Por Guillermo Romero Salamanca
El trabajo es arduo. Se labora sin descanso. Acá y allá. Hasta esta primera semana de abril más de 65 mil colombianos han perdido la vida víctimas del Covid-19, miles han sobrevivido, pero han quedado con secuelas, otros han soportado estoicamente la enfermedad.
Hace un año nadie sabía de la gravedad del asunto. Aún no se conoce con exactitud el origen de la enfermedad. Hasta hace poco menos de seis meses se han encontrado soluciones con vacunas, luego de experimentos de unos cuantos laboratorios.
La fabricación de dosis para 7 mil millones de habitantes ha sido una labor titánica, más aún su distribución y su aplicación. La OMS ha solicitado más oportunidades a los países pobres, mayores labores para tener la vacuna permitir que los derechos sean libres y acabar con la tramitología.
Las vacunas requieren refrigeración, traslado especial y aplicación con profesionales de la salud.
Funcionarios, médicos, enfermeros, se han metido en la tarea de sacar adelante esta labor, agradecida por unos, atacada por otros y con indiferencia por muchos.
Críticas van y vienen. Aún hay personas que no creen en la pandemia ni mucho menos en la vacuna. A pesar de miles de anuncios en todas las redes, medios de comunicación y voz a voz no guardan el distanciamiento social, ni usan taba pocas, ni mucho menos se lavan las manos.
Existe una lista interminable de personalidades que han laborado en esta pandemia, luchando contra el Covid-19, enfrentándose a miles de realidades, exponiendo sus vidas, trasladándose acá y allá, buscando soluciones y trabajando por Colombia, porque la consigna es que “de esta salimos todos y salimos bien” y, desde luego, quedarán en el corazón de los colombianos. Por ahora presentamos esta lista de diez héroes colombianos.
Fernando Ruiz Gómez, ministro de Salud y Protección Social
Sobre los hombros del ministro de Salud y Protección Social, Fernando Ruiz Gómez, ha recaído buena parte de la responsabilidad para enfrentar el COVID-19 en el país y que se acceda de manera oportuna a las vacunas para mitigar el virus que ha cobrado más de dos millones de vidas en el mundo.
Una misión “titánica” que asumió con la responsabilidad de trabajar para proteger la salud y de la vida de los colombianos, en medio de la feroz pandemia para que el mundo no estaba preparado. Y es que en marzo de 2020, justo para su posesión en el cargo, Colombia apenas se preparaba para encarar la posible llegada del coronavirus.
En su primer año frente al timón de la cartera de salud, su labor se ha visto destacada por el fortalecimiento del sistema y que en los 32 departamentos del territorial nacional se cuente con los recursos, la capacidad instalada y el personal necesario, para evitar un colapso, tras la alta demanda de los servicios requeridos por los pacientes.
En este sentido, el médico egresado de la Universidad Javeriana y máster en Salud Pública y Salud Ocupacional de la Harvard School of Public Health, en Boston, ha liderado, entre otros, los procesos de expansión de camas de unidades intensivos, camas de cuidados intermedios y de hospitalización.
Además, desde el Ministerio ha gestionado mejoras en infraestructura y dotación requeridas por algunos centros asistenciales, así como el pago y la capacitación al personal médico. Todas estas tareas, sin descuidar por un segundo, las medidas para la atención de la pandemia.
El ministro es conocedor del sector, el cual ha estudiado desde los distintos cargos y responsabilidades que ha asumido a lo largo de su ejercicio profesional, donde se ha desempeñado además como investigador en sistemas y servicios de salud durante más de 20 años.
Fue viceministro de Salud y autor de varios libros, entre ellos ‘La Equidad en Salud para Colombia, brechas internacionales y territoriales’ y ‘Los Recursos Humanos de Salud en Colombia: Balance, Competencias y Prospectiva’, así como de artículos en revistas científicas.
Fabio Aristizábal Ángel, Superintendente Nacional de Salud
La misión del Superintendente Nacional de Salud, Fabio Aristizábal Ángel, no ha sido inferior a los desafíos planteados por la pandemia, y el trabajo de la entidad que dirige, se ha caracterizado por la adopción de medidas, con la filigrana necesaria, para que se garantice con oportunidad la atención a los usuarios del sistema de salud.
Bajo la lupa del Súper ha estado la vigilancia y el control para que tanto aseguradores y prestadores cumplan con las solicitudes de las pacientes relacionadas con la toma y entrega del examen del covid-19, la entrega de los medicamentos, la prestación de los servicios médicos generales y especializados, en las unidades de cuidado crítico, y el proceso de vacunación.
Desde la Supersalud, el funcionario con más de 25 años de experiencia en el sector, emprendió el rescate de seis hospitales públicos deteriorados para volverlos referentes en sus regiones. Los centros asistenciales fueron intervenidos durante la pandemia, porque representaban un riesgo para la atención en los departamentos donde operan.
Algunos de los logros más significativos en estas instituciones han sido el aumento de las camas para la atención de pacientes en cuidados intensivos, la dotación de equipos médicos y elementos de protección personal y la recuperación de la cartera.
Acciones que hacen parte de un trabajo articulado con el Gobierno Nacional, las administraciones locales, departamentales y el sector privado.
También, desde la Superintendencia se han liderado acciones para oxigenar la red de prestación de servicios del país, a través de las mesas de flujos de recursos y jornadas de conciliación entre IPS e EPS y entidades territoriales. Los resultados, más de un billón de pesos para hospitales y clínicas.
El Superintendente, comprometido con la defensa de los usuarios, ha tomado medidas para depurar del sistema de la salud a las EPS que no cumplen a sus afiliados y también impartió ejemplares sanciones contra los actores que no ven la salud como un derecho fundamental.
Aristizábal Ángel es odontólogo y especialista en Gerencia Hospitalaria de la Universidad Eafit y en Gerencia de la Seguridad Social de la Universidad CES, con estudios en Alta Gerencia Pública, ha reiterado que se requiere “bondad” para avanzar en la consolidación del sistema de salud.
Su compromiso con el país y vocación del servicio lo llevaron a liderar en medio de la pandemia la ‘Misión Colombia’. La iniciativa ha llegado hasta los hospitales de seis departamentos, donde se requería fortalecer la atención con profesionales especializados, en las unidades de cuidado intensivo.
El Superitentende es considerado como uno de los más experimentados y estudiosos del sistema, tiene una extensa experiencia como secretario de salud, gerente hospitalario, gerente de aseguradoras, corredor de seguros, lo que le permite una visión holística de la salud del país.
Camilo Ramírez, interventor de la Nueva ESE San Francisco de Asís
Aunque el pacífico colombiano no le era desconocido por su trabajo como oficial de en la Armada Nacional, durante cerca de 30 años, el hoy interventor de la Nueva ESE Hospital San Francisco de Asís, Camilo Eduardo Ramírez, nunca imaginó que su regreso al Chocó sería con el objetivo de rescatar la principal institución asistencial del departamento, ubicada en Quibdó, y menos, que el reto lo debía cumplir en plena pandemia.
Del hospital, el administrador maritimo y portuario con especialización en Gerencia de la Salud, había escuchado meses atrás que “se necesitaba un verdadero milagro para que la población fuera atendida en condiciones dignas”.
“El hospital parece de todo, menos una institución donde se salvan vidas”, recuerda el interventor que era la frase que retumbaba en su mente, durante su viaje a Quibdó, hasta donde llegó el pasado 11 de junio, con el compromiso de cambiar la realidad que ha afectado por décadas al centro médico.
Al hacerse cargo del San Francisco de Asís, comprobó, que el panorama no era lejano a lo que había escuchado: falta de medicamentos, malas prácticas higiénicas, deudas con el personal médico, una verdadera “situación insostenible” y todo en medio del brote por el virus.
No había pasado una semana, desde su llegada, cuando la planta eléctrica y de oxígeno clamaban por su mantenimiento; los dos servicios estaban a punto de colapsar. A los médicos y enfermeras les debían cinco meses de salarios por lo que estaba en marcha un cese de actividades, y los proveedores de insumos y medicamentos amenazaban con cerrar sus envíos.
Convencido de que, para los grandes males hay grandes soluciones, comenzó su gestión para que el personal contara con lo más básico en un hospital; sus elementos de protección personal. Asimismo, que los pacientes accedieran a los servicios en un lugar limpio, con tratamientos seguros, y que los trajadores y proveedores recuperaran la confianza en el hospital.
En la búsqueda inmediata de un punto del equilibrio, gestionó más de cinco mil millones para el pago de salarios atrasados, se garantizaron los insumos y medicamentos, y avanzó en la recuperación y habilitación de nuevos servicios.
La pandemia no daba tregua, y como si fuera poco, el hospital no contaba con la Unidad de Cuidados Intensivos. Sin embargo, el Ministerio de Salud y Protección envió 10 ventiladores, se adecuó el lugar para la atención especializada, y con la gestión de la Superintendencia Nacional de Salud, llegó una misión médica de profesionales voluntarios, que permitieron que el hospital en toda su historia, contará por primera vez, con el servicio para cuidado crítico. Los misioneros también apoyaron con la capacitación del personal del nuevo centro hospitalario en manejo de cuidados intensivos.
Hoy, el Agente Interventor tiene proyectado que el hospital cuente con 30 camas en la Unidad de Cuidados Intensivos, que los usuarios y trabajadores del hospital se sientan a gusto con la institución asistencial, y se recuperen todos los indicadores que permitan robustecer la entidad.
Juan Diego Guerrero Molina, enfermero de la ‘Misión Colombia’
Cuando el brote de la pandemia estaba en el máximo nivel de propagación en el Amazonas, un grupo de profesionales con el liderazgo de la Superintendencia Salud y el apoyo del Grupo Ospedale, le dieron vida a una misión médica que busca fortalecer la atención en los hospitales del país, más golpeados por el coronavirus.
Los misioneros han sacrificado el tiempo con su familia y se han expuesto a largas jornadas de trabajo, incluso, algunos han resultado contagiados, pero ese no ha sido impedimento para levantarse con más fuerza y seguir ayudando a los pacientes.
Los profesionales de la misión médica entre quienes se encuentran médicos, enfermeras, auxiliares y terapeutas, aseguran con agrado que no les importa llegar a lugares desconocidos y municipios de difícil acceso para atender a miles de personas afectadas por el virus, como les ocurrió en Amazonas y Quibdó.
Juan Diego Guerrero Molina, enfermero de la Clínica La Estancia de Popayán, hace parte de esta iniciativa y representa a 140 voluntarios que han hecho ya presencia en seis departamentos del país con el reto de salvar vidas. Actualmente, el profesional junto a otros compañeros atiende un pabellón contra el covid-19, en el hospital La María de la ciudad de Medellín.
Su vocación de servicio, y haber vivido un pico de la pandemia en la capital del Cauca lo motivaron a participar en la convocatoria para sumarse a la ‘Misión Colombia’, como se le denominó al proyecto.
“En Medellín nos hemos encontrado con una inmensa necesidad de atención. Recuerdo que un profesor en la universidad me dijo “que atendiera a los pacientes como si fuera mi madre y eso es lo que trato de hacer”, cuenta el enfermero, al asegurar que, desde hace año y medio, no se encuentra con su familia para prevenir un posible riesgo de contagio.
Melisa del Pilar Julio Yepes, oficial médico del Ejército Nacional
Es barranquillera y adelantó estudios en la Escuela Latinoamericana de Medicina en Cuba. Desde el 2016, ingresó al Ejército Nacional, y desde su cargo, brinda apoyo médico en los batallones que conforman la Sexta Brigada.
Desde el inicio de la pandemia se desplazó por diferentes regiones del país, especialmente, en la zona rural, para socializar con los militares las medidas de protección y los cuidados que se debían adoptar tras la llegada de la pandemia.
“Cuando un soldado se enferma, el personal de salud se encarga de la atención y suministrarle los medicamentos o gestionar los traslados de ser necesarios”, cuenta la profesional de la salud.
Recuerda que uno de los momentos más angustiantes fue cuando su grupo de trabajo tuvo que enfrentar un brote que afectó a más de 90 soldados en Piedras, Tolima. Afortunadamente, los uniformados contaron con la atención de sanidad militar y lograron derrotaron el virus.
Sin embargo, durante su actividad, la impotencia también se ha hecho presente cuando llegó el pico del virus al Tolima y encontrar una cama para cuidados intensivos parecía un imposible.
El esfuerzo que hace el personal de salud al interior de las guarniciones militares es recompensado con noticias alentadoras, como la recuperación de un soldado que ha sido víctima del virus y logró superar la enfermedad.
La doctora Melisa del Pilar espera muy pronto reencontrarse con su familia, que sus compañeros se sigan cuidando, y de ser necesario, contar la suficiente energía para seguirse desplazando y atender a los soldados, que hoy requieren un voz de esperanza mientras el coronavirus sea derrotado.
Hermana María Inés Delgado, defensora de los pacientes
La voz de la hermana María Inés Delgado se ha escuchado más fuerte durante la pandemia, para defender a miles de pacientes que a diario requieren autorizaciones, la entrega de medicamentos o una cama para cuidados intensivos, en cualquier región del país.
Es integrante de la comunidad de las Bethlemitas, y durante muchos años ha trabajado para que el dolor humano no pase desapercibido frente al país y a los actores del sistema de salud.
La religiosa, aunque reconoce los avances para la atención de la emergencia sanitaria no baja la guardia para dedicar su vida a ayudar a los pacientes, que recurren a ella para ser representados.
La hermana María Inés Delgado es receptora de un trasplante de hígado de donante cadavérico, es decir: alguien que falleció con el órgano sano la libró de su sentencia de muerte. Actualmente, preside una fundación que protege los derechos de los pacientes renales y hepáticos.
Roberto Sandoval Fontalvo, médico del Hospital San Rafael de Leticia
Roberto Sandoval Fontalvo o “el doctor covid” como es reconocido en la capital del Amazonas, por la valentia y compromiso que ha demostrando de cara a la pandemia, es oriundo de Soledad, Atlantico, y se hizo médico hace cuatro años.
Sus servicios profesionales comenzaron en la vereda La Carpa, en el departamento del Guaviare, y después de dos años trabajo, viajó al hospital San Rafael de Leticia. Desde el inicio de la pandemia es uno de los primeros médicos en llegar a la entidad y de los últimos en salir.
Sin guantes, con pocos medicamentos y sin tapabocas, junto a sus compañeros, debieron enfrentar inicialmente la pandemia, lo que les significó arriesgar hasta sus propias vidas. Los pacientes que llegan a diario al hospital se han convertido en su familia, y los cuida como si fueran uno de los suyos.
Dice que la pandemia le ha dejado cientos de historias por contar y considera que “los verdaderos valientes” son quienes se protegen y ayudar para que el virus no se multiplique.
Aunque el hospital San Rafael de Leticia, hoy tiene un nuevo rostro y se encuentra al día con medicamentos e insumos, gracias a que fue intervenido por la Superintendencia Nacional de Salud, en pleno pico de la pandemia, el “doctor covid” les pide a los ciudadanos que no bajen y la guardia contra el feroz virus, y se sigan cuidando.
Christian Daes, empresario de Tecnoglass
Desde la llegada de la pandemia, el empresario barranquillero, Christian Daes, anunció que lo más importante fue darles una mano a sus colaboradores, y que el equipo humano de compañía contara con las garantías para afrontar cualquier tipo de situación.
En este sentido, desde el primer día del aislamiento obligatorio la compañía se aseguró que sus 5.700 empleados recibieran su sueldo completo, y en caso de contagios contaran con los medicamentos y atención oportuna.
El empresario también ratificó su compromiso con la entrega de ayudas en medio de la crisis, entre la que sobresalen la entrega de elementos de protección personal, 2.200 toneladas de alimentos.
Carlos Álvarez
El profesor de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), quien fue designado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como coordinador nacional de estudios sobre COVID-19, estará al frente de esta iniciativa en la que se evaluará la efectividad de cuatro medicamentos potenciales para tratar dicha enfermedad.
Ante la invitación que se le hizo al país para hacer parte de estos estudios internacionales con los que el organismo internacional busca hacerle frente a la pandemia ocasionada por la propagación del Sars-Cov-2, la OMS le encargó al doctor Álvarez coordinar los estudios que se adelanten en Colombia desde los centros de investigación, hospitales y clínicas que se vinculen.
“Mi tarea consiste en alinear los diferentes centros que hacen investigación clínica y tienen expertos en estos procesos para poder reclutar pacientes en los diferentes hospitales”, detalla el profesor, quien indica que los participantes deberán cumplir con las condiciones establecidas en los protocolos de la OMS.
“El virus está ahí y nosotros seguimos siendo susceptibles. Si lo que tenemos que hacer es volver a una nueva normalidad, eso es volver a nuestras actividades diarias, pero con unas condiciones diferentes. Hay cosas que no sabemos del virus y otras que sí. En este momento, sabemos que el riesgo de contagio es igual para toda la población. Pero, desafortunadamente, a medida que aumenta la edad, especialmente por encima de los 50 años, el riesgo de complicación es mucho mayor”, explicó el experto.
Pese a que muchas variables frente al comportamiento del nuevo coronavirus siguen siendo desconocidas, hay medidas preventivas que han demostrado su eficacia ante el contagio del covid-19. Álvarez asegura que su total cumplimiento frenará significativamente la propagación del virus en el país.
“La primera cosa es el lavado frecuente de manos. El segundo punto es el uso del tapabocas, porque usted puede sentirse bien y aun así transmitir el virus. El tercer punto es mantener la distancia de dos metros entre personas y, por último, desinfectar las zonas comunes en el trabajo o en casa que puedan estar contaminadas”.
Verónica Luz Machado
Verónica Luz Machado Torres, una de las más carismáticas y emblemáticas jefes de enfermería del Hospital Universitario de Sincelejo (HUS), se convirtió en la primera colombiana en recibir la vacuna contra el Covid-19.
Verónica es un ejemplo de la lucha que han enfrentado millones de trabajadores de la salud en Colombia durante esta pandemia, toda vez que ha estado en la primera línea de defensa y desde hace tres años es jefe de enfermeras en la Unidad de Cuidados Intensivos del centro asistencial.
La enfermera Machado Torres, oriunda de Buenavista (Sucre), es una de las trabajadoras de mayor trayectoria laboral en el hospital, como quiera que durante 22 años ha puesto al servicio de miles de usuarios todo su conocimiento, pasión y carisma.
“La vacunación es una luz después de tanto sufrimiento durante este año complejo para el país y estoy muy agradecida de tener esta oportunidad de ser la primera en ser vacunada entre miles de personas que estábamos esperando este gran día vacuna”, dijo esta representante de los trabajadores que, como ella, han arriesgado sus vidas por salvar las de otros.
Verónica, quien paradójicamente ha aplicado miles de inyecciones a lo largo de su vida en el hospital, recibió el primer pinchazo en Colombia el pasado 17 de febrero.
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