar un café que, después comprobamos, era descafeinado.

¿Cómo es posible que todo esto suceda? El denominado efecto placebo ha sido estudiado desde hace décadas y, pese a que aún no se conoce en profundidad su mecanismo de acción, sí tenemos una idea aproximada de cómo funciona. A continuación, explicamos más al respecto.

¿Qué es el efecto placebo?

Se denomina placebo a toda sustancia, técnica o procedimiento que simula ser una terapia médica sin serlo en realidad. Por ejemplo, las pastillas de azúcar que se suministran tras convencer al paciente de que se trata de un medicamento activo. O las sesiones de acupuntura que se realizan sin que las agujas lleguen a presionar ningún punto útil.

Aplicadas en un contexto adecuado, estas intervenciones, que no tienen ninguna propiedad terapéutica, logran mejorar el estado de salud de la persona. En otras palabras, ocurre una mejoría con un procedimiento sin capacidad real de generarla.

Se estima que este fenómeno ocurre en un 35 % de la población, aproximadamente. No obstante, este porcentaje puede incrementarse en función de diversos factores. La reputación del médico, el entorno sanitario o el tipo de procedimiento que se aplica puede influir en sus efectos.

Por ejemplo, las inyecciones intravenosas parecen generar el efecto placebo en mayor proporción que la toma de medicamentos por vía oral.

¿Cómo funciona el efecto placebo en nuestro cerebro?

La pregunta que surge es, ¿Cómo es posible que suceda el efecto placebo? Pues bien, se han detectado dos vías que llevan al surgimiento del efecto placebo: las expectativas y el condicionamiento.

Respecto a la primera, podemos afirmar que las expectativas de curación desencadenan los procesos fisiológicos en el cuerpo que proporcionan alivio. Si la persona espera o cree que ese medicamento, técnica o procedimiento la curará, es probable que mejore.

Dichas expectativas pueden surgir porque confía en el tratamiento que cree estar recibiendo, porque la palabra del médico le genera confianza o solo por encontrarse en un entorno sanitario en el que se está atendiendo su afección.

Por medio de este mecanismo se ha logrado no solo un incremento del bienestar subjetivo, sino también modificaciones tangibles y observables, como una disminución de la presión cardíaca o un incremento en la secreción de opioides en el organismo.

Entre tanto, el condicionamiento clásico también desempeña un papel importante en el funcionamiento del efecto placebo. Este se produce cuando asociamos ciertos estímulos con determinadas respuestas o consecuencias.

Por ejemplo, si cuando nos duele la cabeza solemos tomar una pastilla y experimentamos mejora, ese alivio podrá producirse también al ingerir un comprimido similar, pero sin propiedades terapéuticas reales. Entonces, es la asociación entre procedimientos médicos y curación lo que logra estos cambios.

También existe el efecto nocebo

Sin embargo, el efecto placebo no siempre es positivo y beneficioso. También se ha demostrado que estos mismos mecanismos pueden generar lo que se conoce como efecto nocebo. Se trata de la aparición de consecuencias negativas que no se encuentran relacionadas con las propiedades del medicamento o del procedimiento aplicado.

Por ejemplo, si alguien espera que la supuesta medicación que está recibiendo tenga efectos secundarios, puede experimentarlos en su salud, aunque realmente no haya causa.

¿Cuándo se suele utilizar?

El efecto placebo tiene una especial importancia dentro del ámbito científico y sanitario. Y es que se utiliza en investigaciones y ensayos clínicos para probar la eficacia de nuevos medicamentos.

De este modo, se divide a los participantes en dos grupos: a uno se le suministra el fármaco (grupo control) y al otro un placebo. Así, el medicamento se considera válido cuando la mejoría es significativamente mayor en el grupo con medicamento que en el grupo control.

¿Qué hay que recordar sobre el efecto placebo?

Aunque en investigación el efecto placebo se utiliza como una medida de control, sus implicaciones en la vida diaria son importantes. Tengamos en cuenta que este fenómeno nos ilustra acerca de la importante relación entre el cuerpo y la mente.

Por lo tanto, nos abre una ventana al poderoso papel que desempeñan nuestras creencias y expectativas en la salud. Así pues, convirtamos nuestra mente en una aliada y cuidemos el contenido de nuestros pensamientos.

Por: Elena Sanz – psicóloga– elmundoalinstante.com

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