La risa es una expresión espontánea e involuntaria que se produce como respuesta a un estímulo sensorial de humor. No solo se relaciona con un instante de distensión y felicidad, también tiene efectos positivos a corto y largo plazo sobre la salud física y emocional. Numerosos estudios muestran que, aunque la risa por sí misma no cura enfermedades, puede ser una herramienta terapéutica coadyuvante en tratamientos médicos.
No todos nos reímos de las mismas cosas ni de la misma forma o con la misma intensidad, pero ese gesto espontáneo fortalece nuestro vínculo con otras personas, nos pone de buen humor y hasta puede mejorar nuestra respuesta al estrés. “Cuando reímos, la risa activa regiones del cerebro relacionadas con el placer, como el sistema límbico, y con funciones sociales, como la corteza prefrontal. Eso significa que no solo nos sentimos bien, sino que también nos acercamos más a los demás”, explica la neuropsicóloga Johanna Cabrejo, adscrita a Coomeva Medicina Prepagada.

No se trata solo de humor. La Dra. Cabrejo destaca también que “se ha observado que la risa mejora la oxigenación, ya que tomamos más aire, y eso puede beneficiar al corazón y los pulmones, aunque estos efectos suelen ser temporales”.
La risa se está usando en contextos clínicos como parte de terapias complementarias en geriatría, cuidados paliativos, oncología y salud mental. “Aunque la risa no cura enfermedades por sí sola, sí puede complementar tratamientos. Estudios muestran que reír puede ayudar a aliviar la sensación de dolor, mejorar la calidad del sueño y disminuir la presión arterial en algunos casos. Esto se debe a que, al reír, liberamos endorfinas que son como analgésicos naturales del cuerpo”, explica la Dra. Cabrejo.
Eso sí, no todas las risas son iguales, aclara la especialista de Coomeva Medicina Prepagada. Una risa fingida no es mala, pero no produce los mismos beneficios que la risa espontánea. Tampoco es lo mismo una risa burlona que una risa sincera, sobre todo si se comparte con otras personas. Algo tiene la risa que nos hace más accesibles y atractivos, genera más empatía y refuerza la conexión emocional. Una persona que ríe a menudo suele tener un círculo social amplio y fuerte, y tiene más probabilidades de tener una vida larga y sana en comparación con una persona con relaciones sociales débiles.
“Al igual que recetamos un medicamento, los médicos deberíamos recetar reír 10 o 15 minutos cada día, porque reír es gratis, no tiene efectos secundarios y puede ayudarnos a sobrellevar mejor los momentos difíciles. Aunque no reemplaza ningún tratamiento, incluir más momentos de humor y alegría en el día a día puede hacer una gran diferencia en nuestra calidad de vida”, concluye la Dra. Cabrejo.

10 CURIOSIDADES SOBRE LA RISA
- La risa es contagiosa: Literalmente. Está comprobado que reímos más cuando estamos en compañía que cuando estamos solos. Esto no es casual: nuestro cerebro responde a la risa de otros gracias a las llamadas ‘neuronas espejo’, que nos impulsan a imitar y compartir emociones.
- Los bebés ríen antes de hablar: La risa aparece alrededor de los 3 o 4 meses de edad, mucho antes de que los bebés puedan pronunciar su primera palabra.
- No todas las risas suenan igual: Hay más de 50 tipos distintos de risa, desde una risita tímida hasta una carcajada sonora. Y cada una expresa algo diferente. Un estudio publicado en 2015 demostró que se puede identificar si dos personas que ríen al mismo tiempo son amigas o desconocidas solo por su manera de reír.
- Reímos más en grupo: Las personas tienen hasta 30 veces más probabilidades de reírse cuando están acompañadas que cuando están solas.
- Los animales también ríen: Se pensaba que la risa era exclusiva de los humanos, pero estudios recientes muestran que algunos primates, como los chimpancés y gorilas, emiten sonidos similares a la risa durante el juego. Incluso las ratas emiten una especie de «risa ultrasónica» durante el juego o al ser acariciadas.
- El cerebro sabe si la risa es falsa o real: Usamos diferentes áreas cerebrales para procesar una risa genuina y una forzada. Sí, nuestro cerebro lo nota.
- Tendemos a reír menos con la edad: Con la edad, empezamos a reírnos menos veces y con menos intensidad, a pesar de que las personas mayores disfrutan más del humor que las personas jóvenes. Eso sí, si quieres hacer reír a adultos mayores, no hagas chistes agresivos y mucho menos relacionados con la edad.
- La risa incide positivamente en la atención y el aprendizaje: En niños y adultos mayores, la risa como parte de una terapia basada en el juego puede activar circuitos cerebrales que ayudan en procesos como la atención, la memoria emocional y la flexibilidad cognitiva. Además, al reír se reducen niveles de cortisol (la hormona del estrés) y aumentan sustancias como la dopamina, lo que tiene un impacto positivo en el estado de ánimo y en el aprendizaje.
- El humor activa el sistema de recompensas del cerebro: Cuando algo nos hace reír, se activan zonas como el núcleo accumbens, que también responden a estímulos como el chocolate o la música.
- Reír puede alargar la vida: Estudios muestran que las personas con buen sentido del humor tienden a vivir más tiempo, especialmente en condiciones de estrés o enfermedad.
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